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Una sociedad silenciada

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César Moya Villasante

Los presupuestos 2022 no se los ha leído nadie, pero se oponen. La derecha se opone a todo y ya lo anunció, con la ayuda del CGPJ que para eso es suyo y nada más que suyo. Así, cualquier ley que el Gobierno realice en estos dos años próximos quizá no dé tiempo a acabarlos porque, según ellos, Sánchez ya no es nada. Lo dijo Casado hace bien poco.

A mí me parece que lo que se sabe de estas cuentas puede ser positivo para la parte social, pero eso es lo que la derecha de este país no soporta. Hasta el extremo de que en Andalucía no van a hacer ni caso a esas cuentas, pero van a ayudar al alquiler a los altos cargos, con lo que se demuestra que toman medidas escandalosas para que sea, efectivamente, un descaro ante la sociedad sabiendo que hay mucha gente que les votará por patriotismo. Algo que es inconcebible en otros países de nuestro entorno, pero aquí la patria es un valor económico indudable. Una patria que ya sabemos todos de la que solo se presume y acredita en islas lejanas, porque aquí es algo caro.

Lo que está haciendo este Gobierno no va contra la propiedad privada. Va contra los abusos de la propiedad privada y dentro de un pequeño ajuste, sin exagerar. Pero ya lo dice Ayuso, que el que pueda que alquile al precio que le pidan y el que no que se fastidie. Bonito porvenir para una ciudad hecha para ricos, cada día más, y en la que los jóvenes tienen un futuro nada atrayente. Pero el problema es que esos jóvenes, y la sociedad entera, está en silencio. Ya nadie sale a la calle a gritar. Eso solo lo hacen algunos en Colón. Y el temor a que el fascismo vuelva es enorme. Y está en la puerta llamando. No hay más que darse cuenta de cómo va la política de este país y en general en Europa donde los voxes van a más sin que nadie los pare. Una sociedad en silencio se expone hoy a que ese silencio sea obligado muchos años mas porque cuando se pudo protestar no se hizo. Y esto es un problema de desánimo en una ciudadanía, como en nuestro país, que ve una oposición que todo lo impide pero ayudada en pleno por una judicatura cada vez más a su lado, que es el auténtico problema de esta llamada democracia que no es más que el Movimiento Nacional 2.0, que ya el rey emérito juró en aquel 1975 sus “principios”, que solo eran para seguir como estábamos pero disimulando. Y esta es la realidad que vivimos con una derecha absurda pero apoyada por un sistema atado y bien atado.

Espero que este pesimismo que demuestre haga despertar en algo a una juventud que debe defender su vida en un país que, si le dejara este sistema, podría estar a la cabeza del mundo por su creatividad en un modo de vida nuevo por la tecnología que todo lo invade y que es la que puede independizar a esos jóvenes, si ellos se imponen.

César Moya Villasante es socio de infoLibre

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