Andalucía

Habla la pareja de la joven retenida en Tinduf: “Lucho por Maloma, no contra la causa saharaui”

“Yo lucho por la liberación de Maloma, no contra la causa saharaui”

"El tiempo corre en nuestra contra", afirma Ismael Arregui, pareja de hecho de Maloma Morales de Matos, la joven española de 22 años retenida por su familia biológica en los campos de refugiados de Tinduf (Argelia). La última vez que habló con ella, gracias a que uno de los hermanos de Maloma le prestó un teléfono, fue el 25 de diciembre de 2015. Ismael, empresario de hostelería de 31 años, recuerda que le dijo que estaba retenida por sus hermanos. Y que no la dejaran allí, que no se olvidaran de ella. Ismael no se ha olvidado, ni tiene intención de hacerlo, afirma.

El caso supone un desafío tanto para el Ministerio de Exteriores –ya que se trata de una ciudadana española mayor de edad retenida contra su voluntad en territorio extranjero– como para el propio Frente Polisario –hasta la fecha incapaz de imponer su autoridad para resolverlo–. Y se ha convertido en una ecuación de complejísima resolución, que se enquista más y más con el paso de los días. El conflicto vuelve a poner el foco sobre las indignas condiciones de vida en los campos de refugiados y sobre la responsabilidad de España en dicha situación, pero también sobre el crecimiento en determinados sectores de un tradicionalismo ultraconservador que niega a las mujeres su derecho a decidir sobre su vida. El caso de Maloma evidencia las tensiones entre el carácter laico de la lucha histórica por la libertad del pueblo saharaui y la creciente influencia del islamismo, que ha prendido con intensidad entre sectores jóvenes, según numerosos observadores.

"Estamos a favor, sin ninguna duda, de la libertad de Maaluma", señala Abdullah Arabi, representante del Frente Polisario en Madrid, que afirma que el movimiento de liberación del Sáhara está "totalmente centrado en facilitar" que la chica pueda "decidir libremente dónde quiere estar". Y añade: "Esta situación está haciendo mucho daño a la imagen del pueblo saharaui. Se está trasladando una idea injusta de una sociedad cerrada, medieval, feudal, que es totalmente falsa. No se pueden ignorar cuarenta años de avance en la situación de la mujer en el Sahara". Arabi no oculta la "dificultad" de la situación, al tiempo que señala que es la familia biológica de la joven la que está obstaculizando cualquier solución.

"Respeto por el islam"

Ante la falta de soluciones políticas y diplomáticas, Ismael evita la palabra "desesperación", aunque admite problemas de sueño y apenas disimula que se le escapan las esperanzas. Ha dejado de lado el trabajo –"puedo apañarme", dice– para centrarse en intentar traer de vuelta a casa a Maloma. Pero en realidad no hay mucho que pueda hacer. No tiene claro su guión: tan pronto critica con amargura al Ministerio de Exteriores, como pide al periodista prudencia al recoger sus declaraciones por respeto al trabajo que están realizando los diplomáticos; tan pronto afirma que las tripas le han pedido "mil veces" plantarse en Tinduf a buscar a Maloma, como asume lo imposible de esta empresa y vuelve mascar la solución diplomática que le han explicado en Exteriores.

Tan pronto sus palabras rezuman un punto de hartazgo como se recompone y deja bien delimitados los conceptos para separar el grano de la paja y que quede clara su postura: "Vamos a ver. Yo lucho por la liberación de mi mujer, no contra la causa saharaui, ni contra la autodeterminación de su pueblo, ni contra el reconocimiento de la República Árabe Saharaui Democrática. Yo lucho por Maloma". Quiere las cosas claras. A Ismael todavía le escuece el revuelo que se organizó cuando se ofreció públicamente a convertirse al islam si eso facilitaba el regreso a casa de Maloma. "Yo tengo mucho respeto por el islam. Si ofendí a alguien, lo siento mucho", afirma.

Vacaciones en Paz

Maaluma Takio Hamda, nacida en los campos de refugiados en 1993, conoció a su actual familia adoptiva con siete años, cuando empezó a participar en el programa Vacaciones en Paz. En 2005 pasó a vivir en acogimiento permanente con permiso de sus padres biológicos, que –como en numerosos casos similares– asumen el desgarro de despedirse de una hija a cambio de darle una oportunidad de vivir con libertad y con derechos, lejos de los campos, donde sus habitantes sufren unas condiciones de vida durísimas, falta de agua corriente, de alimentación adecuada, con una creciente dependencia de la ayuda internacional para sobrevivir.

En 2014 fue adoptada, para lo que fue decisiva su libre y adulta decisión. Actualmente está nacionalizada y tiene pasaporte español. Desde hace tres años es pareja de hecho de Ismael. Tras más de diez años sin ver a su familia –aunque Ismael asegura que hablaba con ella frecuentemente por teléfono–, Maloma decidió viajar en diciembre pasado para verla. "Sabía que había casos de chicas que no volvían, pero decía: 'Mi familia no es así'".

