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Amarna Miller: “'Podría destruirte' es una obra maestra hecha desde las entrañas”

Amarna Miller es mujer de muchas palabras. El verbo fluido y articulado de esta madrileña de 30 años, la ha convertido en hábil influencer en las redes sociales, en presentadora del programa de internet Este es el mood, y en autora de Vírgenes, esposas, amantes y putas, su nuevo libro. Antes de ello fue actriz y directora de cine porno. Llegó a ver la miniserie Podría destruirte, de HBO, aconsejada por muchos de sus seguidores y, como dice: “Se sumó que leí una reseña de las mejores series del 2020 y estaba la primera”.

Gracias a ello, hace un completo análisis de esta fascinante a la vez que desasosegante propuesta británica: “Me enganchó muchísimo porque hace un análisis superinteresante de la interseción entre feminismo y raza, y a la vez sin ser una serie explícitamente feminista. En muchas ocasiones, sobre todo últimamente, se hace demasiado hincapié en esta idea de que tiene que haber una serie de cuotas. Un personaje de un colectivo discriminado, uno feminista, y al final parece que estás viendo una especie de patrón repetido una y otra vez. Una cosa que me gusta mucho de Podría destruirte es que hace un análisis muy interesante sobre asuntos muy actuales, pero desde una perspectiva, no desde una cuota. De hecho, la protagonista te cae, a veces, hasta un poco mal, no acabas de empatizar con ella. Es una serie que te hace sentir muy incómodo, a veces estás temiendo un poco lo que van a hacer los personajes, la protagonista, y eso me gusta mucho. Me gusta que me remueva”.

“El que la actriz sea la guionista, en este caso, consigue que te agarre”

La miniserie está escrita, dirigida y protagonizada por Micaela Coel, conocida cómica, actriz y poeta británica de origen ghanés, que recoge en esta serie la violación que sufrió tras ser drogada en un bar. “Normalmente recelo cuando la actriz o el actor también hacen producción, dirección, guion, porque quien mucho abarca poco aprieta, pero, en este caso es espectacular. Creo que la serie lo muestra porque es una historia muy íntima, muy vulnerable, en la que se habla de cosas muy personales y creo que el hecho de que la actriz principal sea también la guionista y directora ha afectado muchísimo a la hora de hacer esta obra maestra porque se nota que está hecha desde las entrañas, es algo que te agarra y te lanza. En este caso creo que ha sido un auténtico acierto”.

Micaela Coel se abre en canal para contar esta historia, que resuena en Amarna Miller: “Me siento muy identificada, de hecho, es un poco lo que yo he hecho con mi libro. Escribir sobre tus experiencias también te empodera porque, de alguna manera, sacarlas ahí fuera les resta poder. Al racionalizar un sentimiento, al pasarlo de una masa abstracta de cosas que te remueven a letras, a palabras, de alguna manera lo filtras y haces que sea más fácil de gestionar, es más abarcable, tiene unos límites, se puede coger y se puede analizar”.

“Contar un hecho traumático quita poder a tu agresor y te lo da a ti”

Este análisis autobiográfico es aún más potente cuando se trata de acontecimientos traumáticos, según Miller: “En mi caso por lo menos, a la hora de hablar de maltrato, de una situación en la que yo fui objeto de violencia, contarlo en primera persona me convierte en sujeto. De alguna manera le quita el poder a mi agresor y me lo da a mí. En ese sentido es muy empoderante porque te sientes dueña de una situación de la que evidentemente tú no fuiste dueña en su momento. Creo que puede ser muy catártico, puede ayudarte muchísimo, entre otras cosas a somatizar el dolor. Es lo que todo el mundo recomienda. Cuando estoy triste lo que hago es escribir cómo me siento. Ayuda a filtrar las emociones y a llevarlas a una parte más lógica de tu cerebro, donde es más fácil abarcarlas, así que empatizo con Micaela. Nos hacen falta muchísimas más series como Podría destruirte”.

La violación no es el único acto sexual abusivo que se retrata. Micaela Coel sabe narrar la insatisfacción de ciertos encuentros y otros tipos de abusos más normalizados, algo que Miller agradece: “Me parece maravilloso. Me parece que hay que visibilizar que un hombre se quite el condón en mitad de una relación sexual es violación y, además, es un abuso del poder y una falta de entendimiento de qué es el consentimiento y dónde empiezan y acaban tus libertades y las de la otra persona brutal. Es necesario que se visibilice, también porque es un tipo de abuso sexual sobre el que no se suele hablar, igual que las date rapes (violaciones en una cita). Son tipos de abuso sexual que están saliendo a la luz de hace pocos años a esta parte porque se tendían a justificar. Parece que si tú ya has consentido hacer algo tienes que consentir todo lo demás que pase después. Y esto es horroroso, es una visión de la sexualidad muy narcisista, muy ególatra, muy egoísta y donde no se tiene en cuenta el consentimiento, ni la libertad, ni el placer de la otra persona. Horrible. Estoy muy contenta de la manera en la que Micaela lo ha planteado”.

