Librepensadores

La agresión de Trump, May y Macron contra Siria

Juan José Torres Núñez

Si parafraseamos la cita de la famosa meditación de Macbeth sobre el sinsentido de la vida (5.5.25-27), podemos decir que el crimen de agresión internacional perpetrado contra Siria ha sido un ataque lanzado por tres idiotas, lleno de ruido y furia, sin ninguna significación. Los responsables de este crimen, Donald Trump, Theresa May y Emmanuel Macron representan la antítesis del orden moral del destino común de la humanidad.

Muchas de las potencias occidentales, entre ellas España, han apoyado este ataque con misiles crucero contra Siria, un país soberano, como una intervención quirúrgica por un supuesto ataque con armas químicas en Duma. Esta operación se llevó a cabo un día antes de que la misión enviada allí por la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) pudiera empezar su investigación. Pero, ¿por qué tanta prisa? El Reino Unido lo sabía muy bien: como todo estaba basado en un montaje, había que actuar lo antes posible. Y de nuevo ha vuelto a engañar a Estados Unidos utilizando niños para manipular el sentimiento de las personas: Trump cayó en la trampa con facilidad. Todo esto nos trae a la memoria la actuación del criminal Tony Blair cuando engañó a Estados Unidos al afirmar que Saddam Husein tenía armas de destrucción masiva. Después, pidió perdón y ahora, en el caso de Duma, también pidió a Estados Unidos que interviniera en Siria. Theresa May hoy habla de la “nueva Gran Bretaña Global” dispuesta a “defender el orden internacional contra los estados irresponsables”. Pero, ¿es el Reino Unido es un estado responsable?

Esta nueva misión del Reino Unido la explica muy bien TheSunday Telegraph del 14 de marzo. Allister Heath describe los motivos británicos, después de los acontecimientos en Salisbury: “Necesitamos un nuevo orden mundial para enfrentarnos al capitalismo totalitario de Rusia y China […], una alianza que cambiaría dramáticamente el equilibrio global del poder de las democracias liberales”. Según Heath, se necesitan “instituciones robustas para contener a Rusia y China”. Para llevar a cabo todo esto, “Gran Bretaña necesita un nuevo papel en el mundo”. Claro, este nuevo papel no lo puede realizar sin la ayuda de Estados Unidos: su hermano tonto. Pero lo más irritante de todo esto es que May justifica este ataque con “el derecho internacional de las intervenciones humanitarias”. Y para estas intervenciones “humanitarias” utilizan organizaciones como los Cascos Blancos y toda clase de mentiras. Se ha comprobado que esta organización está asociada a Al Qaeda y financiada por los gobiernos del Reino Unido y EEUU. Por tanto, está a las órdenes de Londres. Los consejeros belicistas de Trump le han mentido al no explicarle que los Cascos Blancos actúan en operaciones terroristas.

May ha declarado que la decisión de bombardear Siria se tomó “en nombre del interés nacional para prevenir el sufrimiento humano”. María Zakharova ha contestado a esta decisión en su informe sobre la historia del Reino Unido. Revisa la Conspiración de Lockhart que organizaron en 1918 los jefes de las misiones diplomáticas del Reino Unido, Francia y EE UU para derrocar a los bolcheviques; el asesinato de Patricio Lumumba, el primer ministro elegido democráticamente en el Congo, porque se temía que formara una alianza con la Unión Soviética; la tortura deliberada, los crímenes y el hambre que causó el Imperio británico durante 150 años en India. En el informe cita a Wiston Churchill cuando espetó: “Odio a los indios. Son animales con una religión espantosa”. Zakharova habla de las guerras del opio en China, masacres y crímenes. Y nos muestra que “Gran Bretaña es una de las peores naciones colonialistas de todos los tiempos”, después de citar muchos ejemplos para conocer la verdadera historia de ese país.

A esta intervención “humanitaria” –agresión ilegal– contra Siria se unió también el nuevo emperador de Francia, Macron, para formar el trío de los idiotas. Después, viajó a Washington y pronunció un discurso ante el Congreso de EEUU en donde los congresistas, altamente idiotizados, le despidieron con un aplauso atronador. El nuevo emperador también reclama con su neoliberalismo un nuevo orden mundial. A Trump le pide que las tropas estadounidenses no abandonen Siria, al mismo tiempo que habla de la soberanía de las naciones. Según él, la agresión contra Siria “no es una declaración de guerra”. No. Entonces, ¿qué es un lanzamiento de misiles crucero contra una nación soberana? Al pedir a Trump que Estados Unidos siga en Siria, está proponiendo un neocolonialismo de guerra permanente como la de Irak y Afganistán. Con esta petición Macron está mostrando una gran ceguera. Nos viene a la memoria el rey belga Leopoldo II, que con su misión civilizadora y “humanitaria” convirtió el Congo en uno de los grandes horrores de la historia. Este emperador belga conquistó el Congo, lo esclavizó y después mató a 10 millones de congoleños. Kurtz, en el libro de Conrad El corazón de las tinieblas, ya nos contó la verdad del colonialismo cuando exclamó: “The horror! The horror!

