Librepensadores

¡Click... reenviar; click... reenviar!

Antonio García Gómez

 

Hacemos unas risas, una sangría cruel y mezquina, cruzando unas miradas sucias y comentarios cobardes y viles teñidos de... ¿inocentes? ¿inofensivos?

Porque, al fin y al cabo, la protagonista del vídeo es una mujer.

Y es muy fácil: click… reenviar. Así se pasa hasta hacerlo llegar al marido. Click… reenviar. Al fin se sabe que el marido no podrá soportar la presión, sufrirá un ataque de ansiedad y  la mujer se suicidará.

Y luego vendrá la consternación, un poco tarde pero consternación y manifestación.

Es curioso, en todo caso, que quien debe avergonzarse sin remedio ni posibilidad de reparación es la mujer. El hombre sólo habrá protagonizado un vídeo subido de tono porque él lo vale, por macho, por falta de necesidad de mostrarse “virtuoso”, en contra de la “virtud” que de ostentar siempre la mujer, porque es la honra lo que ha de defender la mujer, salvo cuando se sienta perdida, señalada, menospreciada de por vida por no haber sabido defender su “virtud”.

Con el consentimiento del machismo enardecido de estúpida crueldad porque, a la postre, él no entiende de qué va la maldita malicia de quien goza humillando, reafirmándose en el concepto de que la mujer es un objeto que ha de lucir siempre pulida, bella, intocable.

Machismo pues, imperante. Cada vez se aprecia más “violencia sexual” entre los más jóvenes, tan hipócrita y cruel, establecidos los estereotipos infamantes que sean capaces de avergonzar, de señalar, de condenar a la mujer hasta “conducirla” al suicidio si es que solo pretende redimirse.

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Antonio García Gómez es socio de infoLibre

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