Librepensadores

La guerra nuclear no es un juego

Juan José Torres Núñez

The little girl asked her doll why do men make bombs?

The doll said that is the biggest question in the universe

[La niña le preguntó a su muñeca ¿por qué los hombres hacen bombas?

La muñeca dijo: esa es la pregunta más grande en el universo]

Edward Bond

__________

En el mundo en que vivimos no podemos olvidar el peligro de una amenaza constante de guerra nuclear que crece exponencialmente. Así lo ha entendido también el conocido periodista australiano John Pilger, que ha pedido que actuemos contra este olvido para recordar al mundo la difícil salida del laberinto nuclear en donde nos hemos metido. Los peligros que nos acechan obligan a una desnuclearización, por imposible que parezca, y a la configuración de un Nuevo Paradigma con las nuevas estrategias que nuestro mundo multipolar necesita. Esto podría salvarnos de un holocausto nuclear lleno de “furia y fuego”, que irremediablemente nos espera si seguimos por este camino de “estrategias para ganar una guerra nuclear”, como si se tratara de jugar con una videoconsola. No. La guerra nuclear no es un juego, y como alguien ha sentenciado, “si no abolimos las armas nucleares, ellas nos abolirán a nosotros”.

Este mensaje lo ha entendido muy bien la congresista estadounidense, Tulsi Gabbard. Cada vez que habla esta mujer inteligente, de trato sencillo y sonrisa fácil, como la describí en mi artículo La paloma y el halcón, el cielo se llena de palomas mensajeras. Habla mucho de la paz y siempre está dispuesta a denunciar con coraje y valentía los problemas más urgentes de nuestro mundo. Sus palabras transmiten bondad, sinceridad y sencillez. Y así lo acaba de demostrar recientemente cuando ha condenado la mentalidad de cambio de régimen que todavía existe en Washington. Al referirse a Corea del Norte, se ha manifestado en contra de la política del presidente Donald Trump y del Pentágono, afirmando que “la política de cambio de régimen es la razón por la que Corea del Norte ve las armas nucleares como el único elemento disuasorio contra un ataque de Estados Unidos”. Tulsi nos trae a la memoria la amenaza nuclear durante la Guerra Fría y lo poco que faltó para una guerra con la Unión Soviética por la crisis de los misiles en Cuba. Y nos explica que Kim Jong-un sabe muy bien lo que ha pasado en Irak y Libia. Por eso subraya de forma taxativa que “la paz con Corea del Norte necesita inmediatamente conversaciones directas, sin condiciones previas”. No debe sorprendernos que Helga Zepp haya pedido “despedir a Jim Mattis y que se nombre Secretaria de Defensa a Tulsi Gabbard”. Yo iría más lejos: que se nombre presidenta de Estados Unidos. La humanidad dormiría más tranquila.

Esta petición de la señora Helga Zepp se debe a una reacción provocada por los documentos inflamatorios presentados por Trump sobre la estrategia de seguridad de EE UU, en los que reaviva una carrera armamentista de consecuencias imprevisibles, aunque fáciles de intuir. Se trata de la nueva Estrategia de Seguridad Nacional (NSS, por sus siglas en inglés, del 18 de diciembre de 2017), la Estrategia de Defensa Nacional (NDS, del 19 de enero de 2018) y la Revisión de la Postura Nuclear (NPR, del 2 de febrero de 2018). En todos estos informes repetitivos, de lectura aburrida por su tono agresivo y por su esquizofrenia belicista, se proclama “la paz a través de la fuerza”. Pero en realidad los documentos no hablan de paz, sino de guerra. Trump actúa como portavoz del Pentágono y del grupo de presión del complejo militar-industrial. Esta política global que nos conduce a una guerra termonuclear se puede evitar con “la paz a través del desarrollo”, que ofrece la Nueva Ruta de la Seda y la cooperación con China y Rusia. Esta paz sí es una aspiración común de toda la humanidad.

