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Amores de niño

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Juan Priego Romero

Cuando vi la llamada entrante en mi móvil de "Pablo de Valvanera", el hijo de mi querida amiga, supe que después de tanto tiempo, no podía ser nada más que lo que yo, desde ese mismo tiempo me temía.

Mi queridísima amiga se había ido a descansar a sus 90 años, pero ya sabía que siempre estará en mi mente, en mi corazón y en los recuerdos de mi niñez, que he dejado en un libro de recuerdos. Siempre se ha dicho que las personas no morirán mientras haya quien las recuerde y ella estará por muchos años en esos escritos, mientras haya alguien que los lea.

En ese momento pasaron por mi mente los entrañables recuerdos en una humilde casa de vecinos de un humilde barrio de Córdoba, en aquellos años 50.

Es curioso, cómo una breve noticia puede atraer de golpe tantas imágenes a la mente, aunque en este caso estén facilitadas, al tenerlos documentadas con relatos entrañables, con fotografías con palabras y muchas reales que tantas personas aportaron, de haberlas recopilado, ordenado y contrastado con tantas vecinas y vecinos, dedicándole mucho trabajo y más cariño a mi primer libro de recuerdos.

Aquella joven y linda vecina, la mejor amiga de mi querida madre, a sus 26 años fue mi amor platónico de los 14 años, esos amores que jamás se olvidan y que siempre parece que fue ayer.

Cuando hace 16 años, en el 2005, fui personalmente a su pueblo en Ciudad Real, a llevarle el libro de recuerdos de aquella época, se llevó un inmensa sorpresa y alegría y descubrió lo que siempre había sido un secreto de aquel niño que empezaba a ser adolescente. A continuación, el poema "Amores de niño" que, con una pincelada de humor, resume lo que fueron aquellos tiempos y en aquellas casas de vecinos y pude entregárselo a mi querida amiga después de 40 años, de aquel amor platónico de niño, que con el tiempo se quedó́ en verdadero respeto y cariño fraternal para siempre:

Amores de niño

Medio en broma medio en verasa mi madre una vecina comentabaporque siempre con las niñas yo jugabapersiguiéndolas por todas las aceras.

Paquita, parece que tu Juanilloaunque corre más deprisa que las balasal final va a salirte modistillo.¡Solo juega alrededor de las chavalas!

Lo que ellas no podían imaginaren aquellos duros años de posguerraera que el chaval pudiera estartan salido como en celo está una perra.

Me gustaba la de enfrente, la de arriba y la del ladoy aquella buena vecina, aunque ya se había casado.

Y una calurosa siesta simulando que dormíapude ver aquella joven al lado en el comedorque silenciosa a mi madre una opinión le pedíapor saber cómo le estaba un bonito bañador.

Aunque a ellas parecía escandalosopues picante resaltaba su esplendoryo recuerdo que, aunque todavía mocosome ponía como una moto y me subía “el color”.

Desde aquel mismo momento de ella me enamorécon los amores de niño que muy celoso guardéy recuerdo la ocasión que la acompañé a Antequeracómo me sentí mayor y lo disfruté a su vera.Fue mi platónico amor, mi querida Valvanera.

Juan Priego Romero es socio de infoLibre

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