Librepensadores

IU y Anticapitalistas dinamitan la gestión de la dirección de UP

Manuel Cuadrado

Hay muchos periodistas que están dando un nivel bajísimo cuando repiten obstinadamente que estamos ante un escenario desconocido.

Claro que es un escenario diferente que hace 8 años cuando existía el bipartidismo, y aparte del PSOE y PP la representación del resto de los partidos era residual. En la cuarta legislatura de Felipe González (159 escaños, 36 más que los 123 de Sánchez) se dio la posibilidad de diseñar un Gobierno de coalición con la inclusión de Duran i Lleida como ministro de Asuntos Exteriores, que no llegó a cristalizar por la oposición de Jordi Pujol, para evitar que le hiciera sombra.

¿Cuál ha sido la diferencia? que González negoció con CiU y PNV y tuvo que hacer concesiones antes de la sesión de investidura, para salir investido sin problemas. Esos analistas tan despistados han de tener en cuenta que una veintena de países de la Unión Europea tienen gobierno de coalición y en la mayoría de las comunidades autónomas también, como en la mayoría de las alcaldías de este país. Si no ha salido adelante esta investidura gran culpa lo tienen los medios de comunicación, que han cuestionado ese gobierno de coalición PSOE-UP fieles al mensaje de la CEOE y el gran capital, que buscan que UP se sienta culpable ante la opinión pública.

El máximo responsable sin lugar a dudas es Pedro Sánchez, que quiere que la investidura le salga gratis, como la moción de censura del 1 de junio de 2018 (siguiendo la misma táctica que entonces de aquí te pillo y aquí te mato), ha desperdiciado dos meses y medio y sólo ha negociado la última semana antes de la sesión de investidura. Quiere todos los ministerios, los que le corresponden al PSOE y a UP, como si tuviera el monopolio de gobierno; y tiene la osadía de criminalizar a Iglesias por exigir los ministerios que le corresponden con sus 3,7 millones de electores.

Una distribución justa de ministerios es muy fácil de entender. El número de electores determina de forma automática el número de escaños de cada formación política (aplicando la ley D'Hont) y al mismo tiempo la cuota de poder dentro del Consejo de Ministris se calcula igualmente según el número de electores de cada partido político y se determina negociando no por imposición del candidato a presidente del gobierno. El que pide el voto de investidura podrá expresar su deseo de los ministerios que quiere, pero es la formación política que le va a dar el voto el que exigirá y determinará cuantos ministerios quiere a cambio de investir al presidente del Gobierno.

En los primeros meses de 2016 PSOE y Cs configuraron un gobierno de coalición con Rivera como vicepresidente. Entonces Sánchez tuvo un grave problema: le fallaron las matemáticas, pues 90+40 es 130, lo estaba muy lejos de los 176 escaños ,y era un despropósito pensar que Podemos pudiera apoyar un gobierno de coalición de centroderecha. Más teniendo en cuenta que Podemos disponía de 69 escaños e IU dos, lo que sumaban 161 escaños. Que sumando los 9 de ERC y los 6 del PNV, alcanzaba la cifra mágica de 176 escaños. Muchos analistas –los mismos que ahora están contaminando a la opinión pública– criminalizaron a Podemos por no apoyar el gobierno de coalición PSOE-Cs "contra natura", incluso después de haber cumplido sus deberes democráticos al aplicar el artículo 14 de sus estatutos y consultar a sus bases si apoyaban ese Gobierno, con resultado negativo de un 88%.

Pero hay personas que no sirven para negociar y el premio se lo lleva Sánchez, que ha sido el único candidato en 40 años que ha cosechado dos investiduras fallidas, la de 2016 y 2019. Dicho de otra forma, todos los candidatos que han ido a una investidura, todos, han negociado con antelación los apoyos suficientes para conseguir la investidura y casi todos lo consiguieron en primera votación.

En 2016 Rajoy tenía los mismos escaños que ahora el PSOE, 123 escaños, podía decir que el pueblo español le había dado su confianza para gobernar (no adoptó ni la prepotencia ni el victimismo de Sánchez ahora) pero no tenía los apoyos necesarios para conseguir la investidura y al menos tuvo la vergüenza de no montar el esperpento que ha montado Pedro Sánchez los días 22, 23 y 25 de julio, tratando a su socio preferente con la punta del pie, mientras le pedía insistentemente la abstención a Cs y al PP; sufriendo vergüenza ajena los ciudadanos con un poco de coherencia política y convirtiéndose Sánchez en el hazmerreír de la Unión Europea.

Fue muy controvertida la intervención de Rufián en la sesión de investidura. Con una actitud paternalista afeó a Iglesias que no hubiese aceptado lo que Sánchez le había ofrecido (veto a Iglesias, ministerios mutilados y sin atribuciones y al final la dejación del Ministerio de Trabajo por parte de UP). Rufián confundió los términos: no se trata del ofrecimiento de Sánchez, pues esos ministerios no son de su propiedad, se trata de lo que UP exija como propios, los ministerios que le corresponden, para dar su voto. Se olvidó que UP es la única coalición de entidad que defiende el referéndum pactado y el derecho de autodeterminación. Si consiguió hacerle la pelota a Sánchez, hasta emborracharlo de poder.

