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El orden de las cosas

Antonio Nadal Pería

Ganar una medalla de plata en unos Juegos Olímpicos no es un chollo según diversas investigaciones. O se gana la medalla de oro o la de bronce. Ser un segundón, incluso en el deporte, no es una alegríasegundón,. Conseguir el oro es, por supuesto, una gran satisfacción. El que obtiene la plata se siente frustrado, a un paso de haber ganado el máximo premio, que tal vez hubiese conseguido con más esfuerzo, trabajo y dedicación. Mientras que el ganador del bronce tenía menos expectativas y aun así consigue un premio nada desdeñable.

En la vida laboral sucede otro tanto de lo mismo. Ser jefe es alcanzar una meta pero a partir de entonces las responsabilidades y el riesgo son mayores. El segundón, que se cree con méritos suficientes para ser el primero, ha de tragarse la rabia de no subir el último escalón y depender de las órdenes de otro al que mira con rabia o envidia. Mientras que el tercero en la escala de jerarquías se encuentra más cómodo, con menos responsabilidad, menos expuesto a pagar las consecuencias de los fallos en la gestión empresarial.

También en la familia es más conveniente encontrarse en un tercer plano, tanto en la propia como en la de la pareja. En la propia, el puesto que se ocupa es cosa del azar, en la otra te colocan quieras o no. En ésta, figuran en primer lugar los suegros, luego sus hijos (convertidos en cuñados) incluida la pareja, y en tercer lugar el cónyuge de la hija de los primeros y hermana de los segundos. Ese puesto lleva consigo no pintar nada o casi nada en la toma de decisiones, pero es cómodo por cuanto uno se libra de responsabilidades que le pueden superar. Distinto es el puesto que cada uno ocupa en su propia familia. Los tres primeros hermanos se pueden comparar con el caso de las medallas de oro, plata y bronce. El oro para el mayor, la plata para el segundo y el bronce para el tercero. El primer hijo es el que despierta más ilusión y recibe más estímulos, suele ser más responsable y conformista. El segundo hijo suele ser más independiente,  inconformista y rebelde y para llamar la atención de sus padres ha de destacar por habilidades propias, además de encargarse del más pequeño de los hermanos, el más mimado y protegido de la familia. Esto lo dicen los expertos y la experiencia, en general. Si se pudiera elegir el orden de nacimiento, mejor el primero o el tercero que el segundo, lo mismo que las medallas, mejor la de oro o de bronce que la de plata.

Antonio Nadal Pería es socio de infoLibre

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