Librepensadores

Comidas de trabajo

Antonio Nadal Pería

Nunca he entendido bien en qué consisten las comidas de trabajo, pues no es bueno hablar con la boca llena y una cosa es comer y otra muy distinta hablar y negociar. Creo que ambas actividades son incompatibles. Guardar silencio mientras se come es lo más saludable.

Hablar mientras se come, y no digamos discutir o discrepar, no es conveniente para una buena digestión. O se come o se habla. Si además el tema de conversación Merkel-Sánchez era la migración, existían muchas posibilidades de que la comida se indigestara.

Es aconsejable masticar mucho el alimento que nos llevamos a la boca y eso hace imposible hablar a la vez. Diferente sería un vermú, un café o una tertulia de trabajo. Merkel y Sánchez se han visto un fin de semana en Doñana y me imagino que la canciller habrá sacado en limpio más que el presidente español, pues tiene mucho poder y ya dijo en Bruselas, tras el acuerdo sobre migración con Grecia y España, que había sacado más de lo que esperaba.

Nutricionistas dicen que se puede hablar porque comer es un acto social pero es importante no hablar mientras masticamos y preferible guardar silencio. Aconsejan también, sobre todo en verano, evitar fritos, salsas, refrescos con gas y alcohol, mucho mejor acompañar la comida con agua o con un vino lo más natural posible. Una doctora experta en psicología del apetito de la Universidad de Birmingham reveló que las personas que realizan una actividad mientras comen tienden a comer mayor cantidad de una vez y si no se presta atención a lo que comemos no nos sentimos tan llenos y en consecuencia comemos más calorías, tanto en el momento como más tarde en el día.

De todas, todas, comer y hablar a la vez es malo, así que deberían desaparecer las comidas o desayunos de trabajo. No sé si Merkel, Sánchez y sus respectivos cónyuges comieron mucha cantidad, pero sin duda comieron buenos alimentos: croquetas de rape, cóctel de marisco con langostinos, corvina de caña con verduras de temporada, langostinos con tomate y tiramisú casero. Buenos vinos, como corresponde a la categoría de los comensales, para regar tan suculenta comida.

Me imagino que Pedro Sánchez se enteraría previamente de que ni Merkel ni su marido son alérgicos al marisco porque de lo contrario la comida de trabajo se hubiese convertido en comida de sacrificio. ______

Antonio Nadal Pería es socio de infoLibre

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