Librepensadores

Contaminados

Antonio Nadal Pería

Estamos altamente contaminados y aun así vivimos como si tal, sin preocuparnos, muchos creyéndose en estado saludable a pesar de que la contaminación causa la muerte de siete millones de personas al año en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud. Lo que supone que nueve de cada diez personas respiran aire contaminado, el 90% de fallecimientos en África, Asia y Oriente Medio.

Tal vez por esa realidad, porque vivimos en lugares no demasiado contaminados, no nos percatamos del problema y ponemos poco de nuestra parte. Nos contaminamos unos a otros y el resultado es que la contaminación es un problema global. Soportamos contaminación ambiental y también contaminación interior por culpa del uso de combustibles insanos para calentar, iluminar y cocinar y de productos en cuya fabricación se emite CO2. El uso de plásticos, ya sea en bolsas, envases o botellas, es uno de los mayores problemas del medio ambiente.

El problema es menor en Europa  y en América por la preocupación de las autoridades, salvo el caso de Donald Trump, que ha rebajado los niveles de contaminación contra todas las recomendaciones, y la concienciación de gran parte de la población. No hace falta que Ana Belén insista en pedir cantando que la contaminen porque todo cuanto nos rodea nos contamina en mayor o menor medida. Parece que el progreso y el bienestar, la riqueza, la industria, llevan consigo, como parte negativa, la contaminación. Contaminación y raza humana siempre han ido de la mano. En los techos de las cuevas prehistóricas se han descubierto altos niveles de contaminación asociados a una inadecuada ventilación de las fogatas.

Fuera del hogar, el forjado de metales fue el primer signo de contaminación del aire. Naciones Unidas decidió establecer cada 22 de abril el Día de la Tierra para concienciar a todo el mundo de la necesidad de proteger el medio ambiente. Lo cierto es que los que vivimos ahora dejaremos a nuestros descendientes un mundo más contaminado que el que recibimos, por pereza y por desidia, pues no podemos alegar ignorancia. Por ejemplo, nos desprendemos a menudo y abandonamos en la calle, como si la calle tragara todo lo que se tira, toda clase de electrodomésticos por viejos u obsoletos cuando han de ser recogidos selectivamente, tratados y descontaminados en instalaciones autorizadas. __________________

Antonio Nadal Pería es socio de infoLibre

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