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Los indultos

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César Moya Villasante

Vaya por delante que no comprendo el porqué no se puede indultar a los presos catalanes cuando se hizo con Armada y Tejero, porque ambos pretendían lo mismo y sin arrepentimiento ninguno. Pero no quiero mostrarme como un defensor a ultranza de los catalanes porque ellos también están dirigidos por gente que no me merece ningún respeto, como Puigdemont o Torra que no son mas que meros activistas o pegacarteles, no llegan a más. Creo que toda la política española esta en unos niveles de catástrofe y de infantilismo en el debate con el clásico “no me ajunto con este niño” . Debería estar prohibido en tv en horario infantil.

Pero mi opinión es transversal. La extrema derecha siempre está en contra de cualquier cosa que se haga a favor del acercamiento del “enemigo”, que para ellos siempre ha sido Euskadi y Cataluña, con lo que ellos petardean siempre cualquier acercamiento. Con eso, la España una siempre será imposible y cada vez mas alejada de ese calificativo, porque cada día que pasa los actos del VoxPP en contra de cualquier acto de empatía es un delito contra la España que ellos entienden. Pero es una España de pensamiento único y, si existieran otros, se les obligaría a obedecer dentro de ese campo de libertad que dicen en Madrid, pero solo en Madrid, porque España no es Madrid, aunque ellos se lo crean porque el voto es de derecha, pero es un voto débil por su edad. Es el voto del Movimiento Nacional y sus descendientes que quieren seguir teniendo sus beneficios políticos o de todo tipo si estás agarrado a la derecha que, no olvidemos, juró los principios del Movimiento en la persona del rey emérito, que yo no sé si eso también se hereda en el aspecto monárquico. Ahora ser español parece que consiste en hacer a los niños escuchar el himno nacional todas las mañanas. Digo yo que cuando fuerzas a eso, no tienes mucha confianza en que la gente ame a su paíis con un sentimiento natural, que es el verdadero. Forzarlo es hacer daño a esa patria que defienden a base de símbolos y los símbolos en este tiempo no venden gran cosa.

Pero también quiero expresar que el problema catalán hay que enfocarlo desde un diálogo, hecho por hombres y no por niños que se enfadan o no se “ajuntan” con el enemigo. Y el diálogo es ver entre todos los partidos cuál es el futuro que se quiere por la parte “española”, porque está claro que en Cataluña el deseo de un referéndum es pleno; y en la parte española, ¿el deseo cuál es? 

Al no contemplarse ceder a cualquiera de esas dos opciones habrá que decidir cómo se arregla de forma definitiva para no estar años y años mareando la perdiz, que quizá sea lo que quieren los políticos de ambas partes al no encontrar una salida. Pero esa salida debe plantear si se quiere arreglar con tanques y fuerzas de ocupación o bien aceptando un referéndum pactado en el que la independencia solo sería validada si hay un 75% de síes, porque en un problema tan drástico, no vale el 51/49.

De todas formas hay otras maneras de llegar a un fin, pero que se llegue. No podemos estar así años y años en un mundo que aún no ha entendido a Puigdemont y su club, cuando lo que la tecnología nos trae no saben ellos ni  dónde nos llevara, pero la IA, el modo de transporte a través de aviones de tres alas con un gasto ínfimo comparado con el actual, con los drones y la tecnología que ya está aquí y amenaza con unos avances hoy casi desconocidos, las fronteras físicas y mentales serán nulas. Por eso digo que un líder como Puigdemont, enfrentado a Casado y Abascal, produce sonrojo hoy en día.

César Moya Villasante es socio de infoLibre

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