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Complot de EEUU para capturar a Maduro en plena pandemia

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Juan José Torres Núñez

La maldad no necesita razones, le basta con un pretexto.

Johann W. Goethe

Es muy triste que la nación más grande del mundo, Estados Unidos, se haya convertido en la madre de todas las aberraciones del planeta con sus injerencias en los asuntos internos de países soberanos, cambios de régimen y guerras interminables. El covid-19 ha desenmascarado sus miserias, sus desigualdades y las fuerzas invisibles del sistema neoliberal. Y en medio de esta pandemia, el Imperio norteamericano ha anunciado un plan en donde propone la creación de un gobierno interino en Venezuela y la celebración de elecciones presidenciales en un plazo de seis a doce meses. El plan establece las condiciones de un gobierno de transición y los pasos que Venezuela debe aceptar, ignorando de esta forma su soberanía y su independencia. Para ejecutar este acto de terrorismo internacional, el departamento de Justicia estadounidense presentó el 26 de marzo una serie de alegaciones contra el presidente electo de Venezuela, Nicolás Maduro, acusándolo de "ayudar a dirigir" lo que ellos llaman "una organización criminal conocida como Cártel de los Soles". El secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, explicó que Maduro podría afrontar un mínimo de 50 años de prisión. Y como si se tratara de una película de pistoleros del Oeste, ofreció 15 millones de dólares como recompensa para la persona que aporte información sobre este asunto. Sin presentar ningunas pruebas, volvemos de nuevo a Goethe: EEUU no necesita pruebas, le basta con un pretexto.

En la historia reciente del Imperio hemos visto muchos pretextos, falsos por supuesto, para invadir un país y someterlo bajo su yugo. El periodista Max Blumenthal ha comentado en un tuit que "El régimen estadounidense ha ofrecido una recompensa sobre la cabeza de un líder electo de Venezuela, al estilo de la mafia, para crear el marco idóneo para una intervención como la de Panamá. El régimen busca poner a Juan Guaidó, una marioneta que nadie le ha votado y que ha colaborado con la banda de narcotraficantes Los Rastrojos en Colombia". La invasión de Panamá en 1989 se llamó Operación Causa Justa. Washington ofreció 1 millón de dólares por la captura del general Manuel Antonio Noriega, comandante en jefe de las Fuerzas de Defensa de Panamá. Por la invasión y destrucción de Irak, Washington ofreció 25 millones por la cabeza de Saddam Husein en 2003 y 15 millones por cada uno de sus hijos, con el pretexto de que poseía armas de destrucción masiva, listas para volar el mundo. Y por la captura de Muamar Gadafi en 2011 Washington ofreció una recompensa de 1 millón de dólares. Con pretextos falsos, EEUU y la OTAN destruyeron el país. Podemos establecer que cuando EEUU ofrece una recompensa millonaria, después seguirá la invasión y la captura del jefe del Estado del país elegido.

