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Benjamín Prado: "En el PP están suspendidos tanto en responsabilidad como en patriotismo"

El nombre de Benjamín Prado (Madrid, 1961) va ligado directamente al mundo de las letras. Ha conseguido el difícil equilibrio de lograr el reconocimiento a sus obras en géneros diferentes como la poesía, la novela y el ensayo. También son destacables sus colaboraciones como letrista de grandes músicos del panorama nacional. A su extensa obra se une su firme compromiso político que le ha convertido en una de las referencias ineludibles de la izquierda en el mundo cultural español. Asume que vivimos tiempos de extensión del populismo propiciado desde la derecha: "El populismo es un fenómeno que crece en los momentos de crisis y, sobre todo, crece en los momentos de incertidumbre".

El disenso con la crisis de Ceuta

Con el asunto del conflicto territorial con Marruecos hemos llegado a ver esa manera rara de interpretar el patriotismo que tiene el Partido Popular y su líder, Pablo Casado, que consiste en culpar al presidente del Gobierno y, por extensión, a España de algo inventado por el rey de Marruecos. Es un hombre que tiene una fortuna de cinco mil millones de euros, según estima la revista Forbes, y que tiene condenado al pueblo marroquí a la pobreza en más de un setenta y tantos por ciento de la población de su país. Este hombre no puede ser el bueno de la película de ninguna de las maneras. Me parece una irresponsabilidad enorme por parte del PP no darse cuenta de que ante los asuntos de Estado, ante las provocaciones al Estado español, hay que ejercer una oposición responsable también. Responsabilidad es una palabra que se les oye mucho. Patriotismo también. En el PP, están suspendidos tanto en responsabilidad como en patriotismo.

La deriva de Pablo Casado

Casado no va, lo llevan. Creo que está de la mano de una ultraderecha que en su momento propició que pudiera gobernar en Madrid, en Andalucía y en otros lugares. También me parece que si no estuviera en manos de nadie, lo haría igual de mal, porque creo que demuestra algo que electoralmente siempre tiene un coste, que es el continuo bandazo, el continuo cambio de argumento. Ahora el PP está dividido, como siempre, en dos. Tenemos el lado más a la derecha, que seguramente es el que representa Isabel Díaz Ayuso, y tenemos el lado más moderado o más centrista que es el que representa Alberto Núñez Feijóo. Quien gana las elecciones generales suele ser el partido que convence a los españoles de estar en una posición más centrada. Gana un partido de izquierda que se centre, gana un partido de derecha que se aleje de la ultraderecha y vaya hacia el centro. Quizá eso tenga que decirlo el PP y no sé si será con Pablo Casado al frente.

El peligro de polarizar

La polarización es un peligro de cara, sobre todo, a los jóvenes. Es la gente que interpreta la política como una guerra, que no admite el respeto al adversario, que no intenta llegar a posiciones de consenso, que lo basa todo en la descalificación continua y sin matices de ninguna clase del adversario convertido en enemigo. Esto es lo que ocurre cuando se le abren las puertas de las instituciones a la ultraderecha. Y luego tiene una parte peligrosa. Tiene una parte que consiste en sembrar la cizaña entre las y los ciudadanos, en enfrentarlos, en hacerle pensar a un grupo de ellos que tiene unas cualidades superiores y unos derechos superiores y que está amenazado por otras personas que representan ideologías, tendencias sexuales e ideas de la libertad o de la democracia diferentes. Es un grave peligro y es una grave irresponsabilidad, por parte de un partido con responsabilidades de estado históricas como es el PP, seguir bailando el tango con Vox.

La equidistancia

Es un mal endémico de España y en concreto de los medios de comunicación. En muchos casos han confundido la necesidad de pasar páginas en el libro de nuestra historia con la de emborronarlas todas y hacer pensar que en el fondo era lo mismo un sistema dictatorial, surgido del golpe de Estado de 1936, que aquellos que se habían opuesto a él. Que era lo mismo la gente que había luchado por la libertad que la gente que había impuesto un sistema totalitario a tiros y que estuvo treinta y ocho años asesinando. Esta idea salta directamente a otra también muy peligrosa que es la de "todos son iguales", que es seguramente el kilómetro cero de la desafección política. Creo que no todos son iguales. Creo que no eran lo mismo las Brigadas Internacionales que la División Azul por mucho que ahora no le quieran cambiar el nombre a la calle que la homenajea. Y creo que no es lo mismo la gente que defiende la libertad que la gente que defiende el neoliberalismo.

