Librepensadores

Flexiones y reflexiones

José María Barrionuevo Gil

Cuando, con el tiempo, las articulaciones se endurecen, echamos manos a artículos y a unciones que pueden darnos algo de flexibilidad. Sin embargo, la flexibilidad no nos conlleva a las dichosas flexiones, que pueden ser hasta dolorosas y hasta dejadas de lado, olvidadas por el desuso o apartadas de nuestra movida o movilidad vital. Pensamos y sabemos que son las flexiones las que nos dan flexibilidad.

La rigidez mental no cuenta con tanta ayuda clínica como la rigidez física, pero puede contar con soluciones más económicas y hasta más próximas, porque la asistencia personal está al alcance de la mano, por la sencilla convivencia, y por el cuidado que nos pueden prestar los amigos, sobre todo, los del alma.

Cuando se hacen ejercicios físicos, no nos basta con hacer calentamientos, sino que hay que añadir estiramientos, que nos lleva por derroteros distintos y complementarios de las flexiones. Cuando la gente es muy estirada, se suele prestar poco a realizar flexiones y reflexiones y nos muestra una cierta rigidez que nos choca por su dureza, ya que nos deja fuera de poder aportar nuestras desinteresadas reflexiones.

Son los estirados los que no quieren saber de nuestras reflexiones, ya que el podium está preparado solamente para los más fuertes, para los más rápidos y para los que van más lejos; en pocas palabras, para los que se precipitan.

En estos últimos días, las reflexiones han tenido que ir al paso de los vericuetos de las propuestas, de las huidas hacia delante de las condiciones que ponía el preejecutivo PSOE, que pasadas por el tamiz de las aceptaciones del reflexivo UP, se declaraban como claras y patentes excusas ad hoc y que quedaban en evidencia al siguiente paso, porque no satisfacía las expectativas de rigidez que se le suponía a los de UP por parte del PSOE (caso del “primordial obstáculo” que suponía Pablo para el gobierno de coalición). Así, hasta agotar las existencias de mínimos, como hemos podido comprobar.

La jugada primordial de la abstención, el día 23, dejó en la cuerda floja y, además, en la soledad al partido de la lista más votada. Además le derrumbó, a la vez, el maniqueo argumento de que UP votaba igual que la derecha y el fantasma aquel de la pinza.

La falta de flexibilidad hizo interpretar mal las ya mínimas propuestas de UP, y la reflexiva abstención general, incluida la de ER, que no se esperaba el PSOE, lo dejó, el día 25, a las claras, en la absoluta soledad de corredor de fondo, de superviviente. Pero, eso sí, la abstención de todos ha sido una mano tendida a unos posibles e inestables pasos infantiles hacia la izquierda.

El viernes 26, día de los abuelos, día de reflexión de unas horas después, pudimos comprobar que las reflexiones del PSOE, nos descubren que las reflexiones y flexiones que exigían a UP, no eran más que dolorosas genuflexiones y que no tenían nada de gobierno de coalición. Genuflexiones y postraciones que no tenían el alivio de unos almohadillados reclinatorios, como podemos ver actualmente en las iglesias. Por otro lado, seguimos oyendo, ya como una tormenta cansina de verano, que sube y baja, que viene y va, como voces de un alma en pena, la cacareada irresponsabilidad de los partidos de derecha, que no quieren responder adecuadamente a los servicios prestados por una legendaria y hasta inútil abstención a favor, entonces, de un tal Rajoy.

Tampoco convence a nadie ya, ni lo hizo entonces, el hablar de aquella fallida investidura con las alianzas de Ciudadanos, saltándose, entonces, el protocolo de las listas más votadas y el posible espaldarazo a unos entendimientos de izquierda. Bien es verdad que entonces Pablo se pasó tres pueblos. Sin embargo si los partidos están siempre pasándose tres o más pueblos, que no nos hablen de la España vacía de confianza, claro.

El broche de GonzálEZ y Aznar LópEZ con su centralidad, nos suena a eje de las puertas giratorias, de las inmatriculaciones, de las privatizaciones, del desahucio de los bienes comunes y comunales de todos los recursos públicos. Nos remite a la parábola bíblica del mayordomo infiel, que parece que es la única enseñanza a la que se acoge esta extraña república cristiana del Estado en precario.

José Mª Barrionuevo Gil es socio de infoLibre

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