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Luz Sánchez-Mellado: "No creo que haya más derecha que antes"

Luz Sánchez-Mellado (Alcalá de Henares, 1973) es periodista, escritora y comentarista habitual en diversos espacios de radio y televisión. Durante años trabajó en el terreno de la información local con especial dedicación a los contenidos sociales. Entre otros diversos galardones profesionales ha obtenido el Premio Nacional contra la Violencia de Género. Habitual observadora de la realidad que nos rodea desde las páginas de El País, mantiene que "tenemos que quitarnos de encima los estereotipos, las certezas del pasado y aprender a leer las nuevas señales y a espabilar todos, la izquierda y la derecha porque yo creo que todo está cambiando a gran velocidad". Tras lo vivido en estas elecciones, la lección que destaca es que tenemos que "aprender a surfear esta nueva realidad y esta nueva incertidumbre con unas cuantas certezas bien amuebladas pero siendo capaces de modificar tanto el discurso como la oferta y no subestimar al rival".

El resultado electoral

"Esperaba una victoria holgada de Ayuso pero no este tsunami de votos y este cambio de color absoluto de distritos y de municipios enteros de la Comunidad de Madrid. La sorpresa ha sido relativa. Lo que más me ha impresionado ha sido la ola azul que ha teñido una comunidad que antes, por lo menos, era entreverada entre azul y roja, pero ahora es un azul PP absoluto. Ayuso se ha creído mucho su papel de ciclón. Ha asumido y ha encarnado las críticas del resto. Se ha convertido en su propio meme. Ha sacado partido de sus defectos. Y se ha convertido en un ciclón que ha sabido interpretar el hambre de optimismo y alegría de una ciudad y una comunidad cansada de pandemia, además en un momento muy determinado. Yo sostengo que el hecho de que la vacuna esté abriendo el horizonte y se vea una luz en el horizonte le ha venido bien a Ayuso".

Isabel Díaz Ayuso

"Si esta misma campaña se hubiera desarrollado en los peores momentos de la pandemia, incluso en la segunda ola, yo creo que no hubiera sido este el resultado porque había muchas nubes en el horizonte. Las sigue habiendo, pero estamos en primavera. Hace un tiempo estupendo. Viene el verano. Viene el optimismo de la recuperación económica asociada a las vacunas. Yo creo que ha tenido esa virtud de saber leer el estado de ánimo de la gente, cosa que no ha pasado con la izquierda. La izquierda lo que sí que ha hecho ha sido intentar contrarrestar esa ola, ese tsunami, ese ciclón de Ayuso mediante primero, la confrontación ideológica pura y dura, y segundo, ridiculizándola y riéndose de ella. Y yo creo que se la ha subestimado. Ella ha sabido interpretar ese hambre de cierto optimismo de una población cansada".

La libertad

"Yo creo que la palabra libertad es muy simple y a la vez muy compleja ¿Quién no quiere ser libre? Todo el mundo quiere ser libre y más en un contexto de encierro. Venimos de un encierro. Venimos de restricciones. Venimos de una falta de perspectivas. ¿Quién no quiere romper con esas cadenas? Las cadenas de la pandemia, las cadenas del confinamiento, las cadenas del toque de queda. ¿Quién no quiere? La libertad puede ser tan sencilla como romper esas cadenas, pero decía José Luís Sampedro que no hay libertad sin responsabilidad. Explicaba que la libertad es una cometa atada a la responsabilidad del que la sujeta y que no hay libertad absoluta si esa libertad no es de todos. Yo creo que Ayuso, insisto, ha sabido jugar con una campaña muy simple, muy sencilla. Su discurso no tiene matices. Su gran acierto ha sido no bajarse de ese burro: libertad. Y el resto no ha sabido contrarrestar esa fuerza".

