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El fascismo no dormía

Tomàs Garcia-Espot

Algunos políticos, especialmente el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, han acusado al independentismo catalán de “despertar el fantasma del fascismo”. Dicha afirmación por parte del líder de la formación morada fue un duro golpe para los independentistas, pero sobre todo por todas aquellas personas de izquierdas que creen que el fascismo es una de las peores lacras en este país.

A veces me pregunto si Iglesias realmente pensaba lo que estaba diciendo. ¿Quizás lo dijo porque estaba en plena campaña electoral y necesitaba ganar votos? Aunque fuera por eso, desde mi punto de vista me parece un ejemplo de amnesia por su parte. Como líder de la izquierda en España y por su condición de antifascista debería saber que el llamado “fantasma del fascismo” no estaba durmiendo. Es más, ni siquiera se trata de un fantasma.

El fascismo, por mucho que algunos se empeñen en negarlo, está vivo en este país. Sobrevivió a la Transición que tantos consideran modélica. Continuó existiendo cuando se quiso olvidar a las miles de víctimas republicanas que seguían (y siguen) en las cunetas. Consiguió mantenerse gracias a los que mandaban durante la sangrienta dictadura de Franco, y ya en democracia continuaron mandando haciéndose pasar por demócratas. El fascismo en España nunca ha muerto, puesto que aun se sigue venerando a sus líderes.

El fascismo ha sido tolerado, ha sido mimado por la clase política y ha sido utilizado como punta de lanza cuando a los herederos del franquismo les ha parecido conveniente. El hecho de que el fascismo haya salido a la calle a raíz del proceso independentista es porque se le ha permitido campar a sus anchas sin temor a represalias mientras que gente que solo quiere dar voz a su pueblo es enviada a prisión con cargos inventados. El fascismo es impune en España y quien crea lo contrario se engaña a si mismo. Y si no me creen, intenten entrar con una bandera nazi o preconstitucional en un estadio de fútbol y ya verán como no les dirán nada. En cambio si quisieran entrar con una bandera estelada la policía se les echaría encima nada más entrar por la puerta.

Pese a que Pablo Iglesias diga que el fascismo estaba durmiendo, 88 personas han muerto desde 1990 en España a manos de la ultraderecha. Eso no es que esté dormido, significa que ha estado despierto todo este tiempo. Y no solo está más despierto que nunca, sino que además el fascismo está más protegido que nunca. Los ultras que asaltaron violentamente el centro cultura Blanquerna de Madrid en 2013 no han ido a la cárcel. Los fascistas que amenazaron de muerte al fotoperiodista Jordi Borràs no han ido a la cárcel. Los nazis que agredieron brutalmente a un chico en Valencia el pasado 9 de octubre no han pisado un juzgado por lo que hicieron.

Los que están a punto de entrar en prisión son los raperos Pablo Hasél y Valtonyc, simplemente por unas canciones. Los que están ya encarcelados son Jordi Cuixart, Jordi Sánchez, Oriol Junqueras y Joaquim Forn, solo por dejar que su pueblo decidiera su futuro. Los que siguen en la cárcel y son acusados de delitos de odio son muchos antifascistas que solo han querido parar esa enfermedad que se mueve impunemente por España y que se llama fascismo, que se ido ha alimentado por la falta de memoria y por la ignorancia de mucha gente. Señoras y señores, aquí hay algo que funciona muy mal.  _____

Tomàs Garcia-Espot es socio de infoLibre 

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