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Librepensadores

Argelia 2019

Thierry Precioso

El viernes 5 de abril oía en la radio al politólogo libanés Antoine Basbous decir que cada vez parecía más evidente que las próximas elecciones generales en Argelia ya no podrán ser amañadas como lo habían sido hasta ahora todas, excepto la primera vuelta de las elecciones de 1991. El Frente Islámico de Salvación, habiendo ganado la primera vuelta en 1991 el Gobierno argelino, interrumpía el proceso electoral, lo que provocaba el desencadenamiento inmediato de una guerra civil que duraba hasta el año 2002. En caso de que la aseveración de Antoine Basbous resulte cierta, voy a intentar ver qué es lo que podría hacer el sector más aperturista de la sociedad argelina ante tal situación.

Auténticas mareas humanas han ocupado las calles en 45 de las 48 wilayas del país, lo han hecho pacíficamente y con un autocontrol muy destacable. Pero en algún momento no muy lejano los manifestantes deberán comprometerse con algún tipo de programa para el país y algunas fisuras aparecerán en el bloque contestatario aparentemente homogéneo en este momento. He oído en el canal de radio France Culture a una periodista y un periodista argelinos, los dos muy próximos a los treinta años. Destacaban que el primer problema serio con el que se van a enfrentar los manifestantes será cuándo emprender la mejora de la condición de la mujer, cuya situación legal es bastante más retrógrada en Argelia que en la República Tunecina y en Marruecos. Llegados a este punto, se enfrentarán forzosamente a los islamistas conservadores partidarios del statu quo. Eso sí, los dos intervinientes casi no veían posibilidad de que resurgiera un yihadismo armado con su retahíla de víctimas inocentes, sino que apuntaban a un antagonista islamista conservador similar al Partido Ennahda tunecino o el Partido de la Justicia y el Desarrollo marroquí.

Otro aspecto capital e insoslayable en Argelia es la situación económica. Al haber culminado la independencia, la clase dirigente revolucionaria emprendía una política socialista soviética implementando planes quinquenales, potenciando la industria pesada, colectivizando la agricultura amen de prohibir inversiones de empresas capitalistas extranjeras en el país. Como en todos los estados donde se han llevado a cabo este tipo de medidas, las consecuencias resultaban desastrosas para la población y Argelia nunca ha podido liberarse del lastre que supuso esta incipiente política económica. Los intervinientes lo resumían de la siguiente manera: Argelia exporta petróleo y sobretodo gas, pero tiene que importar todo lo demás, no hay ningún tejido empresarial y cualquier bajada del precio del gas provoca un descalabro del nivel de vida.

Parece evidente que el sector aperturista deberá presentarse en coalición y eso sin menospreciar la ayuda procedente del sector más aperturista del partido oficial Frente de Liberación Nacional, ya que cuando no se tiene costumbre de ejercer el poder político, las mejores intenciones se pueden ir al traste por culpa de la inexperiencia. En algunos países de Europa del Este, después de un intervalo liberal con dirigentes poco curtidos, los votantes prefirieron volver a dar temporalmente el gobierno al partido comunista, no por tenerle en gran estima, sino valorando su experiencia del poder político. Otro elemento clave para que el sector aperturista tenga alguna posibilidad de superar al islamismo conservador será integrar en la coalición el frente de las fuerzas socialistas que reclama la democracia desde su fundación en 1963 y el RCD, el Reagrupamiento por la Cultura y la Democracia. El RCD es un partido bereber y laico que afirma representar a todos los argelinos, aunque la mayor parte de su electorado se encuentra en la región de Kabylia. Los cabileños suponen aproximadamente la cuarta parte de los 43 millones de habitantes de Argelia. Feminismo, desarrollo de las lengua y cultura cabileñas y apertura económica deberían ser unos elementos importantes del programa de la coalición laico progresista.

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Últimamente he visto dos veces a Benjamin Stora en el programa C dans l'air en el canal de televisión France 5. Stora es una referencia en cuanto a Historia de Argelia y del Magreb en general. Nacido en 1950 en Constantina, emigró con su familia de origen judío a la metrópili francesa en 1962, cuando la independencia de Argelia. Con el decreto Crémieux desde 1870 se atribuía de manera automática la ciudadanía francesa a los israelitas indígenas de Argelia. Yo ya conocía Stora desde hace tres décadas pero nunca le había prestado mucha atención. Pero esta vez, con la situación esperanzada pero potencialmente peligrosa para tanta juventud argelina manifestándose he prestado al historiador de origen argelino todo el interés que no le había dado anteriormente. Me ha parecido una persona evidentemente progresista con mente ágil y profundamente ponderada. Tanto es así, que en caso de triunfar el sector aperturista en las próximas elecciones presidenciales y generales, me gustaría que el nuevo gobierno argelino tuviera en cuenta sus pareceres.

En fin, señalar que las inversiones españolas, especialmente en los sectores agrícolas y turísticos, serían muy provechosas para la mejora del nivel de vida de los argelinos. _____________________

Thierry Precioso es socio de infoLibre y autor de El desorden de toldos

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