Para estos pretextos llenos de injusticias y crímenes, EEUU se vale de personas como el fiscal general, William Barr, que según el Blog de Sergio Rodríguez Gelfenstein, es el "Sheriff" del lejano Oeste. Este tipo de personas corruptas proporcionan "la justicia simulada", que como escribió Platón es "la peor forma de injusticias". Baltasar Garzón ha señalado con nitidez en su artículo Amar en los tiempos del covid-19 que "el cerco marítimo que Estados Unidos ha desplegado contra Venezuela pretextando fantasmagóricos delitos de narcotráfico al más alto nivel, [es] un nuevo ejemplo de acoso a la soberanía de un estado y la incapacidad de hallar fórmulas de encuentro". Este bloqueo naval con el pretexto de que la droga no entre en EEUU, ya lo ha comentado Trump en un tuit al anunciar que los barcos de guerra estadounidenses que ha enviado al Caribe protegerán a América de "los terroristas narcotraficantes aprovechando la crisis del coronavirus". Y el secretario de Defensa, Mark Esper, también ha afirmado en otro tuit que "el régimen ilegal de Maduro en Venezuela utiliza la venta de narcóticos para mantenerse en el poder". Los encuentros que Garzón propone, que es un paso en la dirección acertada, no se pueden producir porque la Casa Blanca ha saboteado en todo momento una solución negociada. Acusar a Maduro de un delito de narcotráfico parece que tiene la intención de sabotear la petición a los EEUU de miembros de la oposición moderada y del presidente de la Asamblea Nacional, Luis Parra, de levantar las sanciones para aliviar la lucha de Venezuela contra la pandemia del covid-19. A esta petición también se han sumado el secretario general de la ONU, António Guterres, la comisionada en derechos humanos, Michelle Bachelet, y el alto representante de la Unión Europea para asuntos Exteriores, Josep Borrell, entre otros. Lo que ocurre es que "Venezuela es un lugar estratégico" y además "tiene petróleo" y riquezas, como ha manifestado el profesor Eduardo Luis Moggia, de la Universidad de Mar de Plata.

Veamos ahora quién es William Barr. Para Sergio Rodríguez este fiscal general aplica "la justicia divina", tal y como el Imperio la concibe: "juzgar a cualquier persona de la Tierra que no se arrodille ante la fuerza letal de su superior estupidez". Rodríguez lo considera "un frustrado agente de la CIA", que fue "asesor legal de la Casa Blanca con el presidente George H. W. Bush". Barr preparó los instrumentos legales "para justificar la invasión de Panamá". Con otras palabras, se encargó de buscar el pretexto que acabó con "el asesinato de cientos de civiles y capturó al general Noriega". Barr argumentó por escrito en su justificación que "El FBI [puede entrar] en cualquier país, sin autorización de su gobierno, para detener un fugitivo buscado por la justicia de EE UU por cargos de narcotráfico o terrorismo, incluso violando el derecho internacional". Y este es el problema de EEUU, desprecia el derecho internacional y cree que puede invadir cualquier país del mundo. Este escrito nos muestra la alevosía con la que EE UU ha preparado el complot para capturar a Maduro.

Este mismo "Sheriff", como fiscal general adjunto, preparó años más tarde en 2003 "la justificación legal" para la invasión de Irak, siguiendo siempre el mismo procedimiento en tres fases, como Sergio Rodríguez indica. Primero, controlar los medios de comunicación; segundo, disolver y destruir las FF.AA. del país en cuestión; y por último, poner por la fuerza un dirigente marioneta al servicio de Washington. Rodríguez considera que por todas estas acciones "William Barr es un asesino en serie que finge como fiscal general de EEUU". Opina también que todas las acusaciones sin pruebas contra Maduro deben tomarse como "una declaración de guerra". El mejor ejemplo lo encontramos en las invasiones de Panamá, Irak y Libia. Para solucionar el problema de Venezuela, EEUU solo ve una posibilidad: enviar una Fuerza Militar para capturar al presidente electo Maduro, ignorando las terribles consecuencias de la pérdida de vidas humanas inocentes. Pero para EEUU y la OTAN los muertos son solo "daños colaterales", sin importancia.

Barr presentó en Nueva York una acusación contra Maduro y otros altos cargos de su Gobierno por su "involucramiento en narcoterrorismo". También indicó que "EEUU tiene intenciones de poner bajo custodia a Nicolás Maduro, así como a otros altos funcionarios de la nación", según recoge Jesús Millán Alejos. Pero Maduro, sabedor de que el despliegue naval estadounidense no está dirigido a golpear el narcotráfico, sino que es un pretexto para una posible intervención en su país, ha contestado al plan de EE UU con una declaración solidaria y humanitaria: "En medio de nuestra lucha sin tregua contra el covid-19, quiero enviar una carta al pueblo de los EE UU con un mensaje de solidaridad y una llamada a la Paz. Ninguna agresión supremacista puede quebrar nuestros lazos de fraternidad". Maduro señala claramente cuál es el problema de Venezuela, de EEUU y de todo el mundo: el covid-19. Lo que pide es solidaridad, cooperación y reconciliación, algo que no forma parte de la doctrina de confrontación de la Casa Blanca. La carta también pide a EE UU que no permita verse "arrastrado, una vez más, a otro conflicto interminable, otro Vietnam u otro Irak".

