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Los maletines

Antonio Nadal Pería

Raro es el día en el que no aparece José Manuel Villarejo, excomisario del Cuerpo Nacional de Policía, en la televisión con paso apresurado, una gorra en su cabeza y un maletín ocultando parte de su rostro. A este hombre, cuando renueve el carné de identidad o el de conducir, habrá que fotografiarlo con el maletín y la gorra,  pues es la forma en que se le conoce. A cara destapada es difícil reconocerlo. Es un maletín que parece no contener nada, pero le sirve de tapadera para que su cara no salga en los medios de comunicación y la gente no lo reconozca por la calle.

Es habitual ver a los que se presentan en los juzgados taparse la cabeza con ropa o cascos de moto. La vergüenza les invade en los momentos comprometidos, cuando han de responder ante un juez de graves acusaciones, vergüenza de la que carecen al cometer un delito.

Si viviera Francisco de Quevedo en la actualidad le habría dedicado el poema "Érase un hombre a una nariz pegado" de distinta manera. Para empezar, el poema lo habría titulado "Érase un hombre a un maletín pegado".

La gorra y el maletín son las herramientas visibles del excomisario Villarejo. Lo que sabe y las cintas que grabó son sus armas secretas. Seguramente que ese maletín será de cuero o de piel de buena calidad, que en muchas ocasiones habrá contenido documentos muy importantes y secretos de Estado. Ahora su utilidad ha quedado reducida a ocultar el rostro de su dueño cada vez que aparece en los medios de comunicación como si se tratase de una ancha bufanda.

El maletín es complemento imprescindible para  hombres de negocios, abogados y políticos. Se ha publicado que los maletines de los altos cargos del Gobierno se fabrican artesanalmente en Ubrique y se graban en Madrid, cuestan entre 800 y 900 euros, más o menos la pensión media de un jubilado. Uno de los maletines más peligrosos del mundo es el que lleva un militar que siempre acompaña al presidente de EEUU, pues en él se guardan los códigos necesarios para autorizar un ataque nuclear. No es el caso del papa Francisco, según sus propias palabras. En su maletín de viaje no lleva secreto alguno de Estado ni nada que suponga un peligro para los herejes. Contó en una ocasión que transporta una cuchilla de afeitar, el breviario, la agenda y un libro. Hay mucho más misterio en cualquier bolso. _____________

Antonio Nadal Pería es socio de infoLibre

 

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