El NSS es un documento estratégico de Trump sobre la geopolítica imperial de Estados Unidos. Trump nos presenta una visión aterradora del mundo, protegiendo los derechos soberanos de su nación, y al mismo tiempo se atribuye el derecho de invadir cualquier país de la Tierra que no quiera vivir bajo el yugo de EE UU. También nos dice que su país ayudará a las naciones independientes  y soberanas para que mantengan su prosperidad, su libertad y la paz. Que le pregunten a los millones de refugiados que con sus países bombardeados han tenido que salir corriendo del infierno, después de perder sus propiedades y su dignidad. El documento está lleno de contradicciones. Trump se dirige a su país para explicar la necesidad de rearmar la nación. Empieza hablando de America First y concluye afirmando que su estrategia está guiada por el “principled Realism”, es decir, está basada en los principios estadounidenses de llevar la paz y la prosperidad a todo el mundo, recordando que América es y seguirá siendo el policía del mundo. Hablar de paz y prosperidad reactivando al mismo tiempo la carrera armamentista es hablar de guerra. ¿Qué va a pasar con este nuevo rearme cuando caduque el Tratado START en 2021? En las 68 páginas del documento se repite que “el Ejército de Estados Unidos sigue siendo el más fuerte del mundo”. Su tarea consiste en “asegurar la continuidad de su superioridad militar” porque su Constitución concede “poderes específicos para proteger sus derechos y libertades que Dios les ha conferido”. La lectura de estas frases nos da la impresión de que su Dios es muy injusto. Que le pregunten a los tres millones de personas que murieron en Vietnam en una guerra criminal, como todas las guerras, o a las miles de personas que murieron en el ataque nuclear a Hiroshima y Nagasaki en Japón. Lo que en realidad el Pentágono quiere con este documento es más dinero para construir armas nucleares que sean aún más letales.

En el resto de los documentos encontramos una variación del mismo tema: la necesidad de modernizar y crear nuevas armas nucleares para mantener la hegemonía de Estados Unidos. Según Trump, el mundo está lleno de enemigos que se están uniendo para conspirar contra América. Este eje del mal lo encabezan Rusia, China, Corea del Norte e Irán (que ni siquiera tiene armas nucleares). Una lectura detenida del documento NPR muestra el peligro de una guerra permanente y la justificación de una guerra nuclear. La guerra permanente conduce a la posibilidad de un conflicto entre EE UU y Rusia. Por esta razón Rusia ha contestado  que “hay un mensaje de confrontación” y espera que “Washington sea consciente del nivel de peligro”. Y China pide a Estados Unidos que abandone los “conceptos obsoletos como la mentalidad de la Guerra Fría”. También especifica que “el arsenal atómico chino tiene un objetivo disuasorio”.

Sin querer entrar en la evaluación del número de cabezas nucleares que hay en el mundo, un tema escalofriante (los lectores interesados pueden consultar el SIPRI de 2017, el Instituto de Investigación para la Paz de Estocolmo), y sin ser expertos, todos sabemos que no necesitamos armas nucleares. Andy Weber, en su artículo Trump Call for New Nukes Will Make America Less Safe, mantiene que la llamada de Trump al rearme nuclear hará que América sea menos segura. Y advierte que con el NPR de Trump “habrá un tsunami de gastos en la modernización de armas nucleares” en los próximos años. Jonathan Marshall, en su artículo Budget Woes Sign of a Dysfunctional Empire, está convencido de que el presupuesto militar de Estados Unidos que se justifica para mantenerse como policía del mundo es insostenible, sobre todo cuando sabemos que Estados Unidos “gasta más del doble que Rusia y China”. Y que el presupuesto de “los 15 siguientes países nucleares son aliados de Estados Unidos”. Además, señala que “con casi 800 bases militares estadounidenses estacionadas en 172 países, Estados Unidos es el imperio más grande que el mundo ha conocido”. Nicolas J.S. Davies, en su artículo U.S. Empire Still Incoherent After All These Years señala que “el Gigante Militar [EE UU] solo puede destruir y causar caos, nunca reconstruir o restaurar el orden”. Si echamos un vistazo a los países que ha invadido, vemos que EE UU representa la amenaza más grande para la paz en el mundo.

A la llamada al rearme nuclear que Trump pide para fight and win [luchar y ganar], el dramaturgo inglés Edward Bond responde con mucha más sabiduría en los siguientes versos:

 It is a species war                        [Es una guerra de la especie humana

 Species war is total                       La guerra de la especie humana es total

El Congreso reclama un plan para el cierre de las centrales nucleares

El Congreso reclama un plan para el cierre de las centrales nucleares

 Species war cannot be won        La guerra de la especie humana no se puede ganar

 No victor and vanquished          No hay ni vencedores ni vencidos] ______

Juan José Torres Núñez es socio de infoLibre

Más sobre este tema
stats