EEUU se ha equivocado de pretexto porque la droga que está matando en su país no procede de Venezuela. Como explica Leonardo Flores en su artículo Trump Administration’s Bounty on Venezuelan President Triggers Explosive Violent Plot, "el mito de que Venezuela es un estado narco ya se ha desmentido". Aunque, claro, no se puede negar que es un país "con un tránsito de cocaína, pero con menos del 7% del total de las drogas que se mueven por Sudamérica". Y destaca que "EEUU es el consumidor más grande del mundo" y "Colombia el productor más grande del mundo". Por esta razón, el Canciller venezolano Jorge Arreaza ha subrayado que "EEUU debe tomar acción para proteger sus fronteras descuidadas y vulnerables a las drogas que se originan del tráfico colombiano". Y como Flores resalta, "el presidente Iván Duque [de Colombia] es un aliado del ex presidente Álvaro Uribe [también de Colombia], que se le ha vinculado al tráfico de drogas". Sin embargo, ni el presidente Duque ni los presidentes de Honduras y de Guatemala, que "también se les ha vinculado al tráfico de drogas", han sido acusados por Barr. Esto tiene una explicación fácil: Duque es un aliado de EEUU, necesario para cualquier intervención en Venezuela.

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EEUU tiene una política exterior fallida desde hace muchos años. Sus sanciones criminales solo sirven para causar hambre a los venezolanos. Haría algo mucho más humano si devolviera a Venezuela los miles de millones que tiene congelados en sus bancos. Con este dinero, que no le pertenece, se podrían comprar muchas medicinas que Venezuela necesita para su maltrecho sistema sanitario. Y el Fondo Monetario Internacional (FMI), controlado por EEUU, tampoco ha ayudado al rechazar los 5 mil millones de dólares que Caracas le pidió, por considerar que "no hay claridad sobre el reconocimiento de Nicolás Maduro como presidente del país". El FMI ha olvidado que en las elecciones que Maduro ganó, uno de los observadores internacionales, el ex presidente de los EEUU, Jimmy Carter, declaró que "las elecciones fueron limpias". Esta pandemia es el resultado de las políticas de austeridad impuestas por el Banco Mundial y el FMI. Tenemos una crisis doble: el coronavirus y el estallido del viejo mundo unipolar. La falta de solidaridad y el desmantelamiento del sistema sanitario, como es el caso de la Comunidad de Madrid, han puesto de manifiesto el cáncer especulativo global de nuestro sistema financiero neoliberal.

La pandemia del covid-19 va a producir muchos cambios en nuestra sociedad. El Instituto Schiller ya se ha adelantado a los acontecimientos con el Congreso vía Internet que ha anunciado para los días 25 y 26 de este mes de abril. El título del Congreso ya lo explica todo: La existencia de la humanidad ahora depende de la creación de un Nuevo Paradigma. En los cuatro paneles que se van a tratar se debatirán las causas de esta pandemia y la necesidad de reemplazar la geopolítica actual con un Nuevo Paradigma de relaciones internacionales basado en la cooperación de todos los países del mundo y no en la confrontación permanente que propone Estados Unidos con sus guerras interminables. El dinero de las armas nucleares, que nos conducen a la muerte, se tienen que destinar para la erradicación de la pobreza, para la creación de buenos sistemas sanitarios y para una educación que nos enseñe la ciencia de la economía física, que estudia todo el conocimiento humano. Tenemos que crear, pues, un mundo en donde la injusticia y la impunidad no puedan simular la verdad.

Juan José Torres Núñez e socio de infoLibre

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