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Atajar la crisis humanitaria

Ximo Estal Lizondo

La Unión Europea no responde de forma adecuada a la crisis humanitaria que se está generando de forma continuada como consecuencia de los flujos de personas que tratan de llegar a la UE en busca de protección. Hay una parálisis continuada de la UE, que ante una tragedia de magnitudes desconocidas desde la Segunda Guerra Mundial es incapaz de asumir iniciativas y de tomar decisiones al respecto e incluso hay Estados miembros que realizan actuaciones que ni siquiera respetan el contenido de los pocos Tratados de la UE al respecto.

Puedo entender que la situación merece una reunión al más alto nivel –con jefes de Estado y de Gobierno– que aborden la cuestión desde una perspectiva responsable y comprometida, pero es vergonzoso que la Unión Europea, con más de 500 millones de habitantes, se muestre incapaz de acoger adecuadamente y en condiciones dignas a las cientos de miles de personas que han llegado a la UE en situación de riesgo o persecución. Es más, hace años se realizó una propuesta que suponía una “reparto solidario” de una cifra en torno a los 80.000 solicitantes, pero la iniciativa –más propia de una subasta– quedó en el saco roto a la vista de la vergonzante respuesta de los Estados miembros.

Es importante recalcar este extremo, que parece olvidarse: son personas que huyen de países en situación de grave conflicto humanitario –de carácter bélico– donde existe riesgo cierto para su integridad y la de sus familias, muchos de ellos niños. Necesitan y merecen la protección internacional reconocida en los tratados internacionales firmados por los países de la UE y –obviamente– España. Huyen hacia la UE, que es el oasis soñado de acogida y respeto para sus derechos y donde –sin embargo- encuentran un limbo inhóspito bien de cinismo bien de abierta hostilidad. Huyen en definitiva de países donde precisamente la política exterior de la UE ha inducido –interesadamente– procesos políticos que no han garantizado, más bien al contrario, el respeto a los Derechos Humanos y que han desembocado en conflictos bélicos fuera de control.

Resulta insultante asimismo que los Gobiernos se escuden y al mismo tiempo agiten el fantasma –nuevamente– de la inmigración irregular para no cumplir sus obligaciones y responsabilidades, generando una ceremonia de la confusión y mezclando conceptos diferentes como son flujos migratorios de carácter laboral con personas que huyen de situaciones ciertas de riesgo para sus vidas.

La sociedad debería exigir que de manera inmediata se proceda al aumento de los medios necesarios para garantizar la tramitación y respuesta adecuados a las personas que llegan buscando protección, y asimismo exigir la finalización inmediata de las respuestas policiales, coercitivas o represivas por parte de los países de la UE que no faciliten la protección y el amparo de esas personas. Todo ello debe ir acompañado de asumir el papel que corresponde en la valoración de las situaciones de los países de origen, procediendo a habilitar partidas económicas que habiliten programas de cooperación al desarrollo e intentar, con todos los medios, prevenir y evitar discursos demagógicos o xenófobos impidiendo, así, mensajes de odio e intolerancia que los partidos de ultraderecha cada día pronuncian, cada vez más de una forma irracional, absurda e insensata.

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Ximo Estal Lizondo es socio de infoLibre

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