Arte

El British Museum desembarca a lo grande en El Prado

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Francisco Chacón

El Museo del Prado, modelo de institución cultural con alto (y creciente) grado de autofinanciación, abre sus puertas a una exposición íntima que inunda las salas de su ampliacón con 71 dibujos procedentes del British Museum. Un complemento perfecto para la colección permanente de la pinacoteca dirigida por Miguel Zugaza a través de obras de Goya, Murillo, Zurbarán, Ribera, Paret, Berruguete o Alonso Cano. Es Mark P. McDonald, conservador del Gabinete de Dibujos y Grabados del British, quien pone en pie una muestra llamada a convertirse en una de las referencias de la temporada artística en el Paseo del Prado.

Las piezas testimonian "el exquisito gusto que desarrollaron los coleccionistas ingleses por el arte español a lo largo del siglo XIX", precisa el coordinador general del proyecto en el museo madrileño, José Manuel Matilla, jefe del Departamento de Dibujos y Estampas del Prado.

La retrospectiva, accesible al público desde ayer miércoles hasta el 16 de junio, presenta trabajos que, casi en su totalidad, no habían podido verse nunca antes en España. En realidad, es la primera vez que este excelso conjunto titulado 'El trazo español en el British Museum' sale del Reino Unido.

Sólo dos pinturas jalonan la exposición, con el fin de ampliar la perspectiva sobre dos dibujos prepatarorios de Vicente Carducho y Luis Paret. El resto de los carboncillos plantea un recorrido en orden cronológico, desde mediados del siglo XVI hasta el XIX. Más de tres centurias, con la labor de las escuelas regionales una por una.

Así, la muestra arranca con los artistas que desarrollaron su actividad en Castilla. Son creadores no siempre españoles, pues también pueden contemplarse dibujos de algunos italianos que participaron en la decoración del Monasterio de El Escorial, como Pellegrino Tibaldi.

El itinerario continúa en el siglo XVII madrileño, con Francisco Rizi, Francisco de Herrera 'El Mozo', Juan Carreño de Miranda o Francisco Camilo.

Son trazos muchas veces diseñados para representaciones teatrales o proyectos arquitectónicos. La antesala para los profesionales que se hicieron notar en Sevilla, Granada y Córdoba. Destacan aquí Alonso Cano, Zurbarán o Murillo, mientras el espectador se prepara adentrarse en el Nápoles de Ribera o la Valencia de Ribalta, Orrente, Conchillos o Camarón.

La fundación de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1744 da paso a una de las secciones más fastuosas de la colectiva, que desemboca, cómo no, en Goya y retrata el papel crucial desempeñado por dos escritores de la época: Richard Ford (que viajó a Sevilla para adquirir varias piezas) y William Stirling Maxwell. No menos fundamental resultó la colección atesorada por el vizconde de Castel Ruiz, gran protagonista activo en una histórica subasta celebrada por Christie's en 1846.

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