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¿Asalto al Gobierno?

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Javier Herrera Navarro

Me gustaría equivocarme, pero en el proceso de deslegitimación de nuestra democracia al que asistimos y que inició hace dos o tres semanas Pablo Iglesias y Podemos, se camufla creo yo una estrategia calculada de debilitamiento del Gobierno y del PSOE, encaminada a provocar la salida de los morados del Ejecutivo y así propiciar una crisis que desemboque en elecciones anticipadas, donde con el más que previsible ascenso de Vox, se polarice aún más la situación y favorezca un aumento de la tensión que obligue al gobierno a utilizar todos los medios a su alcance para defender nuestra imperfecta democracia (como si existiera alguna que lo fuera). Ese sería el argumento del relato: acusar de derechización a Pedro Sánchez y colocarse ellos la vitola de la auténtica izquierda. En esos niveles de puerilidad estamos.

La estrategia es de manual de primera enseñanza revolucionaria: provocar altercados de orden público para suscitar la reacción defensiva del sistema y así señalar a los cuerpos de seguridad del Estado como culpables de represión y consiguientemente "demostrar" la anormalidad, lo imperfecta de nuestra democracia que persigue la libertad de expresión y de manifestación. De veras que no recuerdo ningún sitio en el que un miembro de un gobierno de coalición con categoría de vicepresidente tire piedras contra su propio tejado si no es porque ha decidido previamente derribarlo.

Se equivocan quienes creen ingenuamente que Podemos ha renunciado a su capacidad revolucionaria para subvertir el orden existente utilizando los medios que le proporciona el hecho de estar dentro del sistema; si por algo querían acceder al gobierno era por ese objetivo, doble a mi entender: por un lado, fingir aceptar las reglas del juego y por otro irlo socavando poco a poco y aparentar autolesionarse para lesionar al conjunto. Esa estrategia bipolar ha sido la usual de todos los partidos más a la izquierda del PSOE cuando han aceptado coaligarse de algún modo o a ayudar a la gobernabilidad con los socialistas; se trata de un cainismo tradicionalmente asentado en su ADN, tanto que siempre han preferido debilitar al PSOE antes que combatir realmente a la derecha. Me suena a Anguita. Pero para más inri utilizando del contexto de una pandemia que necesita de la unidad de todos y, si no, al menos del gobierno que nos rige.

Los hechos parecen darme la razón: los debates sobre el republicanismo y la monarquía, los ataques en las elecciones catalanas y ahora lo del rapero Hasél son simples eslabones de una cadena programada de asalto al gobierno, sabedores como son de que el PSOE no tiene más remedio que tragar los sapos de Iglesias si quiere mantener el poder y gobernar en estos difíciles momentos; de ahí que vaya tensando la cuerda cada vez más hasta que se rompa, que se romperá, porque la paciencia tiene un límite, y más en los viejos centenarios, que cuando se hartan se hartan del todo.

También me lo corrobora el hecho de que precisamente cuando la derecha moderada está bajo mínimos y el gobierno carece de una oposición sólida, sea Iglesias y Podemos quien ejerza de oposición y le suministre balones de oxígeno y la munición necesaria para sobrevivir y en su caso ayudar a potenciar el ascenso aún mayor de Vox y así provocar una reacción en su contra que favorezca sus postulados antifascistas, razón del ser de su existencia, pues siempre se mueven mejor en postulados "anti" que "pro" o "a favor de", y el fascismo es su tradicional enemigo. El tuit de ayer de Echenique va por ese camino y es un eslabón más de esa cadena de insumisión al gobierno dentro del propio gobierno. De locos. Y una forma de afear el gran triunfo del PSC y de Illa en las elecciones catalanas (y el consiguiente reforzamiento del gobierno central), en las que si bien Podemos ha salvado los muebles en número de escaños no lo ha sido en número de votos ya que ha perdido alrededor de 130.000. También me resulta muy curioso que esta ofensiva de oposición desde dentro a su propio gobierno esté siendo liderada por su mismo vicepresidente puesto que el resto de miembros de Podemos dentro del gabinete (Yolanda Díaz, Garzón e incluso Irene Montero) están totalmente desaparecidos y no tienen velas en este entierro, lo que me demuestra que es una operación bien planificada de asalto de su líder pero no a los cielos sino al gobierno del que forma parte, es decir hacia una parte de sí mismo.

 Javier Herrera Navarro es socio de infoLibre

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