Librepensadores

Una España nueva

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Cesar Moya Villasante

Un mundo nuevo ha llegado con el covid-19, pero España no se ha enterado bien. Quizá porque no tenemos los políticos adecuados y porque el país está demasiado antiguo por culpa de una Transición en la que poco se actualizó. Dicho en breve es así, pero la complejidad del tema es importante desarrollarla porque no podemos perder más tiempo en un país en donde la sociedad va delante de nuestros representantes y donde la creatividad puede darnos la oportunidad para muchos años venideros en donde nuestra juventud podrá liderar muchos temas si se les da las armas necesarias. No como ahora en donde el Parlamento se usa para un toma y daca entre políticos sin sentido que no nos llevarán a nada si no se ponen las pilas. Y es algo que lo veo muy difícil cuando solo miran para sí mismos. Se ha dicho que detrás de Pedro Sánchez hay alguien más poderoso que podrá actualizar el país, pero el actual presidente no podrá hacer mucho si tiene en contra hasta parte de su propio partido. Veamos.

Lo que yo llamo la actualización de España es hacerla nueva en muchas materias. Pero eso solo lo pueden hacer los técnicos que conocen las distintas áreas de nuestra estructura olvidándose de la política y de muchas cosas más que se arrastran. El problema es que desde el año 75 se ha perdido demasiado tiempo para ahora poder recuperarlo en el poco que tenemos para ello. Y nos hemos creído que el país avanzaba y es cierto que lo hizo porque estábamos a la cola de Europa y a poco que se hiciera a los ciudadanos que lo vivimos nos parecía que estábamos modernizándonos, pero no es suficiente y eso lo vemos ahora. Porque nos bastaba con ganar un poco mes cada año para pensar que aquí éramos casi ricos, pero no nos dábamos cuenta de que en la vida el dinero no lo es todo, aunque ahora es el único Dios existente, pero es que solo con Dios tampoco se vive. Quizá antes del covid-19 no pensamos casi nadie que estábamos a la cola de una Europa que avanza incluso sin tener nuestras ventajas, que se aúnan en una juventud muy preparada y en una característica del hispano en creatividad, en ideas que le hace ser querido para trabajar en muchos países.

Quizá por eso es difícil dirigir el país porque siempre habrá alguien que piense distinto. Por eso el éxito, por llamarle de alguna forma, de Franco fue crear un país sin oposición y sin pensamiento. Así él pudo gestionar algo sin oposición, pero eso en el mundo actual es casi imposible porque el sistema democrático está aquí para quedarse y no se comprendería en principio otro Franco que acabara con nuestras libertades actuales en un mundo globalizado. Y el sistema se llama democrático, pero no lo es pues el modo liberal lo ha deteriorado de modo que lo que antes podía hacer un dictador con las armas incluso, ahora lo hacen las monedas. Lo llaman mercado, pero es lo mismo y lo dirigen los mismos, los que siempre han Poseído casi todo. Y quizás en poco tiempo, todo, si alguien con cordura no lo evita. Pero volvamos a lo nuestro, a esa nueva España.

El hecho de que en este país venciera el fascismo, como único país de Europa donde eso se produjo, nos trajo un modo de vida en el que aquellos ultras se organizaron de manera tal que ocuparon todas las esferas, instituciones, organizaciones, etc. etc., del Estado posterior a la guerra civil. Con esa estructura formaron un magma viscoso en donde nadie podía penetrar que no fuera de aquella ideología. Y se fraguó un Estado totalitario hasta el 75, año de la muerte de Franco. Al morir, dejó a Juan Carlos I al cuidado de los principios del Movimiento que era ese magma viscoso de personas unidas en un país de pensamiento uniforme, pero aquel rey, hoy en dudas para todos por su comportamiento a la vista, trato de generar un modo distinto de gobierno. Su campechanería y la apertura a partidos políticos hacían suponer que había cambiado algo bastante. El 23F se vio que tampoco había cambiado tanto porque detrás de la panoplia estaba mucha gente amenazando de forma sutil y no tan sutil que se produjera un cambio hacia el que todos estuviéramos mejor representados. O sea, vascos y catalanes no eran fiables, los rojos seguían observados y los gobiernos de turno como el de Felipe se amoldaban a la situación. Y este fue el verdadero problema del país que hay que tratar para saber lo que nos pasa.

