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A vueltas con el infierno

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Antonio García Gómez

Y vaya uno a saber con Satán entretenido en sus innumerables reencarnaciones.

Después de que nos dijeran desde el mismo Vaticano que el infierno no existía. Después de que monseñor Cañizares insistiera en que el diablo andaba por medio a la busca de una vacuna antivirus. Después de haber leído un informe que apuntaba que, donde en realidad se encontraba el infierno era en las salas heladas, en las mesas de despiece, en el trabajo bajo presión y mal considerado de los mataderos, ahora resulta que era ahí donde bulle Satán y sus compinches… aunque el mundo seguirá siendo un lugar abonado para el mal, la codicia, la prepotencia y la inhumanidad en nombre de altísimos designios y soflamas, en tiempos del becerro de oro campando su sonrisa sardónica.

“La directora de la Agencia Española del Medicamento ha asegurado que España tiene garantizado el remdesivir”, un medicamento que parece que es eficaz en algunos procesos de agravamiento de los enfermos por la covid-19, y que, hasta la fecha, era barato y se encontraba al alcance de cuantos lo necesitaran. Hasta que llegó el “emperador en apuros”, y así ha sucedido que Trump y su Gobierno se han apresurado y han comprado, ¿se es lo que se tiene?, ¡money money! las existencias para los próximos tres años, como si de otra pandemia se tratara, capaz de contagiar aún más letalmente, sin que importe el mensaje que se da, en el que los pudientes arreglarán lo suyo y los que vengan detrás que arreen.

De hoz y coz hacia un nuevo mundo, ¿una nueva realidad?, en la que la desigualdad sea admitida con ¿naturalidad?, mientras los danzantes rendirán veneración al gran becerro, el nuevo dios, a merced de las mentiras y el odio selectivo, camino de la infamia elevada a estrategia geopolítica de las nuevas razones de Estado.

Y aún seguimos creyendo que el infierno se encuentra en los mataderos.

Y mantendremos en nuestra retina las imágenes de las UCI colapsadas y los ancianos abandonados a su infortunio, creyendo que el vil metal, la desigualdad nos amparará mientras no nos caiga encima la decisión del dichoso virus en amargarnos ¡”la dolce vita”!

                                                                                                                                                Antonio García Gómez es socio de infoLibre

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