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El lado negro de la región más blanca

La portada de 'El último lapón', de Olivier Truc.

Esta novela no es una novela, es una excusa. Una excusa para contar, para destapar, para divulgar. Para hacer conocer, desde la atalaya de la ficción, una realidad cercana en el espacio y ancestral en el tiempo, la de Laponia, el lomo de ese león de las nieves que es la península escandinava, una región de gélida y extrema belleza compartida por Suecia, Noruega, Finlandia y Rusia. “Los personajes me han obligado a hacer de la historia una novela policíaca”, explica Olivier Truc, periodista francés que trabaja como corresponsal para Le Monde y Le Point desde Suecia, país en el que reside desde hace dos décadas, y que ahora publica en España su primera novela, El último lapón (Destino), por la que ya ha recibido los premios Quai du Polar 2013 y Mystère de la Critique 2013.

“He hecho muchos reportajes en Laponia, y en una ocasión viví dos meses con la comunidad sami, por lo que recogí multitud de historias. Me entraron ganas de hacer más cosas con eses material, y una novela policíaca parecía algo natural”, señala, para después apuntar entre risas que quizá, “la novela negra se inventó para los periodistas frustrados: veo el libro como una prolongación natural de mi trabajo como periodista”. En su estancia en Laponia, Truc (Dax, 1964) conoció a una pareja de policías de renos (un cuerpo que se dedica a proteger el hábitat natural y que existe en la Laponia noruega aunque, como licencia, el autor ha expandido su radio de acción en la novela a toda la región) que han servido de inspiración para los protagonistas de la historia, Klemet Nango y Nina Nansen, un hombre a punto de la jubilación y una joven.

“Él es de origen sami, pero no es criador de renos, que son como la élite sami. Ella viene del sur de Noruega, y no conoce nada de la cultura sami, que va descubriendo de manera cándida”, explica el escritor, que a través de los personajes indaga en cuestiones como los problemas de identidad en el seno de la sociedad lapona. Acostumbrada a disfrutar de las ventajas de un robusto estado del bienestar y criada en la creencia en las proverbiales civilidad y tolerancia escandinavas, la protagonista atestiguará y pondrá en evidencia una situación que desconocía y que la dejará tan sorprendida como desorientada: la del racismo contra los últimos aborígenes europeos.

“Sí, hay una realidad de racismo y xenofobia sobre los samis”, asegura Truc. “Por ejemplo, ahora existe un conflicto en la Laponia sueca: se trata de unas manifestaciones contra un proyecto de minas de hierro sobre las que los periódicos hablan, y en los comentarios de las noticias se puede ver que hay muchísimos que son racistas”. En una existencia eternamente bajo cero, el particular entorno y la hostil y misteriosa naturaleza, que los samis se empeñan con fiereza en defender de los ataques de las corporaciones que quieren hacer de ella su negocio, no podían dejar de ser otro de los ingredientes de la novela, tanto como para erigirse incluso en parte integrante y fundamental del elenco protagonista.

El periodista y escritor Olivier Truc / PHILIPPE MATSAS OPALE

“El efecto del paisaje y el clima allí es muy grande para las personas”, apunta el autor. “Es muy bello pero también es muy duro, y es algo que me fascina, cómo los hombres sobreviven en esas condiciones. Las gentes son muy conscientes de que son invitados, y que es la naturaleza la que decide sobre ellos”. En torno a los elementos, a la flora y la fauna, en torno a los moradores de aquellas tierras, los sami construyeron una religión animista cuya fe, aunque ya no impera en una sociedad predominantemente protestante, se mantiene de manera muy presente en el día a día en forma de vestigios culturales. De ahí que la misteriosa desaparición de un tambor sami, un instrumento que permitía a los chamanes comunicarse con los muertos, sea el punto de partida de este relato con final inesperado.

“Ya solo quedan 71 tambores sami, que se preservan en museos de los que ninguno pertenece a Laponia”, dice Truc. “Es uno de los conflictos que existen en la zona, y que me sirve para novelar la historia”. Dado que, como señala el autor, la imagen común de la Europa del norte es una de glamur y bonanza, él afirma plantearse como vocación, ante todo, difundir una verdad ocultada, “la de una población que vive de manera diferente y que tiene ese derecho, que no es respetado”. Con enormes cantidades de documentación acopiada tanto en primera persona como a través de distintas lecturas, Truc ya tiene entre manos una secuela de esta novela, a la que posiblemente se añada al menos una tercera entrega. “No creo que vaya a llegar a diez, pero si me canso", bromea, "sé que siempre puedo matar a los personajes de frío”.

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