Librepensadores

Sindicación de hetairas

Antonio García Gómez

Nadie puede comprar o alquilar el cuerpo de otra persona, nadie puede disponer a su antojo de la capacidad sexual de otra persona, porque la sexualidad forma parte de la pulsión más profunda de un ser humano. Revolución francesa

Que tal vez con esta denominación hiera un poco menos la realidad que hipócritamente tratamos de sobrellevar e incluso de disimular.

Cuando a las putas se las llama prostitutas para rebajar un poco ¿la afrenta?, ¿el grosso palabro?, aunque luego seamos capaces de consentir ¿sin mirar?, ¿o mirando de reojillo?… a las putas ofreciendo su mercancía en el mismo centro de las grandes ciudades. Y también en las afueras. Y también secuestradas, extorsionadas, amenazadas, sin papeles. Como para que ahora se hable de “su sindicación” como medio para defender su derecho ¿de trabajadoras? frente a ¿su patronal?… ¿los volquetes de chulos, proxenetas, delincuentes según el Código Penal? Mientras se jalean las victorias, los triunfos y los éxitos yendo a gozar entre, asimismo, ¿volquetes, esta vez de putas?

Mientras ya es una certeza que, ahora mismo, la educación sexual de nuestros muchachos se lleva a cabo a través de la pornografía. Y se insiste sobre el derecho, o no, a la sindicación de mujeres, se calcula que más de 100.000 en España, que practican la prostitución, ¿por propia y estricta voluntariedad? frente a sus amos y dueños, chulos y proxenetas y también frente a sus clientes, los puteros que, por cierto, no reciben ni temen la menor sanción social.

Porque, al fin, las putas y sus cuitas y sus desgracias ¿nos importan una higa? cuando ya resulta casi una broma gritarle a uno “hijo de puta”.

Mientras sabemos que miles de mujeres yacen en condiciones infrahumanas, intolerantes, injustas, en prostíbulos disfrazados de puticlubs. Tan inocentes, tan radiantes y siniestros con sus luces de neón... bizqueando.

Entre vientres de alquiler y sindicatos de prostitución

En un país en el que los patronos de las prostitutas “están fuera de la ley” y ejercen su “ordeno y mando” con mano de hierro, y que se jodan las putas por haberse dejado ¿atrapar?

Mientras el resto ejercemos la hipocresía miserablemente.

Antonio García Gómez es socio de infoLibre

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