Librepensadores

Supremacistas

Antonio García Gómez

Hay supremacistas que niegan su carácter de estúpidos e intolerantes supremacistas porque ellos no miran por encima del hombro a los otros, sobre todo si son pobres, ¡ah! también si son distintos; y temen y odian a esos diferentes, pobres y vulnerables, como para creer que vienen contra ellos, contra los “buenos” supremacistas que niegan su parecer supremacista, tan engreídos como papanatas creyéndose el cuento de que ellos son supremacistas por la gracia de su dios, a resguardo de sus patrias, de sus banderas, de sus arengas, acusando a los demás de que “los supremacistas” son ellos.

Porque nuestros “supremacistas” locales acusan el “supremacismo feminazi” sin atragantarse, sin sonrojarse, en gran coalición con los villanos supremacistas con mando en plaza, desde el botarate y poderoso Trump, pasando por el aguerrido y bocazas Bolsonaro, hasta los paisanos de nuestra Europa particular, de Salvini a Orbán, regresando a los clásicos Lepen y Wilders, de ¿Casado a Abascal? y viceversa, en una arcada que no cesa ante tanto supremacista negando su ideología, acusando de sus apestosas ideologías a los otros, principalmente si solo son parias, abandonados a su desesperación y pobreza. Y es que, después de todo, los supremacistas aunque nieguen la evidencia son peligrosos además de… cobardes.

Porque, al cabo, los supremacistas se ceban en los extranjeros pobres, en los negros pobres, en los refugiados pobres, en los herejes pobres porque ellos, al fin, no se atreven a plantar cara al poderoso, porque solo son supremacistas mezquinos, por mucho que voceen sus amores a las patrias, en cuyas banderas se enrollan, por ver si les pinta mejor a los supremacistas que señalan a los otros por... supremacistas.

Y así niegan el supremacismo propio y machista y acusan a las mujeres “feminazis” de ser ellas, las verdaderas y peligrosas “supremacistas feministas”, por ver si cuela, que cuela, al menos entre los más lerdos.

Supremacistas pues de pacotilla, que reniegan al primer aprieto, para volver a embestir a la mínima, como necios graciosillos, como airados salvapatrias.

Porque ellos buscan la salvaguarda, su razón de ser, en la agresión esencialista contra los más vulnerables, aunque a menudo anden desencaminados, porque se quedaron muy desfasados en el tiempo y en la humanidad.

Porque empiezan negando la realidad, porque ellos viven sobre los privilegios que exigen, como buenos supremacistas, porque se consideran con derecho a señalar, a excluir, a condenar.

Tan benévolos ante quienes doblegan la cerviz, ofrezcan una sonrisa claudicante, porque exigen que ante su estos innobles brutos se de un paso atrás.

Porque los supremacistas se dan por satisfechos si se les permite airear sus complejos.

Frente a estos supremacistas, una Mary Beard, de humanista coraje, contra estos supremacistas bocazas, feroces, peligrosos, con sus complejos a rebufo de sus obsesiones. _____________

Antonio García Gómez es socio de infoLibre

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