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Inmigrantes

Un mes de tensiones en el CIE de Barcelona

Un mes de altercados en el CIE de Barcelona

Beatriz Pérez | Barcelona

El martes 1 de noviembre, alrededor de 70 inmigrantes (mayoritariamente argelinos que habían llegado a España en patera) del Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) del polígono industrial Zona Franca de Barcelona se amotinaron desde aproximadamente las 9 a las 11 de la noche. Fueron dos horas en las que el pánico se apoderó del centro, pues había apenas 10 policías nacionales al cargo de la seguridad de la instalación.

Algunos internos levantaron barricadas e incluso intentaron fugarse. Todo acabó con la entrada de un equipo de antidisturbios. Según Jordi Campabadal, abogado de la campaña Tanquem els CIEs [Cerremos los CIEs] que se entrevistó con ocho de los 70 protagonistas del motín, las luces del centro se apagaron en el momento en que los internos eran trasladados a las celdas y algunos antidisturbios –todos ellos agentes de la Policía Nacional– aprovecharon para golpearles con las porras.

Tanquem els CIEs presentó el pasado viernes una queja ante el juez en la que pide que se investiguen los hechos ocurridos. La queja, a la que ha tenido acceso infoLibre, denuncia que los reconocimientos médicos a los que se sometió a los internos fueron “muy superficiales”. Según los pacientes, "la Policía apuraba las revisiones con la excusa de que tenía que ver a muchos enfermos".

Antecedentes

El motín de hace una semana vino tras un mes repleto de tensiones iniciadas con un intento de fuga el 19 de octubre y continuadas, cuatro días después (el 23 de octubre), con una huelga de hambre que un grupo de internos convocaron en solidaridad con el CIE de Aluche (Madrid), donde una treintena de internos ocuparon la terraza del centro como protesta pacífica (algunos de ellos estaban enfermos y, según denunciaron, no recibieron la atención adecuada).

La huelga de hambre de Barcelona, en la que participaron un 40% de los inmigrantes del centro, duró solo un día. Pero el hecho sirvió de indicador de la tensa situación que se vive dentro. El motín de una semana después no hizo sino confirmarlo.

"Muchas de las personas que se amotinaron hace una semana son las mismas que las de la huelga de hambre", explica el abogado Campabadal. "La razón del motín es reclamar su libertad", añade. Los activistas se enteraron de la revuelta a través de la prensa, al igual que sucedió con la huelga de hambre. Acudieron por la noche a la Zona Franca para mostrar su apoyo a los inmigrantes.

En el CIE barcelonés, que cuenta con un total de 220 plazas, hay actualmente unas 140 personas. El flujo de entradas y salidas es constante (no pueden estar internados más de 60 días), por lo que es difícil dar una cifra cerrada de la ocupación.

Idioma

"Tenemos indicios de que se han producido maltratos, pero nuestro gran problema es la opacidad que existe siempre en los centros de internamiento de extranjeros", explica Mercè Duch, miembro de Tanquem els CIEs. A esta dificultad se suma otra: las trabas a la hora de comunicarse con los internos, pues la mayoría no hablan castellano. Con frecuencia se necesitan traductores, un servicio del que, según denuncian los activistas, no siempre se puede disponer.

Así, por ejemplo, la queja que se entregó el viernes con motivo del motín del día 1 recoge que hubo una falta de traductores en el momento de la intervención policial, "lo que pudo llevar a que las personas que no entendían el idioma y, por tanto, las órdenes, fueran más agredidas que el resto porque no entendían lo que se les estaba diciendo".

Para Mercè Duch, la huelga de hambre de octubre no respondió solamente a la solidaridad con el centro de Madrid, sino también a la "tensión" que se vive en estos centros. "Los internos viven con mucha presión. Nunca saben si los van a devolver a su país o si los pondrán en la calle. Los amotinados del día 1 habían estado en otros CIE previamente", explica.

Violencia y discriminación

Desde Tanquem els CIEs opinan que solo hay una solución: cerrar estos centros de internamiento. "Están amparados por los tratados europeos, pero no son necesarios. Se podrían cerrar mañana mismo y no pasaría nada", denuncia Duch. Para ella, los CIE son producto de una política migratoria, en España y Europa, que es "violenta", "discriminatoria" y que tiene un "fondo colonial".

Los Centros de Internamiento de Extranjeros son establecimientos públicos de carácter no penitenciario en donde están retenidas, de manera cautelar y preventiva, las personas extranjeras que están inmersas en procesos de expulsión del país. Están desplegados por toda Europa.

La entidad SOS Racisme Catalunya, que también participa de la campaña Tanquem els CIEs, tiene claro que los hechos sucedidos en este último mes en la Zona Franca no cesarán mientras estos centros sigan abiertos. "Además, los internos saben que cuentan con la complicidad de mucha gente fuera, por tanto seguirán manifestándose", cuenta Alba Cuevas, portavoz de SOS Racisme.

Cuevas recuerda que los internos de los CIE "no han cometido ningún delito" y que están dentro simplemente porque "no tienen papeles". "Es grave que en un Estado de derecho se prive a las personas de libertad por una falta administrativa", asevera. "Sufren angustia, estrés y tienen miedo de la deportación. Y la asistencia social que reciben se la damos las entidades", concluye.

Cataluña, contra los CIEs

Con todo, Tanquem els CIEs agradece los esfuerzos de las administraciones –el Ayuntamiento de Barcelona, el Parlament de Cataluña y la Generalitat– por tratar de cerrar estos centros, pese a que esta es una competencia exclusiva del Ministerio de Interior.

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El pasado julio, Ada Colau ordenó el cese de la actividad del CIE de la Zona Franca –que estaba en obras de acondicionamiento– alegando que no tenía licencia de actividad. Interior lo reabrió posteriormente al entender que había cumplido con la normativa urbanística en las obras y porque este tipo de locales no están incluidos entre las actividades ambientales sometidas a licencia.

Tras la huelga de hambre del 23 de octubre, el Ayuntamiento de Barcelona anunció que dará una orden de precinto del CIE porque considera que incumple la normativa municipal y que mantiene a los internos en "condiciones infrahumanas". El precinto no tiene aún fecha pero, una vez se presente, el Ministerio del Interior deberá desalojar el centro en 20 días. Si no lo hiciera, el Ayuntamiento denunciaría por la vía penal.

El teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, Jaume Asens, que además dirige las áreas de Derechos de la Ciudadanía, Inmigración, Ciudad Refugio, Participación, Transparencia y Deportes del consistorio, opina que la única solución a este mes de altercados vividos en la Zona Franca es el cierre del centro.

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