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Rajoy y el exagente envenenado

Juan José Torres Núñez

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se ha unido precipitadamente al grupo de países europeos que han condenado a Rusia a partir de las acusaciones, sin pruebas, del Reino Unido por el envenenamiento del exagente Serguéi Skripal y su hija Yulia, sin respetar el derecho internacional y la presunción de inocencia. Al colocar a España en ese grupo de países, Rajoy ha actuado exactamente igual que el expresidente Aznar al decir que Rusia es responsable de este triste caso porque ha utilizado un veneno de destrucción masiva, como Theresa May lo ha querido interpretar. Rajoy, como buen jinete español y muy español, se ha montado en su caballo y se ha ido con la señora May a galopar, a galopar con su caballo cuatralbo. Nuestro jinete lleva en la montura la cruz de la verdad y con May no deja de cabalgar y cabalgar.

La pena de todo este caso es que Rajoy está galopando con la señora May, una persona que ha perdido el sentido de la realidad, un halcón que puede empezar una guerra contra Rusia, aunque sea termonuclear, para demostrar al mundo entero que el imperio británico –que está en sus estertores– sigue vivo y coleando (véanse mis artículos La paloma y el halcón y La provocación de Theresa May). Y es una pena, decía, porque Rajoy está hoy cabalgando por las llanuras de nuestra España de quijotes, gracias a que otros jinetes del pueblo, que aseveran que son “la izquierda”, permitieron que nuestro jinete español hoy nos represente en este teatro de vanidades y mentiras que es el mundo en que vivimos. Esos jinetes que dicen que son “la izquierda” cabalgan con Rajoy y puede que se caigan del caballo porque hace tiempo que dejaron de ser los jinetes del pueblo.

Nuestro jinete español galopa con la señora May por las tierras de España en donde mucha gente tiene una economía que no les permite llegar a fin de mes, trabajando –los que pueden– para  poder vivir no viviendo. Pero Rajoy se ha puesto a cabalgar con May para arreglar los males del mundo y así han arremetido contra los molinos de viento, haciendo pedazos las velas con sus lanzas envenenadas y afirmando por toda Europa que los molinos son gigantes que hay que matar. ¡A galopar, a galopar! Rajoy y May han perdido los estribos y esto presagia una estrepitosa caída. Los dos deberían ir galopando hasta Despeñaperros y allí Rajoy podría dirigirse a May de esta manera: “Mi adorable Dulce Mea, la razón de la sin razón que mi razón no entiende, hace que me queje de vuestra decisión de condenar a Rusia sin haber esperado de los altos cielos una investigación; y con la vuestra divinidad que divinamente con las estrellas os fortifican, aunque sea merecedora del merecimiento que merece vuestra grandeza, yo, el presidente de la triste figura, preso de vuestra fermosura, que sin gafas puedo divisar, quiero que hasta La Línea de la Concepción los dos podamos cabalgar para arremeter contra otro gran gigante que desde hace años una roca española ha apresado y no la quiere soltar; pero con vuestra ayuda esa roca que está junto al mar, cuando hayamos matado al malvado gigante España la podrá disfrutar y yo una buena siesta me podré echar. ¡Mi excelsa Dulce Mea, espejo de todas las virtudes, a galopar, a galopar!"

Terminada esta aventura, nuestro jinete español debería buscarse un escudero portugués para que aprendiera algo. Portugal es un país más sabio que España, pues ha sabido ponerse al lado de las naciones que no han querido seguir ciegamente una condena a Rusia, sin pruebas, y no han aceptado la provocación de Theresa May. Los portugueses han entendido lo que May repite sin aportar nada: “It is highly probable [Es altamente probable] que Rusia haya envenenado al ex agente”. Rajoy, sin embargo, como un lazarillo de May ha hecho lo que ella  le ha mandado. Portugal, como no ha visto pruebas, se dedica a defender los intereses de su pueblo. Las compañías públicas de Portugal han firmado un protocolo llamado Memorandum of Understanding (MOU) para construir conjuntamente con China carreteras y líneas férreas en los países de habla portuguesa en África, con la posibilidad de hacer lo mismo en Brasil. Portugal ha visto claramente las ventajas de trabajar con China en la Nueva Ruta de la Seda, en el programa para el desarrollo win-win [gana-gana] con el que ambos países se benefician mutuamente. Estos proyectos se van a implementar en Angola, Mozambique, Cabo Verde y otros países, para desarrollar las economías locales. ¿Por qué Rajoy no ha hecho lo mismo en los países de América Latina? Que no se preocupe, lo están haciendo ellos sin necesitar la ayuda de España. Portugal sí ha entendido lo que dijo el presidente de Uruguay: “China es el campeón del comercio internacional y el motor global del crecimiento económico”.

Hay otro aspecto que podríamos destacar de la sabiduría lusa. En las elecciones de 2015, el partido conservador ganó porque fue el más votado. Pero la izquierda puso al frente del Gobierno al socialista António Costa. Como sabemos, en Portugal existen diferencias ideológicas, pero la izquierda tuvo inteligencia y capacidad para llegar a acuerdos sin dividirse, algo que no ocurrió en España. Allí no triunfó la derecha rancia como aquí. El primer objetivo para ellos fue poner en marcha unas políticas progresistas. En España, sin embargo, el primer objetivo fue ver quién iba a ser el presidente. Y claro, como no hubo entendimiento, pues Rajoy se montó en su caballo y ¡a galopar, a galopar! Rajoy es presidente del Gobierno de España por la gracia del espíritu santo-izquierdista. Mientras ese espíritu siga peleándose, Rajoy seguirá galopando y acabando con las conquistas sociales del pueblo español.

De todo lo dicho se deduce que Rajoy, antes de haberse sumado a May, tenía que haber aprendido de Portugal, exigiendo pruebas antes de condenar a nadie. Como ha señalado el Executive International Review, “los británicos están actuando según la costumbre de su naturaleza imperial: inventan una crisis para justificar una guerra, ponen a Estados Unidos en cabeza y convencen con amenazas a sus aliados hasta la sumisión”. Rajoy ha convertido a España en un pueblo de secuaces de la “impopular y excéntrica” Theresa May.

 

Juan José Torres Núñez es socio de infoLibre

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