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¿Seguimos mirando a ninguna parte?

Librepensadores nueva.

César Moya Villasante

Los problemas del futuro son inmensos para toda la humanidad. Nuestro consuelo es que es para toda ella, sin olvidar a nadie, porque la pandemia nos ha igualado a todos. Unos mejor parados y otros peor, pero todos. Por ello la humanidad entera debe mirar con preocupación el futuro pues muchos se han dado cuenta que ricos y pobres podemos padecer el ataque despiadado de un bichito que ni vemos por ser un personaje mínimo, pero con mucho daño en su interior. Por eso, aquel que se encuentra ahora pensando que con él no va la cosa porque tiene la vida solucionada económicamente está muy equivocado porque, perdón por la grosería, todos nos limpiamos el culo por la mañana, aunque algunos se crean que se lo tienen que limpiar otros.

Por eso, hay que decidir entre seguir como estamos, o sea, mirando para otro lado, o decidir algo nuevo y esa decisión es difícil de tomar porque depende de solo un tema importante: ¿estamos dispuestos a que media humanidad muera de hambre? Ese es el quid de la cuestión. Si seguimos mirando para otro lado veremos cómo, debido al sistema neoliberal, esa media humanidad va desapareciendo porque no tendrá apoyos de nada ni de nadie. Son gente improductiva por muchos motivos diferentes que, según los lideres neoliberales, provocan la ruina si se les ayuda con subvenciones. Pero también a gente de países desfavorecidos, a países en guerras continuas, a personas discapacitadas, a profesiones que desaparecerán a chorros por las nuevas tecnologías, a gentes que huyen de sus países en guerras o pobreza extrema y, en general, a todo aquel que hoy queda en precario por su situación personal. Por ejemplo, una edad muy avanzada que contemple una rebaja en su pensión o, incluso, la anulación en un futuro hipotético acuerdo porque cosas peores se han visto. Y muchas más personas que sería muy largo enumerar.

Es indudable que cada país debe ser soberano para tomar su decisión y en España siempre se ha gobernado desde la derecha más o menos extrema, aunque figurara gobernando la izquierda, pero ha sido una izquierda muy consentidora para no aumentar los problemas que amenazaban siempre desde un comportamiento algo dudoso con un país moderno. Lo que siempre se criticó de una Transición no muy completa ya que se dejaron abiertas muchas heridas que ahora se tratan de cerrar pero que seguirá siendo muy complicado ante la posición de una extrema derecha que no quiere dejar de hacer valer su ideario franquista.

Si, como yo creo, se decidirá seguir mirando para otro lado, sin leyes que limiten al egoísmo humano que amasa riquezas inmensas, como ahora ocurre según vemos, el comportamiento de grandes imperios a través de empresas o fondos buitre o sin apellido peyorativo, llegará un futuro que no será muy largo en el plazo, en que lo que indico, será real. Pero no nos engañemos, porque muchos que ahora piensan, sobre todo con ideología liberal o de derechas, que no va con ellos, deberían estar preocupados porque una falta de cierta política social en el mundo, como ahora se ve casi prohibida aunque no se manifieste, puede conducirnos a todos, antes o después, a un desastre universal. Pero en España será más evidente al estar en un entorno europeo en donde aún se miran ciertos valores con importancia. Ha pasado con Merkel, quizá la mejor política que ha pasado en muchos años, reconociendo que no se puede dejar al aire a una parte enorme de la sociedad porque puede saltar por los aires la violencia en forma de muchas cosas distintas. El populismo, el nacionalismo o el hambre son circunstancias propicias para una violencia que nadie quiere pero que arrastra a demasiadas personas muy fácilmente.

Quizá nos movemos en un mundo sin ningún liderazgo y si surge alguno será a través de esas tres citas que a nada conducen para arreglar el mundo pero que nos pueden conducir a lo de siempre. A dictaduras violentas de derecha que incluso por votos engañosos se alcen con mando en plaza y sea peor el remedio que la enfermedad porque ya sabemos muchos lo que la extrema derecha trae detrás. Es mejor no recordarlo.

Pero todo esto que escribo hasta aquí está provocado por haber acabado con los valores y principios humanos tradicionales, como la ética o moral, la solidaridad, el esfuerzo en la tarea, la espiritualidad, que no es religiosidad, pero despierta la conciencia de quien lo practica, etc.etc. Pero la recuperación de esos valores es muy difícil que ocurra ante un mundo en donde el mercado o el dinero es el único espíritu santo al que acudimos cada día todos. Y no se ve a nadie capaz de recuperarlos en medio plazo. Es triste que el covid19 nos lo haya hecho ver, pero es peor aún que no exista nadie a corto plazo capaz de crear un mundo nuevo... (¿quizá la inteligencia artificial?) Pero si la maneja el hombre no soy optimista porque dependerá de ese hombre.

César Moya Villasante es socio de infoLibre

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