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Madrid, ¿a las urnas o al sofá?

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Ángel Lozano Heras

En el día de las elecciones de la Comunidad de Madrid, la mayoría de las encuestas demoscópicas indican una victoria de la derecha radical de IDAyuso, con o sin Vox (Cs queda fuera del 5% y no pilla cacho electoral). Y también se oye aún tímidamente, que salvo milagro, los partidos de la izquierda (PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos), pactando entre ellos, podrían alcanzar por la mínima la mayoría en la Asamblea de Madrid.

O dicho de otra manera, parece que es más verosímil que haya mayoría de derecha y ultraderecha que mayoría progresista. Pero la volatilidad de esos sondeos de intención de voto es enorme y los resultados, por tanto, muy cambiantes. Serán unas votaciones muy inciertas. Por eso, bastantes analistas políticos no ven muy prudente la propia reacción alborotada y precipitada de las izquierdas contra el avance del fascismo y la ultraderecha de Vox coaligada para gobernar con IDA Ayuso. Afirman que esta actitud hasta podría resucitar a la ultraderecha, confirmando así las últimas predicciones en las urnas.

Y es que toda la esperanza de la izquierda madrileña se basa fundamentalmente en que vayan a votar todos aquellos que se consideren izquierda, antifascistas. O sea, una gran movilización para el voto de la gente del PSOE, IU, Podemos, Más Madrid, anticapi, Alternativa Republicana y otros, sean verdes, rojos muy rojos, blancos o del color que sea, pensionistas, animalistas, humanistas, currantes, autónomos…

Pero la duda está en que el voto útil o inútil no les satisface del todo a muchos izquierdosos, que con sus múltiples facciones andan a la gresca. La pluralidad de las opciones electorales se disparan en un batiburrillo de numerosos grupos políticos con matices apenas diferenciables de ideologías y de programas. Es el famoso cainismo de la izquierda y eso de mirarse continuamente su maravilloso ombligo. Las derechas son más pragmáticas para esas cuestiones de los comicios electorales.

¿Existe alguna vacuna contra este fascismo apadrinado por Vox? Oímos decir, hasta la saciedad, a algunos politólogos que se derrota al fascismo madrileño votando muy fuerte en las autonómicas del 4 mayo. No creo. No es suficiente, pues para derrotarle hace falta mucho más que un resultado electoral provisional.

Por supuesto que es importante, incluso muy importante, mantener a raya a la ultraderecha en las instituciones y que no toque gobierno.

En los últimos años, fue el Movimiento 15M una vacuna, la primera, contra el fascismo renaciente. Y en esa idea hay que caminar. Ahora toca lo mismo. Por ejemplo, la unión de las izquierdas deben sajar el avance de la ultraderecha, tipo fascio de Vox y las adherencias del PP madrileño a esa manía castiza que le daría el gobierno de Madrid y la esperanza de un agotamiento de P. Sánchez en la Moncloa.

Estas elecciones no van de votar a P. Sánchez o no. No toca ahora, pues son comicios autonómicos. Pero IDAyuso con sus ayusadas las ha convertido en un plebiscito contra él y los comunistas –chavistas bolivarianos– que le sustentan en el gobierno de la nación.

El fascismo pestilente de la ultraderecha de Vox –y ciertos toques de Ayuso y sus gurús– son una seria amenaza para nuestra democracia y tiene que haber una respuesta de las izquierdas, unánime, firme y abrumadora, en las urnas. Pero, no debe quedarse solo en ese aliento democrático, también cada día en los trabajos, en los colegios, en los medios, en las asambleas. A partir de ahora, es una responsabilidad ciudadana frenar el auge de la extrema derecha y hacer cordones sanitarios en las urnas y en las calles, en las leyes... Pero, en muchos barrios y pueblos del sur de Madrid, el abstencionismo es endémico. Existen áreas especialmente desfavorecidas donde sus gentes claramente hace mucho tiempo que viven en la exclusión social y en la marginación. En esas zonas –no hay– no pintan nada los carteles electorales, ni los mítines, ni hay calles arregladas, ni hay nada de nada. ¿Cómo revertir ese abstencionismo y este distanciamiento de la política y de la exclusión social?

Ahora nos inducen a votar sea como sea y a quien sea de la izquierda. Si no es así, nos viene el sopapo de la derecha bifálica, con sesgo autoritario, con la rebaja de derechos democráticos y el acogotamiento del estado del bienestar.

Pues eso, a quién votar. Pero, ¿ellos cumplirán sus contratos con nosotros realmente y con los grupos desfavorecidos a los que piden el voto? Mucho me temo que no.

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Y el caso es que aún no sabemos si tendremos libre el sofá de casa ese fin de semana. ¿O nos vamos de cañas por Madrid con IDAyuso? Claro, cañas que ella se toma contenta y libre, muy libre, porque no tiene problemas de asistencia sanitaria ni de pago de la hipoteca o piso alquiler ni de guarderías para sus niños, ni de curro, ni de abandono y pobreza.

Cañas y lo anteriormente dicho para todos, sí. Eso, cañas con callos a la madrileña, sin Ayuso y sus ayusadas.

Ángel Lozano Heras es socio de infoLibre

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