Es un verdadero chollo que los que debieran ser aliados naturales de Podemos se hayan convertido en sus enemigos acérrimos y al mismo tiempo convertirse en aliados preferentes de Sánchez apoyándolo incondicionalmente en un gobierno monocolor.

Alberto Garzón, por su parte, se desmarca de la dirección de Podemos defendiendo un gobierno con un acuerdo programático. A pesar de haber hecho declaraciones diametralmente opuestas. "Creo que llamar a la puerta de la izquierda y la derecha es incompatible", asegura. En el mismo comunicado de apoyo a un gobierno monocolor expresa: "Lamentablemente en el PSOE es toda una costumbre el decir una cosa en campaña electoral y acabar haciendo la contraria tras las elecciones". Entonces ¿es de fiar Sánchez ante un acuerdo programático sin estar presente en el Consejo de Ministros?

Anticapitalistas da un paso más al exigir un acuerdo programático y pasar a la oposición. Es poco comprensible que desde la oposición se pueda reclamar un acuerdo programático.

Pretende condicionar con sus votos la acción legislativa y gubernamental con 42 diputados frente a los 147 escaños de PP+Cs+VOX. Esverdaderamente alucinante, ciencia ficción, creer que van a tener algún tipo de influencia en el Congreso (desde la oposición) y en el gobierno monocolor.

La táctica de IU y Anticapitalistas es perfecta para el PSOE y paraterminar de dinamitar UP, si es lo que pretendían. La derecha y el PSOE especialmente lo estarán celebrando a lo grande y no es para menos, pues con ello debilitan los argumentos de Iglesias. Están poseídos de un miedo escénico a unas elecciones y con su estrategia de división reman a favor del PSOE y en contra de su propia coalición, lo que aumentaría exponencialmente un fracaso electoral.

Hay varios argumentos que demuestran la falta de madurez y responsabilidad en la que están incurriendo. En primer lugar, ante diferencias de criterios es más sensato reunirse internamente y razonar sus diferencias, que airearlas ante la opinión pública. La ciudadanía terminará diciendo: "La división de la izquierda es crónica", "no tienen remedio", etcétera. En segundo lugar, Garzón ha demostrado un complejo de inferioridad impropio de un político maduro. Si quiere demostrar que no es el escudero de Iglesias tiene que demostrarlo en su momento oportuno, reclamar que puede presentarse de candidato a las primarias, su posición en las listas… y no por despecho dinamitar las negociaciones del candidato de UP.

Tercero. Tanto unos como otros no es bueno que acepten de buen grado el cordón sanitario al que les somete el PSOE desde el 2016. No se puede vivir eternamente arrodillados y humillados, como si los electores (3,7 millones) de UP fueran ciudadanos de segunda categoría, como si sus votos no contaran, como cuando el voto de la mujer no se reconocía. Cuarto. Cuando se inicia una partida de póker no se le puede enseñar las cartas al oponente, hasta los que vienen de arar pueden entender esto. Si el PSOE dice iniciar las negociaciones a partir de cero, es decir, proponiendo un gobierno monocolor, UP ha de partir igualmente de su posición inicial sin aceptar vetos a ningún militante de UP y menos aún a su candidato Iglesias,y exigiendo los ministerios que le corresponden.

Es un error gravísimo que Anticapitalistas incumpla lo adoptando en la consulta en la que se aprobó exigir un gobierno de coalición PSOE-UP sin vetos y con un número de ministerios proporcional al número de electores. Esto responde a una actitud antidemocrática, contradiciendo el artículo 14 de los estatutos. ¿Qué autoridad moral tiene la comisión colegiada de IU para anular una petición de gobierno de coalición aprobado en la consulta realizada a sus bases? Las consultas son herramientas democráticas, que se realizan para cumplirlas: en caso contrario los partidos se convierten en totalitarios.

Es urgentísimo que el candidato de UP convoque una comisión integrada por representantes de IU, Podemos y Anticapitalistas: no para imponer, sino para convencer que la mejor opción es el gobierno de coalición PSOE-UP, sin vetos, con un acuerdo programático, que tenga en cuenta unos mínimos (erradicación de la pobreza, subir el SMI, blindar pensiones, construir viviendas de protección oficial, subvencionar luz, agua, transportes para colectivos en riesgo de pobreza, suprimir la reforma laboral, eliminar ley mordaza, rebajar factura de la luz…) contenidos en el programa electoral de UP.

Decía sin "vetos". Iglesias, en un acto de generosidad, se apartó para facilitar ese gobierno de coalición y se demostró que fue una artimaña para torpedear ese gobierno de coalición. Ahora, por dignidad, ese veto se elimina. ¿Se ha producido algún veto personal en los gobiernos de coalición de alguna comunidad autónoma?

