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Librepensadores

Menospreciados e infravalorados

Ramón Rivas

Deseo contar en estas líneas la verdadera realidad que se esconde tras la atención de las personas dependientes, más concretamente de personas mayores en residencias y centros de día.

A día de hoy, el sector se rige por un convenio, por el VII Convenio de servicios de atención a la personas dependientes y desarrollado de la promoción de la autonomía personal, de 2012, parcheado en 2015, fecha desde la cual la patronal se ha negado a negociar con garantías de éxito para poder actualizar salarios y funciones de los profesionales que bajo ese marco ejercen su profesión.

Especial mención merecen los gerocultores, así tratados y etiquetados por dicho convenio. Dicha categoría no existe legalmente pues con la aprobación y desarrollo de la ley de dependencia esos puestos deben ser desempeñados por Auxiliares de enfermería/geriatría y técnicos en Atención sociosanitaria. Esto supone que en la práctica sean menospreciados e infravalorados en su condición profesional, atribuyéndoles tareas impropias de dichas profesiones como fregar suelos y vajilla. Asímismo no perciben una remuneración justa y proporcional acorde con su preparación profesional.

El convenio no reconoce ningún día retribuido al 100% por enfermedad, con el agravante de la propensión de lesiones músculoesqueléticas que se dan en este sector entre los gerocultores debido a las tareas físicas que deben desempeñar y que se van agravadas por la “obligación de asistir al trabajo”. Y, por supuesto, a las ratios que establecen las empresas para maximizar sus beneficios a costa de la salud de los trabajadores.

Un ejemplo habitual es ver dos gerocultores por cada 30 usuarios, a los que hay que levantar de la cama, duchar, cambiar pañal y llevar a desayunar y todo con unos tiempos marcados por la empresa a los trabajadores que no deban ser infringidos.

Otro mecanismo para maximizar beneficios es no sustituir al personal o hacerlo parcialmente. Un control obsceno de los guantes de látex o vinilo usados por los trabajadores sanitarios y sociosanitarios, negarse a lavar los uniformes de los trabajadores que pasan el día expuestos a agentes patógenos y que se les obliga a lavarlos en casa. Dudo que en un hospital se siga esta misma política de cara a la prevención de riesgos laborales

A todo esto, hay que añadir una política de dirección totalmente jerarquizada y autoritaria, donde las amenazas mediante el uso de mentiras es la constante de las relaciones de los trabajadores. Chantajean al personal con las vacaciones haciéndoles creer que es la empresa la que tiene derecho a elegir la mitad de las vacaciones de los trabajadores para así lograr que las pidan en los periodos que ellos desean y organizar las sustituciones de la forma más rentable económicamente y humana posible. El convenio no dice que sea la empresa quien elija las vacaciones en ningun momento.

Con respecto al calendario laboral, actualmente marca una jornada máxima anual de 1.792 horas algo totalmente desproporcionado comparado con otros convenios.

No satisfechos con eso, elaboran calendarios de manera perjudicial para los empleados de tal forma que no devuelven las horas de más que realizan o no contabilizan permisos retribuidos que contabilizan como días trabajados suponiendo una estafa para cada trabajador en la elaboración del calendario laboral anual.

Si hablamos de la actividad sindical en estos centros de trabajo debemos saber que muchas se organizan en torno a un sindicato vertical de la empresa y en los casos que entran otros sindicatos se dan multitud de situaciones que es la empresa quien anima a determinados trabajadores a que se presenten a cambio de favores, como por ejemplo turnos fijos de mañana y realizar las tareas en los departamentos con menos carga de trabajo. Esto no justifica en absoluto la actitud de desidia de los sindicatos mayoritarios, solo preocupados en la obtención de delegados y una vez logrados, adiós, hasta dentro de cuatro años.

Podría seguir con esta lista porque el abandono de este sector por los entes públicos y la sociedad en general ha propiciado que se den están circunstancias en nuestra sociedad.

