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Ojalá resucitara

César Moya Villasante

Hablo de Franco. Creo que si llegara a resucitar –como algunos desearían –no yo– muchos estaríamos más tranquilos, porque el franquismo sí está aquí entre nosotros después de 80 años. Y lo digo por experiencia propia.

Yo trabajé en una empresa pública, Iberia, desde el año 70. Entré allí con una carta personal de mi padre, franquista y falangista, exponiendo que había estado en zona nacional en la Guerra Civil. Y esa carta me la pidieron, no era por capricho. Como todo organismo público en aquella época estaba repleto de personas cercanas a lo que entonces se llamaba “el movimiento”. Pero yo siempre he sido una persona que no he tenido el concepto de una España grande y libre de himno y bandera. Tampoco soy ningún “ista”, porque a mis años la radicalidad es absurda en todo. Entiendo que este país es plural y todos debemos tolerarnos en ideas muy distintas, con idiomas distintos que son riqueza cultural pero, después de tantos años ya de democracia, veo que damos muchos pasos hacia atrás.

En mi vida laboral y personal he tratado de no hablar de política con amigos y compañeros de trabajo porque sabía de las ideas de muchos y nunca quise discutir sabiendo de la inutilidad de esa discusión. Porque lo radical siempre gana a base de manotazos encima de la mesa. Lo he vivido en mi adolescencia, dentro de mi propia familia, donde mi padre siempre imponía su razón de la misma manera. Por eso, quizá, soy contrario a la imposición y prefiero la conversación sin ruido, pero con argumentos. En España parece que eso es difícil.

Si digo que ojalá resucite es porque los que pensamos así –y algunos lo saben– no se retraen en absoluto en enviarte mensajes o WhatsApp con piropos a Franco, a la bandera única de una España demasiado antigua y, ahora, con motivo del proceso catalán, arrecian con insultos a todo lo que se mueve, pero principalmente con recordatorios al general, añadiendo bromas o imágenes de lo que hacen los partidos de izquierda caricaturizando sus pensamientos, aprovechando que también hacen demasiadas tonterías. Y ellos no se retraen, quizá incluso lo hacen adrede para que los que no pensamos igual saltemos en contra. No es mi caso, pues nunca lo he hecho por lo que he dicho antes. Pero a lo largo de mi vida siempre he visto ese comportamiento chulesco en esa derecha del llamado “movimiento” que tiene muchos representantes conocidos en todas las áreas. No les importa que no pienses como ellos, quizá porque se consideran dueños de la única razón verdadera.

En mi tercera edad me hastío de haber vivido siempre en este estado de opiniones y ahora me pasa lo que dice el gran Caballero Bonald. Lo mejor es estar debajo de un árbol escuchando música o mirando al cielo. Y si resucita que lo cuiden bien. Al menos ellos serán felices. ___________________

César Moya Villasante es socio de infoLibre

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