La vida es corta y compleja. Desperdiciamos gran parte de nuestra existencia en automatizar costumbres y acciones, convirtiendo reiterados y escasos esfuerzos que efectuamos en fáciles recorridos de cortos aprendizajes llevándonos a ocupar gran parte de lo que hacemos u oímos en una rutina diaria.
Así es, si cabe, que se pueda entender o sorprender lo que nos sucede en cada acto que emprendemos en nuestra agenda vital, pues vivimos a desaire de lo que ocurre y que consideramos que no nos afecta. Un ejemplo: retorcemos la mirada cuando escuchamos que sólo el 10% de los que nacen pobres se hacen ricos, entendiéndose que eso sucede sólo en lugares propensos para tal y donde, además, la clase social se hereda, sin que por tal causa arruguemos el ceño y nos haga pensar que la desigualdad social se ha desatado, no aquí o allá sino en todo el planeta.
En ese sentido no hay parangón que nos incite a retroceder, como si lo que ocurre hoy cerca de nosotros fuera lógico y refleje una situación idéntica a otras épocas anteriores donde no existía clase media alguna y el mérito era congeniado por la aristocracia de nobles, terratenientes y eclesiásticos, aupados por plebeyos y los eternos pringados.
Sectores de la industria, ciencia, tecnología y economía avanzaron inexorablemente y en la actualidad –en gran parte sólo en palabras– procuramos diferenciarnos de ese ayer que fue y de ese futuro que deseamos distinto.
Pero sigue fallando algo, y vuelvo a remitirme al principio, el ser humano pierde el tiempo y se desenvuelve como si el destino no pudiera acarrear un regreso a un indeseable origen.
En tal medida, la covid-19, así como sucesivas pandemias, deben hacernos reflexionar que éstas provienen de la misma causa: desinterés por todo el entorno que nos rodea y arruinando lo que nos invita a ser humanos inteligentes, tal como es luchar por la igualdad y la solidaridad, defendiendo nuestro ecosistema, fauna, flora y desechando cualquier sentido que nos conduzca a la sempiterna rutina de hoy día.
Vicente Montejano Conejero es socio de infoLibre
www.infolibre.es ISSN 2445-1592
Si estamos de acuerdo con aquello de que "el ser humano es un animal social", eso nos debería hacer pensar que como animales no tenemos futuro fuera de la naturaleza y como sociales lo importante es el grupo y no el individuo. Justo lo contrario de que lo que estamos haciendo como especie que es sobreexplotar la naturaleza hasta la extenuación y que el 1% de los individuos tenga el control de la riqueza de todos.
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