Cine

Haifaa Al-Mansour: “Espero inspirar a las chicas jóvenes y que comprendan su potencial”

La cineasta Haifaa Al-Mansour.

Hará unas tres décadas, una niña presenciaba desde su casa cómo la gente se enamoraba, reía y lloraba, cómo los soldados luchaban por sus países. Cómo se vivía en Colorado, o en cualquier otro lugar del mundo. El tiempo que hacía y las modas que se llevaban. Todo, desde su sofá plagado de mocosos saltarines en un pequeño pueblo de Arabia Saudí. Esa mirilla que le conectaba con otros universos, con otras culturas y con otras historias, era, cómo no, el cine. Todo ese tiempo después, Haifaa Al-Mansour (1974) se ha convertido en la primera mujer cineasta de su país. Este viernes estrena en España su película, que es también su pequeña gran hazaña, La bicicleta verde. Una historia inspirada en su propia vida y la de sus allegados, intimista y luminosa, sobre una chica avispada y valiente a la que no hay manera de amedrentar. Y que lo que quiere es eso, una bicicleta verde, un lujo reservado a los hombres.

Enfundada en unos llamativos pantalones fucsia, con zapatillas de deporte, la sonrisa de Al-Mansour no da en absoluto muestra de las dificultades y los obstáculos que ha tenido que sortear hasta llegar al hotel de Madrid donde los periodistas hacían cola para entrevistarla. Pero han sido unos cuantos. “Me costó mucho escribir el guion, y luego encontrar a un productor, porque una película de Arabia Saudí sobre la vida diaria no es como la típica película que sale de Oriente Medio con gente violada o lapidada”, explica. “Esta película es feliz, así que costó bastante tiempo encontrar financiación y juntar a todo el mundo. Cinco años de trabajo duro y de convencer a la gente”.

Tras encontrar a un gerente de producción televisivo que le gestionó los permisos para grabar en su país, llegó el momento del rodaje. Que, claro, también tuvo su intríngulis. Al no poder trabajar mano a mano con hombres, la directora tenía que encerrarse en una furgoneta, desde donde enviaba sus instrucciones a través de un walkie-talkie. “Pero para mí era importante grabar en Arabia Saudí para mantener la autenticidad de la película y también para mostrar la energía de allí, porque nadie sabe cómo es el país”, cuenta. “Ahora es un momento emocionante, porque el país se está abriendo y hay espacio para las artes, así que es positivo formar parte de lo que está pasando allí”.

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De encontrar otros mundos en la pantalla, la directora ha pasado así a mostrar el suyo en las pantallas del resto del mundo. Que no en su país, ya que allí el cine está prohibido. Por eso ella entró en contacto con ese arte y medio de expresión desde su casa, junto a sus once hermanos, todos revoloteando por la habitación y dando brincos cada vez que su padre les tría del videoclub de su barrio alguna película de Bruce Lee o Jackie Chan. Aunque a ella, reconoce, en realidad le gustaban más otras historias. “Cuando vi Blancanieves fue el mejor día de mi vida, con aquella chica, y los pájaros cantando”, recuerda. “Aunque nunca jamás pensé en convertirme en cineasta. Era algo tan sagrado, tan grande… ni siquiera me imaginaba cómo se hacían las películas”.

El momento de la verdad llegó cuando acabó la carrera y se alejó de su hogar, más abierto e igualitario que la sociedad que le esperaba fuera. “En el trabajo me sentía tan invisible como mujer que quería hacer algo como hobby. Así que me puse a hacer mi primer corto, con mi hermano sujetando la cámara y mi hermana las luces”. A pesar de ser una producción muy pequeña, aquel trabajo fue aceptado en un concurso en Abu Dhabi, donde supo por primera vez que era la única mujer saudí que había realizado una película. “Fue un sentimiento increíble, aunque lo que en yo quería en realidad era tener mi propia voz, mi identidad”.

Aunque La bicicleta verde no ha llegado aún (en DVD, se entiende) a Arabia Saudí, su eco ya se ha dejado sentir. “Muchos saudíes vinieron al estreno, que fue en Dubai, y hubo mucho revuelo, muchos medios lo han recogido”, señaló. “Hay sectores conservadores que están en contra de que una mujer haga una película, pero también hay mucha gente joven que está feliz de ver una película sobre una chica en Arabia Saudí. Recuerdo que una mujer me dijo: 'Ahora sé lo que sienten los americanos cuando ven su país en una película, porque es lo que yo acabo de ver”. Y eso, crear ilusión y esperanza, es lo que quiere transmitir con su filme. Con la historia que narra, y con su materialización. “Si quería ser honesta conmigo misma, tenía que hacer una película sobre mujeres, porque esa es mi vida. Espero inspirar a las chicas jóvenes y que comprendan su potencial”.

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