El PSOE fue la ilusión de muchos y de hecho el que trajo algunos mínimos cambios al país y positivos como la enseñanza, la sanidad o la mejora de la cultura. Pero haciendo esos avances se dejaba acariciar por las manos de un sistema que le ofrecía una paz con beneficios. Porque había que repartir para que aquellos pareciesen una democracia de verdad. Pero al seguir el juego de eso que llamo magma, se siguió viviendo entre amiguetes, como Ejército, Iglesia, judicatura, etc. en donde las llamadas para arreglar asuntos valían mucho aún. Y eso le gustó a los del PSOE que, siendo honrados en su primer momento, porque estaban en contra de los modos franquistas, vieron que adaptándose a aquella España imperial se podría vivir cómodamente.

Este es el problema auténtico que generó que no se hicieran leyes para adaptar el país a lo que era Europa. Por ejemplo, la corrupción entonces no era lo que es hoy pero quién se iba a meter en líos de hacer unas leyes que molestaran a algunos que viven insertos en ella, no en lo que hoy se ve en cantidades económicas que rozan el escándalo, pero sí en esa comodidad de meter la mano en la caja para solucionar pequeños problemitas caseros o para que colocar a los parientes cercanos. Porque la corrupción de este país de ese Movimiento Nacional, hoy situado entre las siglas Vox-PP, no es solo robar dinero de la caja de todos; es presionar al juez amigo para que no sancione o conseguir cambiar al juez que no es de los nuestros, o no sancionar a empresas que están actuando con faltas porque también es de los nuestros o pactar entre los dos partidos veteranos leyes que no hagan mucho daño a los nuestros o aforar al mayor número de políticos existentes en el mundo para que no se entre a datos escabrosos si se destapa algo no confesable o tapar las miserias que haya hecho un rey emérito, entre ambos partidos, para que no salga a la luz pública o manejar los medios de comunicación al gusto para engañar al pueblo y que se crea que existe la democracia, la libertad de expresión, la judicatura independiente, etc., etc.,etc.

Porque sí, se hizo una Constitución por gente muy preparada políticamente y capaz de crearla en tiempos difíciles, pero se cumple en lo que queremos que se cumpla. Hay puntos en ella que nadie toca. Y ese es el problema más grave de esa Transición. Resumido: se hicieron cosas, pero siempre que no molestaran a esa derecha, alojada en un grandísimo grupo que componía todas las instituciones y un PSOE que se fue acomodando a la situación hasta llegar al gobierno de Aznar en donde ya todo era lo de siempre y no había ni siquiera alguien que preguntara porque no se avanzaba en las materias que ahora nos preocupan. Obviamente Rajoy no se movió y ahora Aznar trata de juntar a toda la derecha que ya estaba junta pero dividida en tres partidos, con lo cual nos encontramos que ahora van de la mano Aznar y Felipe, una vez orientado todo a lo USA, o sea, que exista la ultraderecha y la derecha con un enemigo común insertado en un gobierno de derecha educada, como es el PSOE actual, pero con un UP que incordia. Y ahí Sánchez, queriendo hacer cosas de cambio verdadera tendrá su hándicap.

Porque lo más esencial es cambiar la judicatura que es la base de la democracia, para que sea independiente pero no con jueces amiguetes sino con jueces neutrales y profesionales. Vimos a Rajoy luchar para cambiar jueces cuando su corrupción total y lo consiguió muchas veces. Si partimos de que no hay una ley que acabe con la corrupción de verdad, la económica y la social, no es posible generar un país limpio y nuevo. A partir de ahí, mucha gente fenomenal y con conocimiento podrán cambiar cosas pero si alguna de esas cosas molesta a Faes, por ejemplo, y pueden acudir a sus medios y a sus muchos amiguetes para que esa ley no salga adelante, España nunca avanzara. Y ahí lo dejo para quien quiera ponerse a esa labor que sería la primera para acercarse a la Europa más avanzada de ideas, que son nuestros próximos vecinos, que, salvando que también tienen sus problemas porque nadie es perfecto, no están tan forzados por una derecha fascistoide de amiguetes, de agradecidos y de compis, dispuestos a mantener aquel “atado y bien atado” que ahora vemos en realidad.

Cesar Moya Villasante es socio de infoLibre

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