La portada de mañana
Ver
Tres lecciones comunes de Galicia y Euskadi: los proyectos a largo plazo tienen premio

Librepensadores

No todas las opiniones son respetables

Librepensadores

Juan Carlos Rodríguez de la Coba

No, no todas las opiniones son respetables. Tu ignorancia no puede ponerse en pie de igualdad frente a los conocimiento y el saber de la ciencia y la cultura. Y la democracia no conlleva que seas consultado sobre todos los extremos de la vida, solo sobre aquellos que son opinables y no hechos incontrovertibles. Éstos existen y no es el consenso el que los establece sino la veracidad, la ciencia y el saber humano acumulado con rigor a lo largo de siglos.

La lectura de este artículo, puede darnos una idea más aproximada del nivel de gravedad que conllevan actitudes como las expresadas en la manifestación en Madrid por parte de los conspiracionistas a los que directamente, deberíamos renombrar como conspiradores. Si hay que resumir de algún modo el rasgo común de los asistentes y los discursos y eslóganes que se pudieron escuchar, podríamos hacerlo como personas de pensamiento infantilizado.

Personas incapaces, ensoberbecidas (o empoderadas) en su ignorancia y desprecio por la cultura, la ciencia, la historia, en general, el saber acumulado. Con una falta de capacidad crítica, promovida y abonada desde múltiples instancias de nuestro mundo contemporáneo con intereses y objetivos bien dispares. Y que han ido calando en amplias capas de la población a lo largo de decenios expresándose ora negando la efectividad de las vacunas o el hito humano de haber alcanzado la luna, ora afirmando contra todas las evidencias que la tierra es plana, o poniendo en pie de igualdad ante los demócratas a psicópatas y dementes autoritarios como Hitler, Trump, Bolsonaro o, aquí más cerca, Abascal, Salvini o Lepen.

Ayer desbordaban la capacidad de asombro de cualquier persona la afirmación de algunos participantes que exigían ser consultados sobre la existencia del virus o el lema coreado por miles que querían verle con sus propios ojos. Este tipo de comportamiento ha venido tramitándose y consintiéndose socialmente entre la burla de muchos y su instrumentalización por otros, como la expresión de la llamada "franja lunática" de la sociedad y una benigna consideración a su falta de perniciosidad.

Pero hoy, cuando vemos expresiones sociales como la de ayer, llamadas de energúmenos como los que extienden bulos tan peligrosos por las conductas que promueven como Miguel Bosé –"Chips en las vacunas para controlar a toda la población del mundo a través del 5G"–, o cuando aparecen severas amenazas a la democracia estadounidense ante una más que hipotética pérdida del poder de Donald Trump en las próximas elecciones, o Salvini y su actitud irresponsable y dejatoria bloqueando los mecanismos con los que la sociedad reacciona ante la tragedia de las muertes de miles de personas inmigrantes en el Mediterráneo, o cuando los progenitores ponen en peligro la salud de sus hijos negándose a las vacunaciones pertinentes, no pueden seguir considerándose como algo irrelevante, que se pueda consentir o que no conlleve no solo riesgos sino severos daños al conjunto de la sociedad.

Para esas circunstancias se inventaron las leyes. Y la sociedad a de actuar, primero, legislando sobre los mecanismos de que nos dotemos para evitar que este tipo de actuaciones signifiquen peligro para los demás, como en este caso, y además, reflexionando sobre el tipo de educación, de comunicación y de valores con los que nuestra civilización está consintiendo o promoviendo el surgimiento de éstos grupos de ideas y del conjunto de individuos sobre los que son capaces de germinar.

Juan Carlos Rodríguez de la Coba es socio de infoLibre

Más sobre este tema
stats