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Sombría perspectiva

Antonio García Gómez

Según los analistas más avezados en las prospecciones políticas, las posibilidades de que Trump sea reelegido presidente para una segunda legislatura son altas. Es decir, el tipo que parecía hacernos reír aunque se nos quedara, de paso, una media sonrisa congelada, seguirá gobernando, madrugando para incendiar Twitter o al revés, amenazando sin acabar de hacerlo, o algo parecido, porque lo que importa de verdad es el negocio y el resultado del balance final, favorable siempre al más mentiroso, a quien sepa mejor sembrar de odio y de cizaña el campo propicio.

Y así hasta el 2024 y, lo que es peor, con posibilidad cierta de que el siguiente presidente elegido pueda ser Mikel Pence.

Mientras, los demócratas siguen practicando los debates; 24 candidatos, en un tono muy democrático pero desgraciadamente muy devaluado.

Por lo tanto, las perspectivas son tan sombrías como aterradoras si entendemos que el matonismo va imponiéndose, en medio de la insolidaridad y la rebaja de principios morales hasta extremos que asustan y, sin embargo, avisan de que los nubarrones en un inmediato horizonte ya han comenzado a oscurecer el panorama.

Aunque sigamos muy entretenidos con los realityshows que nos invitan a ir perdiendo toda sensibilidad, ya no tanto sobre la realidad que nos rodea, sino sobre la sensibilidad que ya no se echa en falta.

Y en ese “continuará”, ahora se anuncia la miniserie de El pionero, que pretenderá mostrarnos la visión particular, cinematográfica, de quien es tildado de ¿pionero?; de aquel Jesús Gil, de infausto recuerdo, nada ejemplar e incluso poco “pionero”… con nuestra larga tradición de trapisondistas al estilo, no tanto ya de Monipodio, demasiado ingenuo, sino de Ginés de Pasamontas, pícaro contumaz, aquel Ginesillo liberado por el bueno e ingenuo don Quijote, creyéndose las indecentes trolas del truhán huyendo Mancha hacia lo lejos.

Desde la desfachatez de los nuevos principales gobernantes que se desviven por “firmar o no firmar un papel” que comprometa a la trípode de la derecha perpleja, como poco, o tampoco, porque saben que, en realidad, la “ultraderecha” va entrando, con o sin vaselina, en el Gobierno, de momento municipal, autonomista, para que sin que lleguemos a darnos cuenta también en nuestro país el nuevo estilo de gobiernos sea la ultraderecha tildada de moderna. ¿Inevitable? Se va medio instalando la nueva forma de gobernar al socaire de la extrema derecha, mientras el paripé solo anuncia una muy sombría  perspectiva. _________________

Antonio García Gómez es socio de infoLibre

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