Las elecciones en Madrid

Creo que ha habido un trasvase generalizado de votantes de Ciudadanos y algunos de Vox al Partido Popular. No sé si ha habido gente de la izquierda, votantes seguramente del PSOE, que se han ido hacia el PP. Pero sí que es verdad que las elecciones las preparó mucho mejor Isabel Díaz Ayuso que sus contrincantes. Sus mensajes directos y claros llegaron a más gente y, sobre todo, esa idea de la libertad, que mucha gente entendió como la apropiación indebida de un término que no correspondía ni a la situación en concreto, ni al personaje que lo utilizaba. Con todos los desacuerdos que uno pueda tener con Isabel Díaz Ayuso, su triunfo en las elecciones ha sido indiscutible y su movimiento de convocarlas ha acabado dándole un aval que no tenía antes. Para ella ha sido un gran éxito y en correspondencia hay que entender que todos los demás han fracasado de manera estrepitosa.

Isabel Díaz Ayuso

Bueno, yo creo que hay dos Isabel Díaz Ayuso: una anterior a las elecciones que ella convocó, y otra posterior. Es obvio que ha salido fortalecida de manera importante. Es obvio que incluso alguna gente empieza a interpretar que puede ser una rival directa de Pablo Casado para el liderazgo del Partido Popular. Creo que ya tenemos que dejar de pensar en Isabel Díaz Ayuso como un personaje estrambótico. Otra cosa es que los buenos resultados para ella equivalgan a un Madrid mejor y ayuden a que la Comunidad se recupere de algunas decisiones terroríficas que, para mí, son las que empañan fundamentalmente la figura de Isabel Díaz Ayuso, como es la gestión de la crisis en las residencias geriátricas en la primera ola y las decisiones que se tomaron y que, en mi opinión, condenaron a muerte a miles de personas que fueron abandonadas a su suerte sin que nadie les prestase ayuda y en absoluta soledad. Esto es imperdonable.

El declive de Ciudadanos

Ciudadanos ha hecho lo peor que se puede hacer en la política y fuera de la política, que es ser inconsecuente e inconsistente, marearnos a todos, volver locos a sus simpatizantes y mentir. Tú no puedes presentarte como un partido que viene a renovar la política española, a acabar con la corrupción y a los dos minutos estar aliándote al PP, condenado por corrupción con ciento y pico casos a sus espaldas. Tú no puedes presentarte como un partido que podría gobernar, que firma un acuerdo de gobierno con el Partido Socialista, y a los diez minutos estar diciendo que el Partido Socialista y Pedro Sánchez son el demonio y el infierno respectivamente. Tú no puedes seguir manteniendo que eres un partido de renovación cuando participas en la foto de Colón al lado de la ultraderecha. Creo que toda esa sucesión de embustes, incongruencias y cambios de bando no podían acabar de otra manera que como han acabado, que es con el partido al borde de la extinción.

Pablo Iglesias

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La salida de Pablo Iglesias es un fuerte golpe para Unidas Podemos y no sé si es un fuerte golpe su salida también del Ejecutivo, porque Pablo Iglesias se había convertido en esa figura a la que se atacaba con una ferocidad que me parece inédita en la historia de nuestra democracia. El grado de animadversión que levantó Pablo Iglesias y el grado del ataque que ha sufrido es algo desproporcionado. Lo digo yo y lo dice Luis María Ansón en un artículo que publicó en el ABC diciendo que había sido sometido a una cacería intolerable. Creo que Pablo Iglesias aportaba un toque extra de política social al Gobierno. De lo que no estoy seguro es de si la historia política de Pablo Iglesias ha acabado. A mí me gustaría que no hubiese acabado, porque creo que es un político que le viene bien a este país. Y no hay más que ver la violencia con la que lo ataca la ultraderecha y la derechita cobarde, que cuando se viene arriba deja de ser cobarde y se vuelve feroz.

La cultura en la política actual

Lo que tienen que hacer los políticos en España es dejar de utilizar la cultura como un jarrón chino, invertir de verdad. No puede ser que, en España, la inversión en cultura vaya mermando año tras año. En cultura y en educación, que a mí me gusta plantearlas juntas porque creo que van una de la mano de la otra. España tiene un patrimonio cultural tangible e intangible espectacular. Nuestros dos petróleos son el turismo y la cultura. El camino que hay que seguir es ese, el que nos marcó la Segunda República en el mundo de la cultura porque de ahí salió una cosa que llamamos, ni más ni menos, que la Generación de Plata de nuestra cultura. Imagínate su importancia cuando el Siglo de Oro, la medalla de oro la llevan Cervantes, Góngora, Quevedo, Lope de Vega, Calderón, etcétera. Para mí ese es el camino y eso es lo que no se hace y eso es lo que se debería hacer.

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