Su padre falleció cuando ella tenía cuatro años. Su madre está enferma, como tantas mujeres en los campos, donde la anemia está enormemente extendida por la escasez de alimentos frescos y la poca variadedad de la dieta. Viajó con su padre, José. Salieron el día 5 con billete de vuelta para el 12. Pero el 12 sólo regresó "Pepe", como se refiere Ismael a su suegro. "Un hermano cogió a Maloma por la espalda, y dos primos por las piernas cuando iba a coger el autobús hacia el aeropuerto. La metieron en un coche y se la llevaron al campo. Mientras tanto, se llevaron a otro a Pepe para tenerlo despistado, y se tuvo que volver solo", explica Ismael.

Cuatro conversaciones telefónicas

Entre el día 12 y el día 25 de diciembre Ismael pudo hablar cuatro veces por teléfono con Maloma. Desde entonces, nada. No saben nada de ella. Ni los padres adoptivos de Maloma ni Ismael han dejado de moverse. Pusieron una denuncia ante la Guardia Civil el 19 de diciembre, y otra ante la Subdelegación del Gobierno dos días después. Han tocado todas las puertas. Ismael tiene contacto regular con representantes del Ministerio de Exteriores –ha hablado incluso con José Manuel García Margallo–. La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, lo ha recibido. Se ha llegado a reunir con el representante en Andalucía del Frente Polisario. Ha dedicado tanto tiempo al tema en los últimos meses que maneja con soltura hasta las posibles soluciones diplomáticas de las que, con prudencia, le vienen hablando en el Ministerio. "Cuando esto pasó, no tenía ni idea de dónde ir. Vamos, me fui al alcalde de mi pueblo [Mairena], al que conozco por mi actividad en la hostelería", explica Ismael.

El pasado 22 de abril hubo un amago de liberación, que finalmente se vio frustrado sin que haya una versión oficial sobre por qué se malogró (numerosos medios de comunicación llegaron a publicar la noticia del inminente regreso a casa de Maloma tras su liberación). La familia de Maloma no da ninguna veracidad a los vídeos de la joven difundidos a través de redes sociales, en los que aparenta normalidad y afirma estar allí libremente. La joven, que cumple 23 años el 23 de abril, viajó a los campamentos con billete de vuelta. Está estudiando bachillerato y quiere ser policía, según su familia. Además de pareja y padres adoptivos, Maloma dejó en España una perra, Lala –"a mí a lo mejor me puede dejar, ¡pero a su perra no!", bromea Ismael–, y numerosas amigas.

Su nacionalización se produjo sólo siete meses antes de su viaje, algo que encaja mal con la idea de un deseo de volver a su casa original para siempre... y no contactar más con la que ha sido tu familia desde hace más de diez años. Dentro de unos días se celebra la boda de una prima hermana, a la que está muy unida, celebración para la que ya había comprado el vestido. Todo –desde lo estructural hasta lo más anecdótico– indica que Maloma se fue para volver. Y que quiere estar en España. La organización Human Rights Watch pidió al secretario general de la ONU, Ban ki-Moon, que intereda por Maloma.Human Rights Watch

Expresión libre de su voluntad

"Ella está sobreviviendo. Y si hace falta estará diciendo y haciendo lo que sea para sobrevivir. Pero su deseo es volver, por supuesto", afirma sin dudarlo Ismael. El Ministerio de Asuntos Exteriores trabaja en una fórmula para que Maloma pueda expresar libremente su deseo, según explicó públicamente el ministro Margallo, una declaración a la que se remite la versión oficial de su departamento. La idea es que no haya coacciones, que la familia biológica no esté presente, que haya un emisario de Naciones Unidas, un representante de la diplomacia española y un enviado del Frente Polisario, afirmó Arregui. "Eso sí, a ella le tienen que asegurar que si dice que quiere volver a España, no se la llevan otra vez para el Sahara", añade. Arregui es partidario de que esta expresión de su voluntad se produzca en Argel.

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Una familia "que lucha por no perder a su hija"

Ni el Frente Polisario ni la Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sáhara defienden que Maloma siga en los campamentos. Lo que tratan de hacer –en una posición que obliga a matices en un asunto que requiere una solución urgente– es situar el conflicto en el complicado contexto sociopolítico en el que se inserta. "Si observamos con cariño y respeto lo que ha sucedido, resulta evidente que el grave problema surgido, y que tanto dolor está generando, no es sino consecuencia de la reacción de una familia que lucha por no perder a su hija para siempre", afirma la Coordinadora en un comunicado, en el que varias veces subraya que la decisión que debe prevalecer es la de Maloma. Y añade la Coordinadora: "Cabe preguntarse como reaccionaríamos cualquiera de nosotras o nosotros, cómo reaccionaría una familia española que tras más de diez años sin ver a su hija o hermana, contemplan –con dolor e impotencia– el regreso de una mujer absolutamente desconocida, que ha perdido toda referencia cultural y emocional con su familia y con su propio pueblo".

"¿Quién puede ahora alzar la voz en defensa de los derechos humanos y la libertad? ¿Los que durante años y años callaron ante la ocupación, las torturas, el despojo, el exilio y el expolio? ¿Los que llenaron sus bocas de declaraciones y promesas incumplidas para un pueblo hermano del que somos directamente responsables?", pregunta la coordinadora en su comunicado. Abdullah Arabi, que no pone paños calientes e insiste en que la prioridad del Frente Polisario es defender la "libertad" de Maloma, sí invita a la reflexión sobre el hecho de que la joven pasara en España más de diez años antes de volver a ver, el pasado diciembre, a su familia biológica.

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