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Hace tiempo que toca

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Mario Diego Rodríguez

Los años se siguen y si no son iguales se parecen mucho. En el que nos encontramos actualmente, comenzó más bien peor que terminó el que dejamos atrás. De salvar a la economía a salvar las navidades, pasando por el turismo de verano y otras fiestas, la pandemia sigue sembrando muertos, ola tras ola; nuestro sistema capitalista tan alabado por los adalides del liberalismo, ni siquiera es capaz de, masivamente, fabricar y distribuir las vacunas a tiempo. En lo que se trata de la pandemia, en enero de 2021 estamos peor que en marzo de 2020.

2020 nos deja con casi 3,9 millones de parados, 12 millones de personas bajo el umbral de la pobreza, colas kilométricas a las puertas de los bancos de alimentos, una Sanidad pública exhausta con sus plantillas al borde de la ruptura; mientras, las 23 personas más ricas del Estado español han visto crecer su capital de 19.200 millones de euros. Desde un punto de vista social, 2021 comienza exactamente de la misma manera que terminó el precedente y sin que el Gobierno progresista nos ofrezca ninguna perspectiva seria para que esto cambie de rumbo.

Si la pandemia ha sido un factor de aceleración de la crisis económica, sin embargo, ésta no es la causa. Como tampoco está tan claro, como lo explican los economistas burgueses, qué parte de dicha crisis ha sido provocada por la interrupción forzada de la actividad económica debido a la pandemia y qué parte provocada por el pésimo funcionamiento del capitalismo.

Mientras la pérdida de empleo, la precariedad y el zambullón en la pobreza son el pan de cada día de millones de personas trabajadoras, la fortuna de los multimillonarios europeos se incrementó de un 14%. Y este incremento no se debe únicamente a las fluctuaciones de los valores bursátiles —la ráfaga de fusiones y adquisiciones en el mundo en 2020 alcanzaron 3,6 billones de dólares conforme afirman los especialistas—, sino también a los planes de recuperación puestos en marcha por los diferentes estados y el apoyo de los bancos centrales. En España, la fortuna de los 23 españoles más ricos, según la revista Forbes creció de un 16%, el patrimonio bursátil de alguno de entre ellos osciló en su incremento de entre 40% al 50%.

No será con los presupuestos históricos que entran en vigor este año que el rumbo cambiará. Si excluyésemos las ayudas europeas, al fin y al cabo, de históricos tendrían poco; en ese caso, la suma dedicada al gasto público con respecto a los presupuestos del gobierno del PP en 2014, mejoró de 3.500 millones. Por lo demás, lo esencial de los presupuestos consiste en convertir las ayudas públicas europeas en una inyección de liquidez para las multinacionales: 9.330 millones de euros para repartir entre la Sanidad pública, la Educación y el ingreso mínimo vital; 23.000 millones para infraestructuras, cambio de modelo productivo e investigación y desarrollo (I+D), millones de los que se beneficiará principalmente la patronal.

Sí, olvidaba algunos retoques en la tasa de imposición a los más ricos. ¿Dinero para la creación de grandes empresas públicas? ¿De un banco público Estatal? Ninguna rúbrica en los presupuestos. Por parte de los ministros del PSOE no es sorprendente que no cumplan ni tengan la intención de cumplir con el acuerdo de Gobierno firmado con Unidas-Podemos. ¿Pero estos últimos?

Es verdad, que recientemente, alguno que otro, ha descubierto, según dice Pablo Iglesias, que los poderosos no son tan malos como pensaba sino aún peor y que gobernar no es poseer el poder, con lo cual hacen lo que pueden. Es más, también nos pide de tener en cuenta que la correlación de fuerzas en el gobierno no es favorable a su partido, cierto, pero eso ya lo sabían antes, digo yo. ¿Entonces?

Pues por lo visto, si creemos en lo que Pablo Iglesias dijo a Gonzo: “No promoveremos una crisis de gobierno”, dicho de otra manera y parafraseando a Monedero: “Seguiremos tragando sapos”. “Unidas-Podemos seguirá haciendo lo que pueda en el Gobierno con sus 35 diputados en el Congreso”, —porque, ¿será diferente cuando tengan 70 o 100?— “no hacerlo sería complacer a la derecha” y mejor quedarse porque si UP no cogobernara las cosas serían peor.

En resumidas cuentas, la excusa de todos los partidos reformistas a la izquierda de los socialistas que por una razón u otra cogobernaron o cogobiernan con ellos. No esperemos más, no es “ahora toca”, como dice el eslogan de UGT y CCOO, ya hace tiempo que toca. Que las cosas cambien radicalmente solo depende de nosotros y de nuestra combatividad.

Mario Diego Rodríguez es socio de infoLibre

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