Librepensadores

La ciencia nos sacará de esto

Antonio García Gómez

Esta mañana he madrugado y he salido a pasear como de costumbre. El día se desperezaba templado, bello, luminoso y ofreciendo una “levantada” del astro rey magnífico a orillas de la mar mediterránea que se mostraba plana, plácida y celeste; apenas salpicada por pequeños pesqueros que ultimaban los últimos trabajos de la atareada noche, atentos a sus faenas antes de enfilar a puerto.

Nada presagiaba  el mínimo contratiempo que fuera a perturbar la jornada. La primavera se anunciaba y los trinos de los mirlos entretenían el silencio. Incluso apetecía seguir caminando en dirección a Levante, como imantados hacia el principio del día, luminoso y claro.

Y sin embargo los noticiarios insistían sobre las alarmas y los peores augurios en las próximas semanas alteraban el ánimo.

Por nuestra vanguardia, especializada, médica y científica, empeñada desde hace varias semanas en no desfallecer a pesar del denuedo multiplicado, en el silencio redoblado por el esfuerzo, la atención y el mimo, mostrando que no vamos a estar solos después de todo.

A pesar de que los recursos escasean, víctimas de tantos recortes, regateos a la solidaridad y a la generosidad, ahora, una vez más, llamada a filas, por las autoridades políticas que vuelven  a recurrir a la ciudadanía, compatriotas obedientes y disciplinados, sin duda, presta a autoexigirse lo que se les reclame, cada quien desde donde pueda y deba.

Se acerca a la Tierra un asteroide que parece llevar puesta una mascarilla

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Esta mañana paseando he visto cómo los hombres y las mujeres de la limpieza urbana, que también habían madrugado y no cicateaban su aplicación, mientras a la vez las tahonas mostraban sus luces encendidas y aseguraban el trabajo de los panaderos, y asimismo los camiones con suministros ya descargaban sus mercancías en los diferentes supermercados, y los coches de la policía patrullaban y tranquilizaban, y menos gente que de costumbre había salido a la calle, y la emoción contenida daba paso a la entereza supuesta, segura de… los mejores, porque ya estamos en “la hora de los valientes”, aunque valgamos menos de lo que llegamos a creer nunca, porque debemos recuperar la autoestima de nuestra condición, cívica, noble y decente, generosa y fuerte, frente a los retos que nos reclaman sacrificio y sentido colectivo, todos y todas soldados rasos… que ya hemos aceptado la decisión de tirarnos “cuerpo a tierra”, decididos a aguantar, por nosotros mismos, por quienes también y sobre todo vayan a necesitarnos desde su vulnerable humanidad.

Ante la declaración de alerta, la responsabilidad de todas y todos. ¡Sin novedad! Por y gracias a nuestra propia naturaleza humana.

Antonio García Gómez es socio de infoLibre

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