“Las ‘gafas violetas’ nos han ayudado a revisitar y comprender experiencias que hemos vivido”

Amarna Miller achaca la agudeza de esta mirada al armazón teórico que ha proporcionado la lucha por los derechos de las mujeres: “Una de las cosas que nos ha dado el feminismo es una herramienta para revisitar y comprender desde otra perspectiva experiencias que ya hemos vivido. En ese sentido empatizo mucho con Arabella, la protagonista, y creo que es algo que, a medida que todas y todos nos hemos ido poniendo las gafas violetas, las gafas feministas, hemos ido comprendiendo, y a veces también asustándonos de cosas que hemos vivido en nuestro día a día, que hemos naturalizado y normalizado, comportamientos machistas terriblemente normalizados. Yo recuerdo una vez que fui a la tele hace unos siete años a dar una entrevista y el presentador me dijo que me diese una vueltecita por el plató para ver lo guapa que iba. Yo lo hice, porque lo normalicé, ¿por qué no? Y ahora lo miro desde la perspectiva actual y ¡madre mía! ¡Qué cosa tan machista y cómo pude yo entrar al trapo! Te arrepientes y dices: “Joder, ojalá no haberlo hecho”. Es importante y hay poder en la revisitación de estas experiencias, porque te hace comprender cosas que no quieres volver a hacer o donde no quieres volver a caer. Te hace más fuerte”.

Coel trata en Podría destruirte aspectos problemáticos de las relaciones sexuales sin excluir su parte de responsabilidad: “Creo que uno de los puntos claves que plantea la serie —corrobora Miller—, es que no puedes mezclar sexo, especialmente sexo con personas desconocidas, que acabas de encontrarte esa misma noche, con algún tipo de sustancia que haga que tu conciencia esté alterada. En el caso de Micaela es el alcohol. En los primeros episodios está pasándose mil pueblos en el consumo de muchas sustancias, especialmente alcohol. Está que se desmaya y eso le hace vulnerable a ciertos tipos de acosos, e incluso a una agresión sexual. Si bien la culpa no es de ella por ir borracha, obviamente, es un factor a tener en cuenta. Yo no me acuesto con alguien a quien acabo de conocer si estoy borracha. Para mí, es un límite. Si la otra persona va borracha tampoco me voy a acostar con ella. En todo caso nos intercambiamos los números y ya veremos en el futuro. Creo que debería ser un límite para muchas más personas en la sociedad porque más te vale perder un polvo que violar el consentimiento de otra persona”.

“A las mujeres se nos ha inculcado que tenemos que ser complacientes”

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La serie se centra en la protagonista y sus amigos, cercanos a los treinta años, pero este retrato de relaciones sexuales desconcertantes, que los protagonistas no están seguros de si han sido o no satisfactorias en absoluto es exclusivo de una generación, según Miller: “Creo que pasa en todas las edades, no es propio de la generación Z ni de la millennial el dudar de tus propias experiencias. Es algo muy inherente a las mujeres en concreto, porque se nos ha inculcado que tenemos que ser complacientes, que tenemos que ser dóciles. En muchas ocasiones supeditamos nuestro placer, nuestros deseos y nuestras necesidades a los ajenos. Esto es un problema grave porque nos hace acceder, en ocasiones, a cosas que realmente no queríamos hacer y hay consentimiento, porque estás accediendo, pero es una sensación extraña porque realmente no estás disfrutando ni quieres hacerlo. Creo que no es de ahora, tiene que ver con la construcción de la identidad femenina, creo que en esta serie se retrata muy bien ese revisitar experiencias que no tienes claro si han sido buenas o malas y creo que todas hemos vivido eso más allá de la generación a la que pertenezcamos”.

Aunque la protagonista busca justicia mediante denuncia policial, para Miller lo que verdaderamente quiere contar esta propuesta “es el camino interno de la protagonista para llegar a comprender cómo ha acabado siendo una víctima de violación, cómo enfrentarse a ello, cómo hablarlo con sus amigos, con su entorno, con su madre y creo que ese es el hilo central de la serie y la trama real, no tanto lo que pase o no pase con este hombre”.

Micaela Coel ha sido peleona con su obra. Rechazó la oferta de Netflix porque no le garantizaba los derechos del producto final, entre otras exigencias: “A veces hay que plantarse, –apoya Miller–. En muchas ocasiones, por tener la atención de una marca grande, como puede ser Netflix, un gigante de la industria, cedemos a cosas que realmente no queremos hacer. Me parece muy bien poner límites, imponerte. Ole por Micaela”.

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