Pero, ¿por qué Trump se tragó el anzuelo envenenado de May? Tulsi Gabbard, la congresista con más sentido común de todo EE UU, escribió una carta abierta al presidente en la que le pide “llevar la paz a la gente de Siria, a su devastado país y a su región”. Y sentencia: “Nuestra historia desafortunada y brutal, que ha causado cambios de régimen y guerras, ha fallado. Las intervenciones en Irak y Libia han traído muerte, destrucción y sufrimiento humano”. También el coronel retirado del Ejército, Pat Lang, en una carta abierta pidió al secretario de Defensa, James Mattis, una investigación para no caer en “el fraude de una propaganda cuidadosamente preparada”. Y los Veteranos Profesionales de la Inteligencia por la Cordura (VIPS, en sus siglas en inglés), escribieron una carta abierta a Trump recomendándole la exigencia de pruebas del presunto ataque con armas químicas en Duma “antes de ordenar una acción militar”.  Bernie Sanders manifestó que “el Congreso es el que decide si EE UU entra en guerra”. Y añadió: “Hemos estado en Afganistán 17 años y en Irak 15. El resultado ha sido una enorme inestabilidad en la región, la pérdida terrible de vidas humanas y la pérdida de millones de dólares”.

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Cuando hoy vemos el desmoronamiento del Rusiagate y de la gran farsa preparada por el Reino Unido en el envenenamiento de los Skripal, como pretexto para una confrontación con Rusia, sentimos una gran indignación. Según ha revelado el laboratorio suizo Spiez, “uno de los cinco centros de excelencia reconocidos”, el veneno utilizado con los Skripal fue el BZ (Quinuclidinyl benzilate), que “ha estado en servicio en EEUU, Reino Unido y otros países de la OTAN, pero no en Rusia”. Este laboratorio envió los resultados a la OPAQ. También nos irritamos cuando vemos al niño Hasan Diab relatar lo que le ocurrió en el supuesto ataque con armas químicas. Nos cuenta que estaba en la puerta del hospital cuando lo apresaron y lo metieron dentro. Con mangueras empezaron a rociarle agua a él y a todos los que allí se encontraban. En el vídeo montado supuestamente por los Cascos Blancos, se le ve asustado y con miedo. En su intervención posterior se le ve relajado y sin ninguna señal de haber sido envenenado. Su padre Omar Diab y otras personas han manifestado que no saben nada sobre un ataque con armas químicas. Y los médicos y el personal sanitario del único hospital de Duma también han confirmado que no hubo ningunos pacientes con síntomas de envenenamiento. Pero los medios de comunicación occidentales, ante la evidencia manifiesta se han enfadado al ver la verdad del video que sirvió de pretexto para bombardear Siria. Y ahora, ante la evidencia, arremeten contra Rusia, acusándola de una farsa obscena por llevar a los residentes de Duma a la OPAQ en Holanda a que contaran lo que habían vivido. ¿Tienen miedo a que se sepa la verdad? Parece que sí, pues sus falsas noticias también se desmoronan. Estos pretextos para intervenir en una guerra ya los conocemos. El más cómico de todos fue el de Colin Powel ante el Consejo de Seguridad de la ONU, portando un frasco que según él contenía ántrax (en realidad polvos blancos). ¡Y estos polvos justificaron la invasión de Irak, como todos sabemos!

Ante esta escena tan peligrosa de teatro del absurdo, representada por la “impopular y excéntrica” Theresa May, que ha intentado llevarnos a una confrontación con Rusia, deberíamos prestar atención a las palabras de Helga Zepp: “Si el Imperio británico se destruye, la raza humana podría respirar otra vez y crear una sociedad nueva”. De lo contrario, estaremos obligados a repetir las palabras de Huckleberry Finn (de Mark Twain) cuando dice que se siente “avergonzado de la condición humana”.

  Juan José Torres Núñez es socio de infoLibre

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