Madrid no es de derechas

"No creo que haya más derecha que antes. Creo que Madrid sigue siendo más progresista que conservador. Si hace dos años el cinturón rojo de Madrid era rojo y ahora es azul no quiere decir que se haya cambiado de color, que haya cambiado de chaqueta. Esto mismo dentro de dos años no tiene por qué ser igual. Yo no creo que Madrid se haya vuelto de derechas de la noche a la mañana, del día 3 de mayo al día 4 de mayo. Creo que Ayuso tiene muchos votos prestados y que probablemente vuelvan a sus partidos más afectos si, en esta ocasión, se hace una oposición responsable y yendo a los temas y yendo al grano, a los temas que preocupan. Quedan dos años. Yo creo que hay tiempo para formar equipos que ilusionen y para formar una oposición que marque a Ayuso en lo que hay que marcarla. Los eslóganes se acaban cuando se acaba la campaña electoral".

El fallo de la izquierda

"Creo que a la oposición le ha faltado calle. A la izquierda le ha faltado escuchar de lo que se habla en los bares. Esos bares que Ayuso ha mantenido abiertos. No digo las barras, pero sí las terrazas. Poner la oreja y ver qué se escuchaba. Hay que escuchar de lo que hablan los jóvenes. Madrid sociológicamente está cambiando. Las nuevas realidades laborales no tienen que significar que un sueldo de novecientos euros signifique que el que lo percibe se sienta obrero o se sienta precario para siempre. Puede tener la aspiración de dejar de serlo. Es como quien se compra un bolso de Bimba y Lola en Aliexpress y cree que no se nota y lo lleva como bandera. Probablemente, asociábamos el logo de Bimba y Lola, con la gente pija. Pues no. Ahora, a lo mejor, hay gente que lleva el bolso de Bimba y Lola, que no es bueno porque no tiene para gastarse doscientos pavos en un bolso original. Lo compra por treinta en Aliexpress , se cree que da el pego y es su pasaporte a un mundo al que él o ella quiere pertenecer.

Ángel Gabilondo no quería

"Analizando el personaje de Gabilondo, creo que él no quería. No quería ser candidato. Le pilló a contrapié. Aceptó una campaña electoral que no la ha diseñado él. Se la han diseñado desde Moncloa. Empezando por el eslogan, que era buen eslogan: "Soso, serio y formal". Y que él aceptó con esa bonhomía y con ese buen humor que tiene. Lo aceptó, pero la campaña empezó a embarrarse incluso antes de empezar y yo creo que en el barro, Gabilondo se defiende mal. Se defiende mal porque se queda perplejo y eso es una cosa que utiliza mucho la derecha chula de Ayuso y la ultraderecha provocadora, insoportable y repugnante de Vox. Ante esas provocaciones las personas educadas, las personas sosas, serias y formales como Gabilondo, muchas veces se quedan perplejas. No dan crédito a lo que escuchan y en esos dos segundos en el que uno se queda perplejo el oponente, los rivales, aprovechan para enfangar más y para asestar más puñaladas".

Debatir con Vox

"Hay planos de Gabilondo en el debate de La Ser con Barceló o en el debate de Telemadrid en los que está así, que está como "¿pero esto qué es?". Y además se le nota. Se paraliza. Y es una cosa que sucede. A mí me ha pasado estar en un plató con Espinosa de los Monteros y que de repente diga unas cosas que piensas: "¡No puede ser!" No das crédito. Y en ese instante en el que tú no das crédito, el otro te ha escupido, te ha lanzado tres pellas de barro y tú estás ahí intentando ver por donde sales, porque, insisto, no das crédito a lo que escuchas. Yo creo que ya tenemos costumbre de escucharlos, pero todavía, a gente como Gabilondo, tan educada, tan sólida intelectualmente y tan acostumbrada a una disputa política civilizada y digamos, institucionalizada, le descoloca".

