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Librepensadores

El nacionalismo español

Cesar Moya Villasante

Todos sabemos lo que supone el pensamiento de derechas o izquierdas, llamémosle conservador o progresista. Pero esa definición en España tiene unos matices importantísimos ya que existen personas que, en cualquiera de los dos bandos, puede confundir su ideario. Veamos.

En nuestro país existió una guerra civil en la que hubo dos bandos definidos como, fíjense bien en los nombres, los nacionales y los republicanos. O sea, simplificando en aquel tiempo, los españoles “auténticos” que defendían la patria, y a los que se denominó rojos, que eran el enemigo y contrario a una España que tenía en la cabeza el general que se sublevó. Curiosamente estos últimos eran los legales, que defendían el orden establecido, o quizá el desorden existente. Pero legal.  No sé si alguien se ha fijado que ahora pasa lo mismo, exactamente igual que en aquel tiempo. La derecha solo habla de aquellos que requieren romper España y ellos se consideran como los defensores de aquellas esencias patrias que se definieron entonces, como una nación Una, Grande y Libre.

A poco que se haya leído la historia de España o Hispania desde el principio de los tiempos, verá que es imposible la denominación de una, pues por aquí han pasado fenicios, judíos, musulmanes, romanos. Y toda clase de pueblos y religiones invasoras o paseantes por este territorio. La historia nos hace pensar que es imposible que en un pueblo donde ha circulado todo tipo de ideas o ideologías y religiones añadiendo a ello guerras y confrontaciones es imposible que ahora pensamos en Fuenteovejuna porque quizá cada uno de esos pueblos ha ido dejando su huella. Y esa una es lo que quiere una derecha clásica, porque detrás de esa ideología se esconde un nacionalismo radical español que se profundizó en el franquismo como única verdad patria y que no concede ni entiende que otros no sientan esa España de himno y bandera definida. De ahí los problemas eternos de las comunidades algo ajenas a ese pensamiento, Euskadi y Catalunya una parte de Navarra.

Pero unido a esa derecha nacionalista que puede ser un 90% o más de sus votantes actuales existe una izquierda que también alberga ese nacionalismo. Hemos visto como personas socialistas o definidas como tales han hecho manifestaciones de tipo ultranacionalista, como Guerra, Leguina, Corcuera, etc. Porque ellos mismos, que estuvieron en contra en su día de los procedimientos franquistas, hacía que se creyeran socialistas o republicanos, por estar en contra de aquellos métodos, pero, al mismo tiempo se les insertó en sus mentes esa España de pensamiento único. Por eso creo que el sentimiento politico nada tenga que ver con el nacionalista. En principio, porque el socialismo tiende a lo universal y un nacionalismo siempre es local. Claro que escribo de teorías que nada tienen que ver con la realidad.

Por este nacionalismo español extremo inserto en una gran parte de la sociedad, añadido ahora por el proceso catalán, vivimos un momento muy difícil en nuestra política. Una política que ya prácticamente no existe porque los que ejercen esa profesión han tirado la toalla ya que no saben lo que hay que hacer con los problemas universales y locales, derivados de aquellos, que nos acechan con urgencia. Por eso, la derecha se limita a ondear la bandera con gran éxito de sus seguidores que basan todo en el símbolo y en la creencia que eso es el futuro. Pero nada más irreal. La izquierda, ha intentado algo al menos, hablando con los independentistas hasta que se dio cuenta que eso no lo podía arreglar solo porque es un problema de Estado ya que se tienen que implicar todos los partidos para ofertar algo que seduzca. Y ahora, la amenaza continua de los españolistas con el 155 ya no es válida, porque la judicatura ya ha establecido que es solución para poco tiempo, pero no de forma indefinida. Con ello, esos tres partidos de la bandera se ocultaban en la amenaza para ganar tiempo pues, al no gobernar, todo se quedaba en una solución hipotética aplaudida por sus fans o votantes que les vale cualquier cosa que digan sin profundizar en que significa, pues consideran que son los defensores de esas esencias que destapó el franquismo y que aún nos queda algo de aroma para muchos. Pero esa bandera lo único que hace es ocultar su interés en no implicarse en la política de verdad, o sea, la de arreglar los problemas de la sociedad y sobre todo los definidos como temas de Estado.

A eso se añade que la incorporación de la extrema más radical a las instituciones puede anular y de hecho es así, cualquier disculpa de mejora hacia nadie pues vienen a trabajar contra lo establecido, en Europa y en España. Por todo ello es casi imposible que hoy esa derecha apoye un problema de Estado, como es el catalán, porque, entre otras cosas les sale muy barato ondear la bandera, que saben que genera aplausos y votos, que meterse en un jardín del que no tienen ni idea que hacer exceptuando la dureza de las amenazas continuas que deben saber que nada arreglan. Pero eso en democracia es complicado ejercerlo y que, además, tenga éxito. Por eso, estar en la sombra es muy cómodo para ellos. Pero seguiremos siendo incapaces de llegar a un acuerdo de Estado. Además, es que están atrapados en su propia ideología del conservadurismo extremo que niega cualquier cambio importante. Todo lo que implica un avance para la sociedad ellos, en principio se niegan siempre. Ocurrió con el aborto o con la homosexualidad porque niegan lo evidente y lo que existe. Y vivimos en un momento de necesidad de cambios urgentes y drásticos para prosperar porque si no es así, nos quedaremos atrás. Y con ellos es imposible. Como vamos a avanzar con personas que juzgan a Ángel Gabilondo como un hombre peligroso, por citar un ejemplo del día pero que explica dónde estamos. 

¿Alguien ha escuchado a esta derecha ultranacionalista hablar de soluciones reales a los problemas del futuro? Yo, personalmente solo los oigo hablar de los independentistas y como mucho aborto y homosexualidad. Pero los problemas que están ahí son otros que todos conocemos.

Quizá cuando gobiernen serán capaces de hablar con todo el mundo, como hizo Aznar con Pujol o con ETA, pero en la oposición su estrategia olvida la maldita hemeroteca y acude a soluciones teóricas que saben que son falsas, como actualmente, pero les sirven para conservar unos votos que nunca les fallan pues siempre les votaran, aunque su estrategia está escrita en tagalo o en swahili. Ellos nunca harán de Estado si no gobiernan y se agarrarán a esa bandera para culpar a la izquierda que gobierna de haber hablado con los que quieren romper España. Frase que han adoptado como solución a su incapacidad manifiesta para llegar a un acuerdo mínimo de los problemas que tenemos. Porque viven muy bien con sus símbolos en un momento en que la realidad les arroyara si gobernaran en algún momento, ya que tendrían que coger el toro por los cuernos y eso es algo que nunca harán con un Gobierno que no sea suyo. Se ocultan en la bandera para demostrar su incapacidad política y lo vemos en estos tiempos mejor que nunca. En resumen, ese nacionalismo español es el verdadero problema para que este país avance más rápidamente pues podríamos ser la cabecera de Europa y de mundo  ante la gran capacidad de creación que tiene en sus gentes, pero nosotros mismos nos ponemos la zancadilla. Y hoy en día la creatividad es la que se impone para progresar.

El nacionalismo español, para acabar, es además triste y rígido. Obsérvese que cuando se escribe o se cuenta un chiste sobre sus excesos se organiza enseguida un discurso de complot de querer romper España. Vascos y catalanes rompieron esos tabúes con humor a través de programas televisivos de todos conocidos. Nadie verá un programa similar sobre las exageraciones de este otro nacionalismo, que también lo es, aunque para ellos parece que no cuenta. _______________

Cesar Moya Villasante es socio de infoLibre

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