Librepensadores

¿Cuestión de piel?

Antonio García Gómez

De piel, de vísceras, de casquería al detalle o al por mayor. Da lo mismo si al final “el mono habla inglés”.

Hace un tiempo, un dirigente del PP –por cierto, muy venido a menos– sugirió que tal vez todo fuera “cuestión de piel”, como un órgano vital capaz de empatizar, sentir, contagiar y hasta de ponerse en el lugar de los otros, para entender y hacerse comprender. Todo con mucho énfasis y mayor bondad y compasión.

Parece que todo aquello quedó en “agua de borrajas”.

Tal vez no convenga, por reiterativo, volver al personaje en boga. El nuevo líder del partido de ¿la ultraderecha, del centroderecha? tan adaptable él a una sonrisa de lado a lado, una explicación que no aclare nada y un apretón de manos que te deje helado…

Y es que uno no puede por menos que haberse visto recorrido por un escalofrío tras ver al flamante líder estrechando manos “a negros africanos”, no sé si con “un desgarro emocional muy interno” o un cálculo mimetizado de estadismo al uso, por la cuenta que va haciendo su equipo ¿de campaña?

De modo que donde dijo que"millones de africanos" a punto de asaltar Europa, ahora toma impulso para seguir abrazado al discurso y a la estrategia de los bajos instintos, empezando por el miedo y culminando en la insolidaridad más inhumana.

Porque no se entiende la mentira y menos la insidia contra los otros, contra los desfavorecidos, los pobres, ensalzando el cobarde mensaje de que no hay para todos ni para todo. Mientras, se conoce que desde 2013 las grandes empresas españolas han aumentado sus beneficios en un 34% y pagan menos impuestos por Sociedades que nunca.

Por eso se asusta, se avisa y se atemoriza. Porque no es que el reparto sea imposible, es que queda tan poco que repartir que…

Y Casado y compañía son los cancerberos para que la desigualdad se asuma y se digiera, incluso dando a entender que "millones de africanos" hayan decidido quitarnos ese pequeño botín.

Desde la amoralidad más descarada, estrechando manos y perorando avisos, aguzando el miedo y la insolidaridad, con el descaro y el desparpajo de quien no utiliza ni “la piel, ni el corazón”. ¿Para qué si el mensaje y la consigna ya están repartidas? Y qué buenos vasallos.

Mientras, los parias, los pobres, los que creen que su patrimonio, pequeño, les salvará del zarpazo del mundo que viene, acechando cruel, capaz de instaurar la plena desigualdad, cuando en nuestro país la riqueza está absolutamente mal repartida y se jalea al nuevo “escualo” con mando en plaza. ______________________

Antonio García Gómez es socio de infoLibre

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