Mónica García, la revelación

"Ayuso es la ganadora. Pero Mónica García ha sido realmente la revelación, porque ha sido una mujer que no se ha arredrado. Ella sí quería y traía los deberes hechos, lo cual es muy importante. Mónica había hecho una oposición dura pero rigurosa y en la calle a Ayuso. Y yo creo que el votante tiene memoria. Y luego, durante la campaña, empezó con un golpe de efecto, con una bofetada a Pablo Iglesias, que quería tutelarle la campaña. Yo quiero pensar que fue Mónica la que dijo: "¡Hasta aquí hemos llegado! Me llevo currando la oposición a Ayuso dos años. Me he chupado todo el infierno hospitalario de la pandemia. Me han llamado lo más grande en las redes sociales por hacer oposición a Ayuso. Voy yo. Voy yo de candidata y sumamos, pero después. Pero voy yo". Es una mujer. Se lo ha currado. Ha renunciado a tutelas y ha hecho una campaña sin embarrarse, una campaña proponiendo y una campaña amable, con una sonrisa, sin tampoco hablar del apocalipsis zombie. Yo creo que eso le ha rentado y ha tenido mucho voto de gente joven que ve a esta mujer, evidentemente una mujer de izquierdas, pero una mujer dialogante y sobre todo, con gestión a la espalda y ganas de hacer cosas y de cambiar realidades".

Pablo Iglesias no deja indiferente

"Pablo Iglesias es un personaje muy interesante. Creo que tiene una dimensión histórica, que ahora mismo se nos escapa porque divide al público. No había más que leer los obituarios en vida. O es un santo o es un demonio. Creo que esa pasión y ese odio que ha despertado durante estos años habla bien del personaje. Lo peor es dejar indiferente. Creo que ha hecho una hazaña que será reconocida por los libros de historia, pero le ha faltado también leer la calle. Él sí que se ha pateado la calle, pero le ha faltado olfato de por donde iba el aire. Y yo creo que hay que escuchar más. No solo a los tuyos, también al resto. Más allá de denunciar los hechos concretos y absolutamente claros e intolerables de amenazas y escraches, es un hombre que ha sufrido mucho y también le ha pasado mucha factura. Yo creo que hay que estar también con las orejas y los oídos abiertos y los ojos abiertos a las nuevas realidades. El mundo está cambiando. Esta pandemia nos ha vuelto del revés y no solo desde el punto de vista sanitario".

Redes sociales, medios y la calle

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"Creo que los últimos meses estamos en un ambiente irrespirable, sobre todo en las redes sociales y en los medios, en ciertas tertulias políticas ¿Eso es la realidad de la calle? No exactamente. Yo creo que es la fiebre, es la espuma de lo que hay debajo y debajo hay más variedad. Yo creo que no estamos a hostias. En los bares no hay hostias y en los grupos de WhatsApp familiares no hay hostias, aunque sí que haya salidas del grupo de repente. Yo creo que es nuestra responsabilidad, de los medios y de los actores públicos, enfriar esa fiebre. No creo que el futuro pase por una ruptura absoluta entre bloques. Yo creo que habrá que salir de alguna forma y yo creo que nuestra responsabilidad es templar sin renunciar a los principios, sin renunciar a las cosas de comer. De comer no solamente me refiero a la economía. Me refiero a los derechos humanos y me refiero a la tolerancia y me refiero a la convivencia. Pero yo creo que haríamos todos bien en bajar los humos, bajar esa fiebre, insisto, bajar más a pie de calle".

La izquierda y los jóvenes

"Creo que la adolescencia en este momento se eterniza, sobre todo hasta que pueden salir del nido. Lo que no veo, es el horizonte para que salgan. Tú antes podías amenazar a tus hijos o a tus hijas cuando no te hacían caso o cuando te retaban diciendo: "Esta es mi casa, estas son mis normas y si no te gustan, ahí tienes la puerta". Pero es que ahora no puedes decírselo porque detrás de la puerta, muy probablemente, esté el paro, esté la precariedad y en determinadas situaciones extremas puede que esté el hambre y no tenemos más que ver la gente joven que hay en colas del hambre. Estamos viendo a gente con una mochila de Glovo, o de reparto a la chepa, para llevar comida a otros y haciendo cola para comer, porque están trabajando y sin poder llegar a fin de mes. Entonces yo creo que esa es la calle de la que ha pasado parte de la izquierda".

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