Ya que el PSOE ha repetido por activa y por pasiva que lo importante es el programa, hay tomarle la palabra. En primer término, llegar a unos acuerdos programáticos en esa comisión y emplazar a Sánchez a iniciar esas negociaciones programáticas urgentemente, si le puede interesar el voto de UP, que vuelve a la casilla de salida. Para que no haya equívocos, la hoja de ruta viene marcada por la consulta aprobada por las bases sin más interferencias. No se acepta ningún veto y se exigen cinco o seis ministerios con todas sus competencias. Esto es plena democracia: si el PSOE está en desacuerdo, que busque el apoyo del PP o Cs.

Supuestamente estamos en un Estado democrático y las reglas del juego, cuando no existe mayoría absoluta, consisten en compartir un gobierno. Y el que gane las elecciones podrá formar gobierno si encuentra los apoyos suficientes. Cs ganó las elecciones en Cataluña el 21D de 2017 y no contó con los apoyos suficientes para formar gobierno. Anteriormente se expuso el caso de que Rajoy, el 20D, ganó las elecciones y tampoco tuvo los apoyos necesarios. Pedro Sánchez las ganó el 28A y hasta ahora no ha conseguido los apoyos, por su propia irresponsabilidad de no querer negociar. Para él negociar es exigir que le regalen el voto de investidura sin dar nada a cambio.

En esta vida a todos los niveles existe la ley de la oferta y la demanda y la política no es una excepción. Primer gran error de Sánchez: parece que es un novato en la política. Comete el mismo error que en 2016, no tiene las ideas muy claras sobre aritmética, si tuviera mayoría absoluta (176 escaños) podría quedarse con todos los ministerios, pero solo tiene sólo 123 escaños y tiene que negociar que alguien le preste sus votos, usando lenguaje de bolsa, a futuros y a efectivo. Los futuros serían ese programa acordado, que a veces se cumplen y a veces no. El efectivo son los ministerios con competencias y sin vetos, que desde el primer día se tomen decisiones para defender los derechos y bienestar de los propios electores y todos los ciudadanos.

Por otro lado, es un error garrafal que desde el inicio Sánchez quiera apropiarse indebidamente todos los ministerios. Si su intención es perder la segunda investidura, ese es el camino. Su nueva hoja de ruta es empezar la casa por el tejado, reunirse con los partidos que no resuelven nada: Compromís, PRC, PNV (algo más), ONG y otras organizaciones sociales, a algunos resolviendo problemas regionales y a otros contándoles bonitos relatos, que no se cumplen como confirma la historia. Con una estrategia premeditada de ignorar y humillar a UP y seguir la misma táctica que hiciera en los días 22, 23 y 25 para trasladarle en el último momento toda la presión, para poder culparles del fracaso de la investidura sin mover una sola ficha.

Por una parte su táctica es maquiavélica, pero lo cierto es que es el único candidato tan incompetente como para batir un récord de dos investiduras fallidas. La mayoría de los ciudadanos pueden percatarse que este no es el camino y que si sigue por ahí es posible que se encuentre con el tercer fracaso, que las negociaciones han de llevarse a cabo desde el minuto uno frente a frente y con transparencia. La indiferencia que muestra Sánchez hacia UP es la de alguien que ya tiene la investidura asegurada.

Se habla del gobierno de Portugal, que los comunistas y el bloque no quisieron ministerios: es su problema. Aquí estamos en España y UP sí quiere ministerios que le corresponden Si Sánchez quiere un gobierno a la portuguesa que se vaya a Portugal, pero la realidad es que estamos en España y aquí no puede negociar con los comunistas y el bloque. En un mercado, el precio justo está marcado en el propio artículo, si te regalan artículos sin cobrar, es el problema del vendedor pero que nadie (otro cliente) le diga al tendero que tiene que regalarle el artículo que antes donó. Sería muy importante que esto lo entendiera Sánchez por el bien de España y para desbloquear su propia investidura.

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Si Sánchez pone el ejemplo del gobierno portugués, Iglesias puede poner el ejemplo del gobierno de coalición alemán de Angela Merkel con los socialdemócratas, donde se observa una proporción perfecta entre número de electores y ministerios, con ministerios de Estado en poder de los socialdemócratas: Asuntos Exteriores, Finanzas y Justicia. Y el presidente de la República Federal de Alemania es socialdemocráta.

Si Sánchez siguiera con su intransigencia y repitiera elecciones, al demostrar su incompetencia su electorado de izquierda la daría la espalda. Qué sentido tendría votar al PSOE cuando se ha negado a formar un gobierno de izquierda con UP. Es muy probable que todo el bloque de derechas se uniera para conseguir expulsar a Pedro Sánchez de la Moncloa, pero para ello unas nuevas elecciones conforman un balón de oxígeno en las que nada tienen que perder y mucho que ganar. El que si tendría mucho que perder es Sánchez que podría dejar de ser director de orquesta. En ese caso hipotético UP se movilizaría para explicar cuál es la única izquierda existente en este país. ____________

Manuel Cuadrado es socio de infoLibre.

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