Librepensadores

Planes de domingo

Javier González Caballero

A mí también me ha llegado la propaganda electoral de uno de esos partidos que ha sabido burlar mi petición formal, firmada y expresa para que no me enviasen propaganda electoral. Pero claro, se ve que yo no soy sólo yo, sino también ese «elector residente» en mi propia casa al que va dirigida la bandera de España con forma de sobre que he recibido en mi buzón. Así que nada que añadir.

Para empezar, me cuentan mis queridos compatriotas, pues así se dirigen al elector que vive en mi casa, que por lo visto nos han vuelto a llamar a ejercer nuestro derecho al voto. Otra vez, amigo español, otra vez jugando con nosotros. En fin, que ya que nos vuelven a meter en este lío de las elecciones, aprovechan para contarme sus líneas de pensamiento y por qué debería elegirles.

Y declaran que quieren ilegalizar partidos políticos en el mismo renglón en el que dicen defender nuestras tradiciones, uniendo así la supresión de derechos constitucionales con la tortilla de patatas o el flamenco.

Y me dicen que esos partidos no paran de despilfarrar y que lo mejor es reducir los organismos públicos, que seguramente estén todo el día pensando en eso, en lo público, y que eso no está nada bien, que es mucho gasto que bien podría emplearse en cosas que de verdad importen, como las clases de himnos marciales.

Y añaden que los barcos de rescate de personas en el Mediterráneo son parte de una mafia a la que nuestros gobiernos subvencionan. Que a los que no mueran en el mar tratando de culminar ese afán de invasión que les mueve habría que echarlos antes de que empiecen a hacer «de los delitos leves su medio de vida», algo que a todas luces ambicionan cuando se deciden a venir aquí, a esta España nuestra.

Que las Comunidades Autónomas sobran y que hay que bajar los impuestos que están oprimiendo a todos los españoles, como si todos pagásemos lo mismo, y como si esos impuestos fueran la goma que aprieta el brazo para marcarnos bien la vena, nuestras carteras, y así poder sacarnos mejor la sangre, nuestro dinero, para después desperdiciarla. Que total, a fin de cuentas, para qué sirven los impuestos.

Quizá para mantener la «dictadura progre», la que no te deja pensar por ti mismo, en libertad. Y es aquí, y sólo aquí, cuando usan esta palabra, «dictadura», esta sola vez, contextualizada en nuestra democracia, para añadir que divide a los españoles, y al atribuirle la capacidad de división demuestran conocer la característica menos dañina de la otra dictadura, la que no mencionan.

Me dicen también que con ellos las calles serán seguras, y no como ahora, que no hay quien se aclare, un día tienen un nombre y al siguiente otro, con la consiguiente inseguridad postal y caos en los navegadores que esto comporta.

Y que todo esto, todo esto y lo que no cabe en esta carta porque el pudor se manifiesta con más fuerza por escrito incluso para los más desacomplejados, es necesario para defender España, España siempre, su lema y su fin último, su razón de ser. España, siempre. España, siempre una. España, siempre grande. España, siempre libre.

Y esta defensa no parece que tenga nada que ver con la redistribución de la riqueza. Nada con la justicia social ni con unos servicios públicos fuertes de los que sentirse orgulloso. Nada con recuperar el dinero del rescate de la banca. Nada con hacer cumplir la progresividad de los impuestos. Nada con la lucha contra la precariedad laboral. Nada con la tolerancia ni con la integración de los diferentes. En lo que me dicen, no hay ni rastro de la amenaza del cambio climático ni de las acciones conjuntas que deberían encaminarse a paliar sus efectos. Nada de la violencia de género. Nada de luchar por la igualdad de derechos y oportunidades reales entre hombres y mujeres, o lo que es lo mismo, ni una mención al feminismo. Nada de esto tiene que ver con España, ni siempre ni a veces ni de vez en cuando.

Y acaba: lo que quieren hacer no lo hacen por ellos mismos, ni siquiera por nosotros, y así me lo aclaran a mí, al elector residente: nos piden el voto por las próximas generaciones. Por nuestros hijos.

Los que así piensan, van a ir a votar el domingo.

¿Tú qué plan tienes? ___________

Javier González Caballero es socio de infoLibre

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