La portada de mañana
Ver
Las macrorresidencias suman el 38% de las plazas de mayores, un modelo que se demostró letal en el covid

Librepensadores

La consigna es: todo lo que pueda favorecer a la izquierda ha de ser negado

Librepensadores nueva.

Javier Herrera Navarro

En una crítica reciente a unos libros sobre la cuestión catalana, titulada El nacionalismo como opio del pueblo, Rafael Núñez Florencio, un extraordinario crítico literario de la Revista de Libros, comenzaba así: "El estúpido tiene al menos dos ventajas innegables sobre nosotros. La primera, que la estupidez en general nunca descansa. La segunda, más concreta, aunque estrechamente vinculada con la anterior, es que el idiota es inasequible al desaliento, rara vez se da por vencido". Y, un poco más adelante, confesaba que prefería "discutir con un ladrillo antes que hacerlo con un nacionalista militante" (fanático o sectario de cualquier índole). "Por decirlo en términos más convencionales –proseguía–, la palmaria inutilidad del diálogo en estos trances me conduce a la renuncia preventiva a entrar en controversias que destilan a partes iguales cólera y visceralidad...".

Y esta misma semana, Carlos Elordi en su artículo de opinión en elDiario.es abunda en similares argumentos cuando empieza diciendo: "El sectarismo y la deformación de la realidad que practica la derecha española no tiene límites ni fácil parangón en el resto del mundo. El miércoles, Pablo Casado advirtió a Pedro Sánchez de que provocaría 20.000 muertos más por la pandemia si no aceptaba el escuálido e improvisado plan que ha elaborado el PP. Este jueves, y en los días anteriores, ninguno de los tres mayores diarios reaccionarios, El Mundo, Abc y La Razón, hacía la mínima alusión al gran avance en vacunación, que valoran muy positivamente los expertos, ni a la bajada de la incidencia de la pandemia. Así libra la batalla política el PP" y un poco más adelante afirmaba que parecían todos seguir una misma consigna: "Todo lo que pueda favorecer a la izquierda ha de ser negado, aunque sea la verdad".

Tan sustanciosas citas me vienen al pelo para denunciar la falacia propagandística en la que nos quiere sumir el ultranacionalismo español de PP+Vox utilizando la plataforma que le ha brindado el triunfo aplastante de la estupidez ayusista en Madrid, un triunfo incuestionable en términos de asunción formal de las reglas del juego como cuestionable desde el punto de vista de la salud mental, física y democrática de una sociedad que lleva soportando más de 25 años de políticas derechistas con el consiguiente abuso del clientelismo y de la corrupción que lleva anejo.

Frente a esa realidad mal haría la izquierda en discutir o plantarle cara pues lo único que lograría sería caer en su perniciosa y malévola retórica, más bien la única posibilidad sería la esbozada por el crítico literario: tratarla como un ladrillo (nunca mejor dicho) e intentar domeñarla por vía de los hechos. Y los hechos empiezan a ser incuestionables por mucho que se empecinen en seguir negándolos al estilo Aznar (que aún sigue empecinado en afirmar la existencia de las armas de destrucción masiva). El modelo valenciano de lucha contra la pandemia que ha dado espectaculares resultados y que posibilita la apertura progresiva de espectadores a espectáculos deportivos como el fútbol y el baloncesto; el cumplimiento de las previsiones respecto a la vacunación que ya está permitiendo atisbar horizontes más optimistas, una verdad corroborada a diario por las estadísticas y que ha empezado a aumentar la frecuencia viajera con el consiguiente alivio emocional que conlleva; la innegable repercusión de todos esos factores en la apertura de fronteras y el relanzamiento del turismo y las reservas hoteleras hasta el punto de que la OCDE nos sitúa en la cabeza de todos los países europeos en cuanto a recuperación económica...

Factores todos ellos que ponen de los nervios a la ultraderecha ayusista y casadista y no digamos a la neofascista, pues lisa y llanamente no pueden tolerar que el socialista Pedro Sánchez tenga razón y que el gobierno del "coletas" (tendremos para rato con él lo mismo que con ETA) se haya salido con la suya.

No hace falta ir muy lejos: Biden se sacudió el ladrillo trumpista en base a no caer en sus provocaciones y convencer por la vía de los hechos. Sólo así se puede neutralizar a la ultraderecha que ya babea pensando en la Moncloa.

Javier Herrera Navarro es socio de infoLibre

Más sobre este tema
stats