Librepensadores

Un futuro tecnológico incierto

César Moya Villasante

Me gusta la tecnología con la que trabaje en mi época laboral. Y continúo leyendo o estudiando cosas referentes a ella. El big data, la inteligencia artificial (IA) son temas que me apasionan y los leo con curiosidad porque el mundo nunca había tenido delante un cambio tan profundo en la vida cotidiana. El algoritmo no es nuevo, aunque ahora se repita la palabra, pero nunca con tantos datos como ahora que es lo que hace que a través de la IA los cambios puedan ser profundos en todo pues antes esos algoritmos se usaban para conocer la avería de una máquina o para decidir un trabajo productivo. Ahora su resultado final, si se aplica bien, puede ser increíble hasta hacer a una persona millonaria en cinco minutos o elevar a una empresa al top de su nivel industrial por decisiones tomadas con acierto. Pero para ello hay que saber afrontar todas esas circunstancias nuevas para las que parece que no interesa prepararse, excepto a pequeños autónomos o empresas de alto nivel que dan valor a lo que escribo.

Porque los políticos actuales del mundo andan en otros temas del día a día sin mirar con luces largas a lo que viene y que está ya aquí. Bien es cierto que las ventajas que nos ofrece el asunto son enormes, pero es una amenaza para aquellos que se queden descolgados. Con ello, la separación de dos sociedades que ha amparado el liberalismo será enormemente mayor cuando encontremos gente sin preparación, por diversos motivos, no siempre culpa personal, que no tendrán ocupación posible o un salario mínimo que le haga difícil la subsistencia. Es una pequeña obsesión personal, aun sabiendo que no me va a afectar por mi avanzada edad. Pero no entiendo que esos políticos jóvenes que llegan anden en otras cosas ajenas a lo que digo, queriendo, incluso, devolvernos al siglo pasado. Su problema es la confrontación con otros partidos de ideología diferente, para conseguir votos o el enfrentamiento entre nacionalismos distintos de banderas que con lo que cito quedan totalmente caducos pues no existirán ya fronteras, no digo físicas que ya no se dan en muchos países, sino ideológicas o administrativas porque lo digital en el mundo actual invalida ese deseo de algunos a decidir, frase que me hace sonreír cuando ves de cerca lo que llega. Un mundo con presupuesto fijo desde montañas lejanas y con información instantánea de lo que se desee que todos conocen y en el que el secreto de la información cada día es más difícil. Y donde la IA puede hacer diabluras económicas en el mundo como dejar sin liquidez a una entidad o, incluso, a una comunidad determinada. Es así de claro, aunque ahora existen aun mecanismos que defienden la intimidad, pero que todos sabemos que encierran demasiadas mentiras. Como el machaqueo con la protección de datos cuando todo el mundo sabe hasta cuando vamos al aseo.

Sabemos ya que la IA progresa ella sola aprendiendo lo que se le organiza de primeras para algún evento, que ella sola lo supera. Sabemos que llegará un momento en que la IA, actualmente creada para eventos unitarios podrá actuar como un ser humano admitiendo todas las ideas y actuando sobre ellas, y entonces habrá superado al hombre. Eso generará el mayor cambio de la historia en el ser humano destrozando la propia política y muchísimas profesiones actuales. Es algo en lo que trabajan pequeñas empresas y personas a titulo individual en este país de gente creativa que se podría colocar a la cabeza del mundo como algunos científicos que ya están liderando muchos cambios y, algunos desde el MIT de Massachusets, el Silicon Valley de la IA. Pero que casi nadie los conoce por su nombre porque lo que es noticia es la confrontación, la bronca y todo lo que para nada sirve. Como actualmente vemos en la política española.

