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¿Por qué Macron sí puede?

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Francisco Javier Herrera Navarro

A nadie que siga la actualidad le habrá pasado desapercibida la medida contundente que Emmanuel Macron, presidente de la República Francesa, ha impuesto (sí, impuesto, ordenado) a sus conciudadanos estableciendo el "toque de queda" en París y otras ocho capitales francesas.

Si mi cultura militar no me falla, un "toque de queda" quiere decir que el ciudadano está obligado a quedarse en casa y no salir a la calle entre las horas fijadas (en este caso desde las 21 a las 6) so pena de ser detenido o incluso, en las situaciones más graves, ser abatido.

Se trataría de producir más bien un efecto psicológico fuerte para dejar bien claro a la ciudadanía que el momento es serio y que las consecuencias de que las autoridades no actúen o de la indisciplina de la población pueden ser dramáticas. Se estuvo barajando el eufemismo "confinamiento nocturno" para no alarmar a la población pero finalmente se optó por el término crudo y duro.

Esa contundencia la echamos mucho en falta en España. Este viernes 16 de octubre se publicaba el sondeo del CIS por el que más de un 60% de españoles prefieren medidas más duras que las vigentes ahora para controlar la pandemia. Entonces ¿por qué Macron sí puede ser tan duro y al mismo tiempo nadie cuestiona que sea una decisión democrática y que no sea tachado de dictador como es tachado nuestro presidente Pedro Sánchez?

Francia es una República y España es una monarquía parlamentaria; Francia tiene un presidente de la República con plenos poderes como jefe de Estado y España tiene un jefe de Estado que es un rey que no tiene ningún poder ejecutivo; además Francia es un país centralizado y España es un país con 17 parlamentos y 17 gobiernos...

El presidente francés cuando ve amenazada la República tiene potestad para defenderla con todos los medios a su alcance mientras en nuestra Constitución sólo se menciona a la monarquía una vez, en el artículo 1.3. cuando dice que la "forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria", y no ofrece ninguna garantía de su defensa. De hecho, la última vez en que se vio amenazada seriamente, con la proclamación de la II República en 1931 nadie, salvo los monárquicos irredentos, ni siquiera esa derechona representada ahora por el PP y Voxderechona, movió un dedo para impedir que Alfonso XIII se fuera al exilio. Eso sí, su reacción desmedida, se produjo cinco años después, un precio demasiado alto.

Es entonces cuando me pregunto qué pasaría si el PSOE -el mayor garante de esta monarquía instaurada- volviera a su auténtico espíritu republicano. Yo creo que el momento no puede estar muy lejano porque nos encontramos en otro orden, en otras coordenadas generacionales, y bajo una república federal todos nos sentiríamos obligados a defenderla y sobre todo no tendríamos que soportar este cachondeo diario del taifismo caicquil que es disgregador amén de perturbador en grado sumo.

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Cierto que nuestro pasado no ayuda y que las fuerzas vivas de siempre de la milicia, del clero, la judicatura y el empresariado, producto en nuestros lares de que no funcionara la guillotina liberal-burguesa como en el país vecino, siguen detentando mucho poder y no lo pondrían nada fácil. Ausencia de guillotina en su momento que se tornó en escabechina de unos españoles por otros, escabechina que aún colea y que la ultraderecha irredenta no se cansa de mentar con el solo objetivo de provocar de nuevo una subversión del orden establecido (este viernes en Madrid, por ejemplo, hemos tenido que soportar una afrenta contra Largo Caballero...).

Por eso pienso que el momento es por sutil de mucha gravedad; haría falta, en mi opinión, un golpe de timón del Gobierno o una guillotina legal para neutralizar tanta regresión cavernaria. El Gobierno legítimo creo que tiene la obligación de acercarnos más a las medidas de Macron y alejarnos del chotis, la samba o la sardana.

Francisco Javier Herrera Navarro es socio de infoLibre

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