Por supuesto en ningún momento me he olvidado de que el centro de esta actividad empresarial son personas, personas mayores con distintos grados de dependencia que son también víctimas de esta situación pues a menor número de trabajadores la calidad asistencial cae en picado; pero claro aquí la cuestión es ganar dinero, mucho dinero, aunque sea acosta de la salud de las personas, tanto de las que reciben los cuidados como de las que los prestan.

En Aragón, la situación de la dependencia requiere de una emergencia debido a las actuaciones que ha implementado durante años el Partido Socialista y el Partido Popular llevando a cabo con total y absoluta privatización de las residencias y centros de día públicos. Esto supone entregar la regulación de las condiciones de trabajo a citado convenio vigente tan perjudicial para los trabajadores y que merma la calidad asistencial que reciben los usuarios de los servicios sociales.

Estas empresas en los casos de propiedad pública, pujan cuando salen a concurso la gestión de residencias y centros de día públicos, siempre gana la que más baja el coste del servicio. Entramos así en una cadena viciosa: si bajas el precio de la contrata deberán recortar por otro lado para hacer rentable la gestión a la que se han presentado, así es como termina perjudicando a los usuarios de estos servicios y a los trabajadores a quienes recortaran derechos y condiciones laborales para rentabilizar la susodicha gestión.

Sé muy bien de lo que hablo, llevo muchos años trabajando en este sector y la mayor parte del tiempo en un centro del gobierno de Aragón gestionado por empresas privadas. Desde hace unos años vienen sucediendo que las empresas que obtienen la gestión tienen su sede fiscal en Madrid o Valladolid dejando a los trabajadores sin un lugar físico donde hablar con el departamento de recursos humanos.

Esta deslocalización en parte justifica esa estructura que como ya dije antes es autoritaria y jerárquica; la cara visible de la empresa dirige con puño de hierro para poder lograr la rentabilidad deseada. Es por esa persona por quien pasa todo.

Desde mi experiencia tengo la seguridad de la falta de interés de los gestores actuales y de los últimos años en los servicios sociales de Aragón, más concretamente de la dirección provincial. Dado que esta registrado en el registro general, multitud de quejas hacia estas empresas cuando no cumplen sus obligaciones y no han surtido efecto alguno. La desidia es la actitud habitual y generalizada de quienes dirigen dicho instituto de servicios sociales y de los directores de los centros, bien sean residencias o centros de día. Debo recordar que estos puestos son nombramientos a dedo, la tan criticada dedocracia que aporta emolumentos muy cuantiosos para quienes ejercen esta desidia y una total y absoluta falta de responsabilidad.

Por todo ello, hago un llamamiento a los distintos agentes sociales, inspecciones de trabajo, institutos de servicios sociales, medios de comunicación y la sociedad civil en general para poner el foco en esta problemática.

A día de hoy, el número de residencias y centros de día necesarios para dar atención a las personas mayores no se ajusta con las necesidades de la sociedad cada vez más envejecida y longeva.

Se debe investigar a todas estas empresas que gestionan la atención de nuestros mayores, que respeten los calendarios vacacionales elegidos por los trabajadores, que puedan disfrutar los permisos retribuidos sin coacciones ni amenazas, que los empleados dispongan de todo el material necesario sean guantes, botas y delantales para los baños geriátricos, lavado de uniformes para la prevención de riesgos laborales y mantenimiento de una higiene laboral correcta, ropas de abrigo, tiempos dignos de descanso para comer en las jornadas de ocho horas, incrementar los ratios de personal auxiliar dado que habitualmente contabilizan a todos los trabajadores para dicho ratio es decir, cuenta igual un conductor, un cocinero, un fisioterapeuta… que un auxiliar. Es evidente que cada desempeño de las diferentes funciones profesionales requiere un cálculo individualizado e independiente de lo contrario no se está actuando con la ética que merece y corresponde a la atención de las personas mayores dependientes.

No todo vale en los negocios.

No todo vale para atender y cuidar personas. ____________

Ramón Rivas es socio de infoLibre

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