Librepensadores

Diagnóstico empresarial de urgencia

Jacinto Vaello Hahn

Aprovecho unas cuantas frases recogidas en diferentes medios de comunicación para enfocar la cuestión:

"La derecha española patrimonializa el Estado". "Los empresarios españoles son los peor preparados de Europa, sólo por delante de los griegos, según los estándares de la OCDE""El virus de la imprevisión golpea a España""España, en lo esencial, es un país que no se ha reconciliado".

Empresarios mal preparados que necesitan en todo momento un manejo sesgado a su favor de los dineros públicos ("patrimonializar"), que no necesitan hacer grandes previsiones ("el virus de la imprevisión"), porque el juego consiste en conservar el acceso a una serie de partidas que estarán en los Presupuestos del Estado por obligación y que siempre están muy lejos de plantearse cualquier entendimiento o negociación con 'los otros' ("no reconciliación").

Resulta curioso, al repasar estos puntos, constatar con qué precisión reflejan la realidad de esta sociedad. No es una descripción exhaustiva pero sí ajustada.

"Es necesario que aparezca un nuevo empresariado", dice alguien. Y tiene toda la razón. Con la clase empresarial que actúa en la escena española solo nos cabe esperar que afloren los tics de siempre. Por ejemplo, salta la noticia de que "El sector del ocio nocturno intenta forzar en la Audiencia Nacional la apertura inmediata de las discotecas y pubs".

Lógico. El negocio del divertimento es de lo poco que sabe hacer el empresariado español. Y además nos ilustra acerca del otro recurso habitual de este empresariado "peor preparado de Europa": lo que no se resuelve por la vía de la caja pública se puede intentar por la vía judicial.

Salvo contadas excepciones, todo menos crear empresas que operen en nuevos mercados y sean solventes por sí mismas, todo menos innovar, todo menos generar empleo cualificado, y, desde luego, todo menos pagar impuestos.

Los nuevos empresarios no están debajo de las piedras. Tampoco se forman en esas estupendas universidades privadas que no hacen sino reproducir el modelo histórico. Por lo que se ve, estas instituciones solo forman subalternos de la gran empresa internacional, y así es imposible generar un modelo económico propio.

Debo reconocer que no consigo imaginar cuál puede ser un camino razonable para hacer el recorrido hasta alumbrar un sólido modelo económico de nuevo cuño.

Da la impresión, en definitiva, de que en una cultura empresarial como la española no hay mucha tentación de avanzar buscando ese camino. Lo que refuerza la temida conclusión, que el gran poder económico no quiere ni siquiera oír mencionar: el desafío queda en manos de la iniciativa pública. Sin que el sector público formule y aplique una estrategia de modernización coherente, que tiene que ser acompañada por el empresariado, estaremos condenados a seguir dependiendo de camareros y peones de albañil.

Jacinto Vaello Hahn es socio de infoLibre

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