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Vallas y Ejército contra los pobres

Mario Diego Rodríguez

La última llegada en masa de migrantes desde Marruecos ha evidenciado de nuevo el problema que los países europeos tienen con los países fronterizos, utilizados como carceleros, a cielo abierto y pagados a golpe de millones, para mantener dichos migrantes dentro de sus propias fronteras. Hemos visto en esta ocasión a todos los salvapatrias, de derechas como de izquierdas, con algunos matices por parte de estos últimos, hay que decirlo —el PCE, por ejemplo, habla en sus redes de “proteger la soberanía nacional”—, poner el grito en el cielo contra la “violación de la integridad de nuestro territorio”. ¿En África? Yo diría más bien que están defendiendo zonas fronterizas, vestigios del colonialismo medieval.

En realidad, la mayoría de las élites, Gobierno incluido, no reprochan a los gobernantes marroquíes la dictadura que imponen al pueblo marroquí para mantenerlos en la pobreza y miseria, sometiéndolo a una explotación sin cautela, como tampoco, les reprocharon ni les reprochan la ocupación del antiguo Sáhara español imponiendo al pueblo saharaui su dictadura, no; reprochan a los migrantes aprovechar una rencilla diplomática puntual, entre Marruecos y España, para entrar "ilegalmente" en Ceuta con el beneplácito de la gendarmería marroquí.

Como respuesta, el Gobierno “progresista” solo encontró la desplegar al Ejército con material pesado, para impedir “la invasión” de esas tropas —civiles entre las cuales se encontraba un millar de niños— y la devolución en caliente. Gracias a ese despliegue, de las 8.000 personas que lograron entrar en Ceuta, la mayoría de entre ellas ya han sido devueltas a su país de origen, entre las que se encontraban niños menores de edad. Quedan aún un millar de adolescentes en Ceuta, escondiéndose de la Policía, pasando la noche al raso y contando con la solidaridad de una parte de la población ceutí para comer; se niegan a volver a Marruecos en espera de encontrar una ocasión para pasar al continente.

Al Gobierno “progresista” y a la UE no les molesta las condiciones que el Ejecutivo marroquí está imponiendo a su población; no les molesta la suerte que esos adolescentes están sufriendo en Marruecos, lo que les molesta son los millones de euros que estos les dio a Marruecos para que ejerza su papel de carcelero, y que en este caso Mohamed VI no lo haya cumplido pidiendo a sus gendarmes que miren para otro lado. Al Gobierno “progresista” no le molesta la ocupación militar por parte del Ejército marroquí en lo que ha sido el Sahara español, como tampoco le molesta que en lo que lleva de legislatura haya vendido armamento a Marruecos por 190 millones de euros. Esto demuestra que el discurso guerrero del Gobierno español es una pose; el “chantaje” llevado a cabo por Mohamed VI so pretexto de la presencia del líder saharaui Brahim Gali en España es, en realidad, una reivindicación para obtener los 434 millones de euros que Marruecos dice necesitar para continuar ejerciendo su papel de carcelero.

La crisis hispanomarroquí, provocada por la afluencia migratoria en Ceuta, no es el problema principal, el principal problema, digan lo que digan unos y otros salvapatrias, es la política criminal de las grandes potencias europeas que, escudándose detrás de sus pactos y tratados para evocar el derecho de asilo, en realidad lo único que están haciendo es transformar Europa en una fortaleza para proteger sus intereses políticos. ¿Chantaje? El chantaje es el que practican los gobiernos de los países ricos que, aun empobreciendo regiones enteras en cualquier parte del mundo, apuestan por su futuro político jugando con la vida de aquellos que han contribuido a empobrecer.

Mario Diego Rodríguez es socio de infoLibre

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