Librepensadores

Lo consiguieron

Fernando Pérez Martínez

La vieja Iglesia Católica alcanzó con la cobarde inacción de todos los demócratas españoles su primer objetivo: establecer una cabeza de puente en las playas de las que fueron expulsados después de interminables años de absolutismo decimonónico, transformado en régimen militar católico fascista tras un golpe de Estado triunfante, merced al apoyo por acción del nacionalsocialismo hitleriano, y del régimen fascista mussoliniano y el apoyo explícito y diplomático de las llamadas democracias burguesas que formaron el eje aliado durante la IIª Guerra Mundial, consolidando el engendro que padecieron la mayoría de los españoles, lo sepan o no, conocido hoy como franquismo.

Ahora vuelve a recibir aliento no sólo desde la desfachatez ideológica de los partidos nacional-católicos vascuences, navarros y catalanes, sino además desde el nacionalcatolicismo español que consiguieron despertar los zarandeos catalanes y vascos.

Hoy no menos de cinco partidos con representación parlamentaria en el Congreso español ensalzan los pendones deshonestos que pasearon bajo palio al asesino más reciente de los demócratas españoles. Hoy la representación de la momia política de la dictadura perfila su entrada en el parlamento para azuzar y liderar la manada de los voraces carniceros que tienen un claro antecedente, admirado y nunca negado a la sombra de la infamante cruz que hiere Guadarrama. La democracia, la vida de los demócratas está en subasta. Los representantes del dios psicópata que bendijo las armas de los asesinos en el pasado reciente que atestó las cunetas de indignas sepulturas que apenas nos atrevimos a honrar, vuelve a ejercer su ministerio de muerte desperezando su odio desde la gigantomaquia nacional-católica y fascista construida a los pies de la cruz de Cuelgamuros.

Podemos resumir el historial del detonante clerical en cincuenta años de asesinatos compulsivos e indiscriminados en toda la geografía española a cuenta del País Vasco. Tras la derrota, abrieron el frente catalán con notables mejoras estratégicas y tácticas. Esta vez el objetivo, conseguido, ha sido poner en pie el cadáver mal enterrado del nacionalcatolicismo español. Ahora la ultraderecha y sus socios exigen elecciones de las que esperan la entrada en el palacio de la Carrera de San Jerónimo de Madrid, de la guardia mora y demás fanfarria criminal de funesto recuerdo, encarnados en la marca que el conservadurismo medieval de la ultraderecha nacional católica asentada en España recoge en estos convulsos tiempos en los que el liderazgo de la súperpotencia vencedora de la Guerra Fría lo ostenta un atrabiliario anciano misógino e inculto que da las boqueadas despidiéndose de la vida dejando rienda suelta a la frustración patológica que aqueja a los Calígula que en el mundo son y han sido.

Del mismo modo que los dirigentes corruptos designan políticos que no amenacen su modus operandi con los que poderse entender en la sombra, las agrupaciones políticas sectarias cosméticamente democráticas precisan interlocutores en los distintos ámbitos del espectro parlamentario que participen de sus maneras de hacer política nacional teocrática sobre… y bajo la mesa. Usted ya me entiende y, si no, malo, porque lo verá y los más viejos volverán a verlo, con su apaño de chapa y pintura sobre la roñosa y encerada carrocería. ________________________

Fernando Pérez Martínez es socio de infoLibre

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