Por todo ello y muchas otras acciones posibles que harían muy larga esta observación, creo que estamos en una situación política gravísima cuando no se mira con esas luces largas necesarias para hacer frente a una nueva situación que se llevara por delante al gobierno de turno cuando toque. Y no creo que sea dentro de muchos años, no más de cinco o diez, como mucho, al paso que va esto. Porque si ahora nos libramos de esas amenazas del empleo precario o incluso ausente, u otros problemas, es porque aún los científicos que están en ello no han soltado amarras de sus conocimientos haciéndolos generales y porque no hay gente preparada aun para generar un nuevo fascismo digital. Porque ya estamos conociendo esta denominación en el periodismo, por ejemplo. Asistimos a las célebres noticias falsas, de manera abrumadora cada vez, organizadas por empresas o naciones poderosas, a las que interesa eliminar un periodismo basado en la verdad que descubre las intenciones de esos poderes para aumentarlo de manera peligrosísima sin importar para nada el hecho social. Porque según se ve es el periodismo formal, el de los profesionales libres, el que descubre y acusa los intereses y corrupciones económicas y mentales, que manejan esos lideres liberales que no paran en su ambición, ya de índole criminal. En España lo vemos a diario y yendo al extremo el caso del periodista Kasoghi no tiene por qué ser único y lejano. Existe una amenaza global de ese nuevo fascismo en donde se mueven a sus anchas líderes políticos que todos conocemos para unos intereses poco confesables.

Por ello, todo el formato digital resumido en esa IA ya presente nos hace ver un mundo de mucho peligro cuando a determinados personajes que dirigen el mundo no se les para los pies. Y ese freno puede venir de la tecnología porque ahí, ellos no manejan todos los puntos. Por mucho que compre el dinero puede haber gentes de mucha inteligencia que puedan competir con el evento digital creando una guerra cibernética más igualitaria que la del poder económico en donde está claro quien ganaría. Pero en este caso no sabemos hasta donde se podría llegar en el extremo de una violencia de otro tipo aún desconocida.

Y con lo que aquí escribo, nuestros políticos, los de España, están a sus cosas que nada tienen que ver con esto. Cuando veo a Casado & Rivera, que puede sonar a posible marca de un reloj o ropa de moda, me da miedo su ignorancia de muchas cosas. La juventud es necesaria, pero habiéndose preparado antes. Los dos han vivido de la política demasiado tiempo, amparados en el PP con casi inacción empresarial que a Casado ni se le conoce siquiera, y que les da una situación actual de no haber bajado nunca a la batalla de la calle. Algo que da una experiencia necesaria. La política no enseña nada si se hace como aquí, y en un partido decimonónico que lo vemos actualmente en una deriva de querer volver al siglo pasado. Y ambos luchando por el liderazgo de una derecha partida en tres que no augura un voto hacia nadie de forma mayoritaria. Con ese nivel, y creyendo que pueden dirigir el país, nos enfrentamos a un futuro que no conocen ni del que tampoco quieren saberlo. Pero es que la izquierda, que debería conocerlo por su propia ideología progresista, está en esa batalla absurda de un parlamento en el que nada se habla de ese futuro. Ni una sola palabra dentro de los improperios habituales para hacer crear un pantallazo televisivo, pero que no vale para nada. De discutir sobre la IA, sobre la formación de la juventud para adaptarse al cambio, de soluciones a situaciones extremas de una gran parte de la sociedad, de la demografía y la migración, de adaptación a modos de vida en la que conviviremos con el mundo entero, etc., etc. nada de nada. Solo alguna referencia a hechos puntuales del momento pero que en nada son semejantes a lo que llegara. Por ejemplo, y como un hecho más amenazante, la ausencia de trabajo por dinero. Ya algunos científicos están pensando en cómo paliar el problema. Por ejemplo, se habla de volver a tareas del campo, abandonando urbes ya completas y generando comida natural o bien cuidados a los ancianos por otros más jóvenes. Pero todo ello requiere de pensamiento dentro de la política porque ellos deben crear el formato posible y no piensan en ello.  Por eso pienso que todos luchan para gobernar, pero ¿pensando en el futuro? En eso esta claro que no.

César Moya Villasante es socio de infoLibre y autor de los libros España, del jurásico al futuro y El avión y su entorno, editados en Amazon

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