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Y los ERE, ¿qué?

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Cesar Moya Villasante

La derecha española tiene una obsesión por gobernar inigualable. Quizá para que otros de distinta ideología no descubran lo que hicieron durante tantos años de franquismo y de transición demasiado acordada con el PSOE en los años de Felipe, que tuvo que acceder a demasiadas presiones para conseguir hacer lo que hizo o lo que le consintieron. Pero para ello utilizan todos los medios posibles cuando están en la oposición, ya sean legales o no, como vimos durante el mandato de Zapatero y vemos ahora con Sánchez. Y utilizan también sus medios de comunicación, muchos, y la Judicatura y hasta la Iglesia que es lo que tuvieron siempre a sus órdenes, desde aquel movimiento nacional que hoy tiene una derivada no sé de qué numeración ya (pero derivada al fin) en el dúo PP-VOX.

Lo que pasa es que sus modos son infantiles y de una disciplina total. A cualquiera del PP que le hables de corrupción o de cualquier crítica a sus modos te va a contestar lo mismo: "Y los ERE, ¿qué?". Es un mantra organizado desde muy arriba para que todos sus partidarios lo utilicen a diario para defenderse de cualquier ataque intelectual. Recientemente, a una señora vecina mía a la que critiqué lo que esta haciendo Ayuso en Madrid, rápidamente me soltó el mantra. Y yo también me he aprendido la respuesta: "Sí, aquello fue un asco, pero lo del PP empezó en el 39 aunque entonces no existían con ese nombre, porque no se aceptaban partidos políticos".

Es algo infantil esta derecha nuestra con esas frases cotidianas, como el criticar que un político o persona de izquierdas viva holgado y en una buena casa. Es algo tan tonto que a cualquiera le tiene que hacer reír, por no llorar. Porque ser de izquierdas no equivale a vivir debajo de un puente, sino a tratar de que el mundo no vaya por el camino que va actualmente del neoliberalismo que nos lleva a dos sociedades tan separadas que da miedo pensar. Y esa denominación de neoliberalismo también es infantil porque trata de engañar a los tontos que se creen que es un sistema que te da libertad de crear tu propio futuro económico, no político, con un negocio tuyo. Pero eso, en el mundo actual y con la economía como es solo vale para el que tiene ya unos medios económicos mas o menos saneados y, obviamente, al de un gran poder. El que no tiene eso se queda descolgado en un porcentaje altísimo separándose de aquellos que, si han podido entrar en negocios, cada vez más opacos, por cierto, en gran cantidad. Porque hoy vemos empresas de gente de calidad empresarial, pero la mayor parte de las grandes no sabemos ya ni quienes son los propietarios. Por no hablar ya de los fondos buitre famosos que son una vergüenza para cualquier persona honrada y que, por desgracia, en este país están muy protegidos y ayudados por esa derecha que solo mira a sus amigos.

En resumen, no sé a quién quiere engañar esta derecha ultranacionalista, que nos cree tontos, pero que quizá puedan tener razón si tienen tantos votos, hagan lo que hagan. Claro que de esos votos tiene ahora bastante culpa un tal Torra al chocar dos nacionalismos extremos. Habrá que esperar aún muchos años para hacer de este país una verdadera democracia del nivel de nuestro entorno.

Cesar Moya Villasante es socio de infoLibre

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