Librepensadores

En defensa de la democracia

Antonio Fernández-Montes

La derecha, desde la declaración del estado de alarma, ha venido generando crispación y haciendo una oposición desleal e irresponsable. Un ejemplo lo tenemos en el hecho de venir reclamando la declaración de luto oficial como gran argumento político, todo de cara a la galería, y el primer día de luto oficial convierten el Congreso en un lodazal. Solo hay que ver y oír a Álvarez de Toledo.

Ni los muertos, ni sus familias, ni los efectos sociales y económicos que dejará la pandemia les importa. Tampoco las negociaciones en Europa para crear un fondo de solidaridad y financiación de los efectos de la pandemia. Tampoco los millones que ha puesto el Gobierno para proteger a familias (ERTES, renta mínimo vital) o a pequeños empresarios mediante préstamos por importe de 20 mil millones, ni el asunto Pérez de los Cobos, aunque esté justificado por un informe infame y demagógico.

Estas derechas rancias y con olor a naftalina sólo pretenden la descalificación y la deslegitimación total del Gobierno, al que consideran ilegítimo desde su constitución. Para ello recurren a todo lo que les venga bien, cuentan con los medios afines que se prestan a difundir sus mentiras y bulos, llegando a la acusación e insult personal. No les importa destrozar las reglas de convivencia parlamentaria, ni la convivencia social convocando manifestaciones con riesgo para la salud de todos a grito de “libertad”. Con su degradación social, su pobreza argumental y su violencia verbal quieren romper la vida pública y la convivencia democrática que hemos construido durante 40 años. Los problemas de los ciudadanos les importan poco; tanto si hay familias haciendo colas en los bancos de alimentos, cómo la sanidad pública hace agua o si la educación no dispone de medios suficientes para afrontar los retos futuros es algo que les trae sin cuidado. Nuestros problemas no son de su interés.

El Gobierno actual es un problema porque no pueden hacer sus negocios y dar suculentos beneficios a los especuladores de las residencias de mayores o su modelo de sanidad privada. No pretenden otra cosa que generar degradación social en un ambiente tóxico para provocar la desesperanza de los ciudadanos y crear un clima donde ellos puedan volver al gobierno. Para tapar toda esta estrategia se envuelven en una bandera, una bandera que no les pertenece, que ensucian y manchan con su comportamiento nada ético y democrático.

No dejemos que nos intoxiquen, que nos manipulen, que nos hagan dudar sobre la conciencia social, democrática, solidaria, de igualdad de oportunidades, justa y fraternal que constituye la esencia de nuestro modelo de sociedad de bienestar. La democracia la hacemos todos con nuestra ejemplaridad y responsabilidad. Nuestro éxito, no entrando en su juego, es su fracaso. Continuemos nuestro camino democrático y participativo responsable que representamos una gran mayoría de la sociedad española, que no nos desvíen sus ruidos, mentiras y trampas. Hoy utilizan a la Guardia Civil, mañana será Cataluña o Venezuela o ETA o el Peñón de Gibraltar o a los autónomos o a la policía o al que toque de turno.

Sigamos adelante. El mayor desprecio es no hacerles aprecio.

Antonio Fernández-Montes es socio de infoLibre

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